Pablo Iglesias e Iñigo Errejón, en sus asientos del Congreso
Pablo Iglesias e Iñigo Errejón, en sus asientos del Congreso - EFE

Errejón o la izquierda de siempre

El pulso entre Iglesias y el número dos del partido condiciona el futuro de Podemos

Madrid Actualizado: Guardar
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Tras las primarias en la Comunidad de Madrid y la victoria del candidato de Pablo Iglesias, Ramón Espinar, sobre la de Íñigo Errejón, Rita Maestre, quedó claro que Podemos emprendía un rumbo inequívoco hacia posturas enmarcadas en la izquierda radical clásica. En la inevitable interpretación a nivel nacional, Iglesias se impuso a Errejón, gracias en gran medida a una alianza forjada con los anticapitalistas.

Pero este acuerdo no solo se circunscribe a Madrid: el secretario general de Podemos la necesit a para mantener el poder. También podría garantizárselo con un acuerdo previo con Errejón, pero por ahora lo ha rechazado. En el entorno del secretario político aseguran que nunca ha querido disputar la Secretaría General y que solo ambicionan un nuevo Podemos que no pierda el germen que llevó a las primeras elecciones generales.

Y creen que es el entorno de Iglesias el que fomenta el choque. Pero, aunque los anticapitalistas no pacten de entrada con Iglesias ni tampoco lo haga Errejón, al actual líder le basta con el recelo que se profesan ambos sectores para evitar un candidato alternativo.

El Podemos de Errejón no es menos radical en sus planteamientos máximos, pero sí persigue un discurso y un estilo más constructivo.

Vistalegre II

Aunque todavía no hay fecha para la nueva asamblea (Vistalegre II), sí existe consenso en que debe caminarse hacia un partido en el que las direcciones autonómicas tengan más poder. Los inscritos tendrán que votar el alcance, tras la propuesta de Teresa Rodríguez de c onstituir Podemos Andalucía como un partido autónomo. Aunque Errejón no vaya a competir por la Secretaría General, existen posibilidades de que los suyos compitan en otros espacios. El primero, la nueva composición del consejo ciudadano estatal. Los errejonistas van a demandar un sistema de elección más proporcional, porque con el método actual la candidatura perdedora solo ocupa el 20% de la dirección:lo que le sucedió a Rita Maestre en Madrid, pese a tener el 43% de los votos. Aunque el objetivo sigue siendo consensuar una lista con Iglesias para este órgano, si no se logra la opción de una lista alternativa está abierta.

Podemos tiene que debatir también su papel como oposición. Durante estos meses aprovechan la ausencia de liderazgo del PSOE para disputarle ese puesto. Aunque en el aspecto mediático parece que lo han conseguido, en cuanto han comenzado las negociaciones importantes han sido los socialistas quienes se han colgado la medalla de la sustitución de la Lomce y la futura subida del salario mínimo.

La relación con IU

Podemos también se juega eso en su futuro Congreso. No ya si es más o menos radical, sino si centra su horizonte en la agitación política y abrazado a la izquierda tradicional que un día repudió o mantiene las tesis populistas de su primera etapa. El secretario de Organización, Pablo Echenique, intentó desviar la pasada semana la posibilidad de que IU y Podemos vayan a convertirse en poco tiempo en un único partido, aunque reconoció que Vistalegre II debatirá «la relación con los aliados». Y en este punto Errejón no está dispuesto a ceder más. Creen que ya se ha alcanzado un límite, más allá de mejorar la coordinación en el grupo parlamentario de Podemos.

Errejón justifica su posición en que «los que faltan» son ciuda danos que «no necesariamente comparten etiquetas». Y contestó hace unos días con un «rotundamente no» a la disolución de IU en Podemos. «La unidad de la izquierda es importante, pero por encima está la unidad popular. Aspiramos a un objetivo más ambicioso:la construcción de una mayoría popular nueva, que no siempre coincide necesariamente con la suma de siglas».

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