Entierran vivo a un informático que se resistió al robo de su coche

La víctima quedó con una mujer para tener una aventura, pero era el cebo de la banda

Roberto Pérez

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La Guardia Civil ha detenido a dos personas, un hombre y una mujer, como presuntos integrantes de una banda que se había especializado en asaltar a hombres con los que se citaba una mujer que hacía las veces de cebo , a través de una conocida red social de contactos. Se vincula a este grupo con el asesinato de un informático vasco cuyo cadáver fue hallado enterrado el pasado domingo por un agricultor en un campo de cultivo entre las localidades de Luceni y Boquiñeni. Se cree que la víctima, tras ser asaltada y golpeada, fue enterrada viva .

Las detenciones fueron practicadas a primera hora de la tarde de ayer en la localidad zaragozana de Pedrola, en cuyos alrededores fue hallado el cuerpo del informático José Antonio Delgado. Tenía 54 años y vivía en Guecho (Vizcaya). Según informó «El Periódico de Aragón», el primer examen del cadáver apunta a que fue enterrado con vida, porque el examen forense encontró tierra en sus pulmones.

Según esa misma información, la víctima había entrado en contacto con una mujer a través de la red social Badoo y se citaron en Zaragoza. El 6 de septiembre viajó a la capital aragonesa para encontrarse con ella y ya no se supo nada de él hasta el pasado domingo, cuando se encontró su cadáver enterrado a las afueras de Pedrola. Los investigadores creen que la pareja lo mató porque el informático se resistió al robo de su coche.

Al cierre de esta edición se desconocían las identidades de los detenidos, pero se trataría de un marroquí y una suramericana. La Guardia Civil registraba ayer tarde una nave de Pedrola en busca de pruebas para resolver el crimen. El juzgado que lleva el caso ha declarado el secreto de las actuaciones y la Benemérita ha evitado dar ningún detalle al respecto.

Al parecer, al registro de la nave de Pedrola se habrían sumado varios agentes de la Ertzaintza llegados desde Guecho, localidad vizcaína donde residía el fallecido y en la que se denuncio su desaparición el pasado 8 de septiembre. En las pesquisas también están participando especialistas de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil.

Pese al hermetismo oficial, los detalles que han trascendido apuntan a que no se ha tratado de un crimen aislado, porque el modus operandi coincide con al menos otros dos asaltos sufridos por hombres en los últimos meses en esa misma zona, en el entorno de Zaragoza. Se ha apuntado que dos hombres denunciaron haber sido víctimas de robos violentos tras haber quedado con una mujer a través de internet para mantener una cita amorosa. Ellos vivieron para contarlo y pusieron sobre la pista de un grupo que tendría como ámbito de actuación esa zona de la provincia.

Venta del automóvil

La tipología era coincidente: contactaron con una mujer, se citaron y, tras quedarse a solas, les instó a desplazarse a un lugar apartado en busca de intimidad. Allí las víctimas eran asaltadas violentamente por tres individuos que les robaron todas sus pertenencias, dinero, tarjetas bancarias y el coche. Según «El Periódico de Aragón», el informático vasco habría sido víctima de la misma trama delictiva. Los resultados de la autopsia apuntan a que sufrió una paliza, pero que aún respiraba cuando fue enterrado . Queda por aclarar, de confirmarse estos extremos, si los autores del crimen lo enterraron a sabiendas de que aún estaba con vida.

El vecino de Guecho asesinado se había citado con una mujer en la capital aragonesa para pasar el fin de semana, pero el lunes 8 de septiembre no volvió a trabajar. Ello hizo saltar las primeras alarmas, ya que el hombre se marchó de casa con escaso equipaje. Tras perpetrar el crimen, los autores metieron el cadáver en el maletero de su coche, un Mercedes, en el que le llevaron hasta el campo de cultivo.

Días más tarde, un hombre y una mujer quedaron con un vecino de Zaragoza para venderle ese coche, matriculado en el año 2018 y valorado en alrededor de 50.000 euros. El comprador vio la oferta en una plataforma de internet y se puso en contacto con los vendedores, que le dijeron que el dueño del automóvil estaba enfermo y no había podido acudir. Para dar credibilidad a la operación, aportaron la documentación original del coche y ambas partes firmaron un contrato.

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