Estafadores del amor y la pena

La Policía interviene manuales del perfecto timador a una red de «Love Scam»

Los delitos cibernéticos han crecido al ritmo de las redes sociales

Esta funcionalidad es sólo para registrados

El amor o más bien la falta de él y la pena son dos de los sentimientos más explotados por los estafadores, que han ampliado sus caladeros de víctimas gracias a las redes sociales. Engaños perfeccionados que solo necesitan un teléfono y la credulidad o la solidaridad del que está al otro lado. El 75 por ciento de toda la ciberdelincuencia corresponde ya a estafas, según datos oficiales. En las últimas semanas la Policía madrileña ha destapado dos redes que no tienen nada en común, salvo que han manejado las voluntades de sus víctimas de forma magistral hasta desplumarlas, tejiendo una madeja de mentiras a precio de oro.

Facebook y twitter fueron las dos redes sociales utilizadas de forma mayoritaria por los estafadores de la operación Humus. Eran tres nigerianos que se valieron de una de las versiones del engaño conocido como «Love Scam», una evolución de las antiguas «cartas nigerianas». Seleccionaban a mujeres mayores de 50 años divorciadas o viudas; primero les relataban sus heroicidades y penurias y luego les susurraban palabras de amor. De ahí a vaciarles la cuenta corriente solo había un paso. Los tres amigos consiguieron un botín de casi 500.000 euros, de los que se han encontrado poco más de cincuenta mil.

A estos individuos, afincados en Alicante y en situación legal en nuestro país, les intervinieron los agentes de la Unidad Adscrita a los Juzgados madrileños de Plaza de Castilla tres manuales del perfecto timador. Unos cuadernillos en correctísimo castellano que les servían de guía para no cometer errores a la hora de escribir a sus víctimas y les elevaban por encima de un estafador de medio pelo. Se hacían pasar por militares o médicos que trabajaban en ONGs en países en guerra y aportaban fotografías de varones latinos o norteamericanos de buen ver.

Para que el engaño fuera impecable en esos manuales, cuadernos manuscritos, habían anotado todas las graduaciones militares del arma a la que supuestamente pertenecían; el organigrama y estructura de la ONG elegida, las formas de saludo y despedida más altisonantes, formularios de instituciones gubernamentales o estructuras de empresas que sustentaban los distintos pasos de la estafa. El lenguaje caballeresco y galante, sacado de otra época, era una de sus armas favoritas y a ella recurrían cuando tras los primeos contactos llegaban la hora de que la víctima pasara por caja. «Ahora que ya tenemos cierta confianza y pronto podremos mirarnos a los ojos...». Más de una quincena de mujeres solas y necesitas de cariño cayeron rendidas en varios puntos de España . Les pedían dinero para salir del país, cruzar una aduana con un coche cargado de oro o joyas y pagar los trámites administrativos. El tiempo que lograran mantener la farsa condicionaba los envíos de dinero que les hacían las víctimas.

Mientras, uno de ellos, era pareja de hecho de una española y vivía con ella y con su bebé recién nacido en Alicante. La Policía logró detener a dos de los timadores; el tercero huyó a Nigeria cuando ya había sido denunciado por alguna de las mujeres. Los tres tenían antecedentes por estafa, pero no por el método «Love Scam», uno de los timos más de moda que ha encontrado un filón en los chat privados de las web de citas y redes sociales. Muchos hombres solos, algunos ancianos, también son víctimas habituales de esta estafa.

Los dos detenidos de la operación Humus no vivían con ostentación aunque en los registros llevados a cabo en Terrasa, Valencia y Alicante encontraron móviles y ordenadores de última generación, unos 9.000 euros en efectivo, hachís, marihuana y básculas para pesar la droga. Las cuentas corrientes a las que llegaba el dinero las abrieron con identidades falsas.

«Yo en mi carrera no he visto nada igual», asegura el comisario Hermes de Dios, al frente de la comisaría madrileña de Chamartín. Sus funcionarios han desmantelado una insólita trama familiar de presuntos estafadores , que salvo la enfermedad del cabeza de familia lo inventaron todo: muertes, entierros, violaciones, accidentes de tráfico, abogados y jueces que jamás han pisado una Facultad de Derecho. Lograron estafar casi 500.000 euros, 375.000 a una sola mujer movida por la pena y la solidaridad, otro gran caladero para quienes viven del engaño.

Dolores y Macarena, madre e hija onubenses, acudieron al programa de televisión «Entre Todos» en 2014 en busca de ayuda para comprar un andador y pagar una terapia alternativa del padre. Estaba impedido en una silla de ruedas tras un accidente de moto que le causó parálisis cerebral. «Pidieron 5.000 euros y recaudaron 21.000 en un rato, así que vieron un negocio», resume el inspector jefe Miguel Sánchez, responsable de Policía Judicial de Chamartín. Aclara que ahí no hay ninguna estafa.

Las mujeres pidieron los teléfonos de aquellos espectadores que les habían ayudado para darles las gracias. Pasado un año, decidieron hacer otra «ronda» telefónica para pagar el entierro del padre: 8.000 euros . Pero el padre estaba vivo. Ahí empieza el engaño. Algunos volvieron a ayudarles, pocos, pero sí lo hizo una mujer de Madrid. Ella fue la víctima seleccionada que llegó a entregarles 375.000 euros y a convencer a su hermana que dio otros 38.000 euros a los estafadores, a espaldas de sus respectivas familias.

Al primer entierro le sucedieron los demás desastres, dignos de un culebrón, con los que fueron agrandando el engaño: un infarto de la madre, la violación de la hija que contrajo sida y perdió al bebé; la muerte posterior de la madre. Todos con el consiguiente desembolso de dinero por parte de las víctimas, sin un solo contacto personal y con un bombardeo diario de whatsapp de los estafadores.

A medida que las desgracias iban "mermando" a la familia onubense, entraron en escena nuevos personajes: unos ficticios y otros reales que reclamaban más dinero y caridad. Nuevas muertes y entierros, enfermedades, amistades que de las estafadoras iniciales. Hasta que la víctima, acosada e incapaz de poner freno, les amenazó con denunciarlos. En ese momento, en la trama aparecieron supuestos jueces y abogados que iban a encargarse de reclamar las supuestas negligencias médicas que habían causado las muertes de cartón. «No era tan burdo porque de ese modo crearon en la víctima la falsa esperanza de que recuperaría una parte de su dinero », explica el inspector jefe.

Pero las peticiones de fondos no cesaron y cuando la cuerda estaba a punto de romperse, Dolores, el origen de la estafa envió a su hermana a Madrid para que hablara con las hermanas víctimas. Ese encuentro nunca llegó a producirse y finalmente dieron el paso de denunciar. La Policía arrestó a madre e hija y ha imputado a otros tres miembros de la familia. Comprobaron que recibieron en una cuenta casi 500.000 euros pero los transfirieron a otras y de esa también han desaparecido. El clan familiar utilizaba teléfonos distintos a nombre de varios parientes , como su anciana madre, que también figuraban en cuentas corrientes. Nadie en su pueblo, Hinojares, sospechó de los estafadores de la pena. Y si lo hicieron, miraron para otro lado. Por ahora no se ha recuperado ni un euro.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación