Fernández Díaz, Villarejo y la cúpula policial, posan un año antes de la detención del comisario

ABC revela en exclusiva una fotografía de la plana mayor reunida con motivo de la jubilación del DAO Eugenio Pino

Isabel Vega

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Junio de 2016. El entonces ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, sonríe en primera fila rodeado y seguido del grueso de lo que constituyó la cúpula policial de su mandato. A su izquierda, el entonces director General de la Policía, Ignacio Cosidó, flanqueado por Arsenio Fernández de Mesa, que dirigía la Guardia Civil. A su derecha, el hombre del día, Eugenio Pino . El Director Adjunto Operativo se jubilaba, de ahí la reunión. La resolución de la fotografía que hoy publica en exclusiva ABC no impide distinguir, tres filas por detrás del ministro, a un hombre con el que pocos quieren ya compartir una foto. El comisario José Manuel Villarejo, con gafas, traje gris y la mano en la boca, posa distraído . Estaba también de salida ya del Cuerpo en aquella época. Lo que no sabía es que en cosa de año y medio pasaría de estar en el centro de esa imagen a ocupar celda de la cárcel de Estremera.

No es fácil encontrar en una misma fotografía los rostros del exministro y del comisario. La imagen forma parte de uno de los pocos encuentros sociales donde, según ha explicado varias veces Fernández Díaz, se encontraron a lo largo de los años. Él tiene declarado dentro y fuera de la Audiencia Nacional que no despachaba con Villarejo. Su interlocutor en el ministerio, que lo había, era Francisco Martínez, primero jefe de Gabinete y después, secretario de Estado de Seguridad. Los tres, como Eugenio Pino, están procesados por su presunta participación en la Operación Kitchen. Pero a diferencia de los primeros, Martínez no figura en la foto.

La Kitchen, agotada en la Audiencia Nacional, sigue no obstante su camino en el Congreso. Este miércoles vuelve Villarejo a someterse a las preguntas de los grupos sobre aquella operación que, en teoría, buscaba sustraer documentación sensible al extesorero del PP Luis Bárcenas. Dicen en su entorno que piensa contestar a todo sin tapujos, como ya lo hiciera la última vez. Acabó apuntando al expresidente Mariano Rajoy y luego hubo de ratificarse en el juzgado. La diferencia es que ahora la causa está ya formalmente cerrada.

Regresa a la Cámara, además, en un receso del primer juicio que se celebra contra él en la Audiencia Nacional y que no se reanuda hasta el próximo 15 de noviembre. Es el mismo juicio en el que pretende demostrar que no era el apestado que ahora dicen quienes le acompañaban con uniforme, sino un 'fontanero' del Estado -célebre es su frase de que lo suyo era limpiar la cloaca, no alimentarla- con empresas propias, sí, pero toleradas durante décadas por su cadena de mando.

Y esa cadena incluye a Pino, epicentro de unos modos y maneras de hacer en la Policía Nacional cuestionados dentro y fuera, también en los tribunales, ahora con Kitchen en el centro. Se le atribuye el conocimiento y la coordinación de aquel operativo desplegado bajo su mando. Dejó una frase ante el juez preguntado por este asunto. «Hemos hecho muchísimas operaciones, algunas nos pondrían los pelos de punta, y todo por la seguridad ciudadana y el interés de España».

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