Elecciones 2016La política calienta motores para el 26-J

Estas elecciones presentan el mayor grado de incertidumbre de las celebradas en España en mucho tiempo

Madrid Actualizado: Guardar
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Quedan 21 días para que se abran las urnas el 26-J por la noche, en unas elecciones generales que, a juicio de muchos analistas, presentan el mayor grado de incertidumbre de las celebradas en España en mucho tiempo. Con cuatro «actores» principales, el baile de escaños solo se conocerá al final del recuento en varias provincias y de ello va a depender que Mariano Rajoy gobierne con comodidad mediante un pacto con Ciudadanos y una eventual abstención del PSOE, o que Pedro Sánchez obre el milagro de gobernar con Podemos. Eso si Pablo Iglesias no lo adelanta como segunda fuerza, lo cual supondría una debacle seguro del PSOE y la salida del líder socialista de la Secretaría General. De momento, los cuatro partidos se preparan para tres semanas trepidantes con un hito clave, el debate a cuatro que van a celebrar los candidatos el 13 de junio. Muchos creen que de ahí saldrá claro el próximo presidente del Gobierno.

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  1. Rajoy busca recuperar el «espíritu del 96»

    La responsabilidad se siente en el cuartel general de los populares. Desde los cabezas de lista hasta los diputados que cierran las candidaturas cargan en su espalda con el convencimiento de que España se la juega en las próximas elecciones generales. No sirve solo ganar; el resultado tiene que ser suficiente para gobernar con cuatro objetivos: consolidar la recuperación económica, resolver el problema territorial, la garantía del Estado del bienestar y el cumplimiento de los compromisos internacionales.

    A cinco días del arranque de la campaña electoral, con escándalos de corrupción todavía calientes, la mayoría absoluta está descartada y se abre paso el espíritu del 96, cuando José María Aznar ganó las elecciones con mayoría simple y gobernó durante cuatro años con un pacto con CiU que le abrió después la puerta a la mayoría absoluta en 2000. «Si lo hicimos entonces, lo haremos ahora. Rajoy estuvo en las negociaciones del 96 y sabe perfectamente cómo conseguir un pacto de gobierno. Estoy plenamente convencido de que el PP gobernará con Rajoy, negociando y buscando el consenso, no tengo ninguna duda», señala un diputado histórico.

    En el ánimo de los populares pesa, no obstante, la traición de Ciudadanos al pactar con el PSOE en la pasada legislatura. El PP veía al partido naranja como un aliado seguro antes de las elecciones del 20-D y ahora sabe que no puede contar con esta baza. A cambio, tiene otra: el convencimiento de que el tiempo de Pedro Sánchez se agota y no podrá volver a bloquear la situación. «Tras el 20-D hubo una persona que vetó el acuerdo para salvar su propio cargo, y fue Sánchez para seguir al frente del PSOE, pero esta vez el partido no se lo va a permitir. O gana, o se tiene que ir, y todas las encuestas dicen que en el mejor de los casos queda segundo; así que está claro», subraya este histórico.

  2. Lucha titánica de Sánchez contra las encuestas

    Pedro Sánchez no se cree los últimos sondeos que hablan a las claras de un adelantamiento seguro de Podemos al PSOE el 26-J. No se sabe si porque le va en el sueldo decirlo o, como aseguran muchos en su partido, porque no está nada claro si las encuestas reflejan un estado de opinión o intentan conformarlo. «Es indecente», señalaba ayer una persona del entorno del líder socialista a ABC para ejemplificar el ánimo en la Dirección Federal.

    Sánchez, que se había forjado una imagen «presidenciable» en la investidura fallida, se ve ahora abocado a pelear por no caer al tercer puesto en votos y, sobre todo, en escaños. Si eso ocurriera, todos creen que «pasarán cosas en Ferraz esa misma noche», pero de momento nadie quiere alentar una situación que sería muy peligrosa para el PSOE. «Ya no seríamos el mismo partido que hemos sido en los últimos 40 años», se admite en la sede de Ferraz.

    No obstante, el Comité electoral confía en que el excesivo sesgo urbano de las entrevistas para los sondeos y el estado de gracia en el que parecen hallarse Podemos-IU no sea tal, para que haya una sorpresa en la noche electoral. Una sorpresa que pasaría por que el PSOE se mantenga en sus 90 escaños y Podemos crezca lo suficiente como para que, con su apoyo y el del PNV, Pedro Sánchez pueda ser presidente.

    Dos son los elementos que hacen confiar a los estrategas socialistas: hasta hace un mes, Pablo Iglesias era el líder peor valorado y ahora no puede ser «el deseado», dicen con ironía; además, señalan las fuentes consultadas, por más que el PP y Mariano Rajoy estén intentando forzar el voto útil, se queda en 123 escaños y poco más.

    La combinación de ambos factores les hace desconfiar de la «cocina» de los sondeos. Ayer, el secretario de Organización, César Luena, insistió en situar al PSOE en el eje de nuevo: «El 26-J, depende de los socialistas que haya cambio en España».

  3. Iglesias se aprovecha de la polarización con el PP

    Pese a que durante los meses de negociación que no lograron articular un nuevo Gobierno las encuestas apuntaban una clara tendencia a la baja, y a pesar de que durante todos esos meses se evidenciaron con fuerza las discrepancias entre Pablo Iglesias e Iñigo Errejón, Podemos ha logrado llegar a las puertas de la campaña electoral imponiendo su relato. Son ellos los que van al ataque y el PSOE el que se tiene que defender ante la amenaza de un «sorpasso» que parece bastante probable en votos pero muy complicado en escaños.

    En ese cambio de tendencia ha sido fundamental el pacto alcanzado con IU. Aunque entre todos sus rivales existe la convicción de que Unidos Podemos está algo sobrerrepresentado en las encuestas que se están publicando en las dos últimas semanas, no ocultan la capacidad de optimizar los cerca de un millón de votos que obtuvo IU el 20-D y que no lograron representación más que por la circunscripción de Madrid.

    Unidos Podemos ha elegido como eslogan «La sonrisa de un país», intentando vender una imagen optimista que cambie radicalmente una percepción negativa que se había transmitido en estos meses respecto a la imagen de Iglesias por su actitud agresiva hacia el PSOE. Con su plan de campaña, en el que Errejón actuará como cabeza de cartel en la mitad de los actos por las diferentes provincias, también intenta frenar el desgaste que para el partido supuso la imagen de división interna.

    La formación morada ha centrado un tercio de sus actos de campaña en Andalucía, donde contarán con el respaldo de IU en la región. Los de Garzón tuvieron un cuarto de millón de votos en la región el 20-D, y si lograran optimizarlos en esta convocatoria podrían subir entre dos y tres escaños, que perdería directamente el PSOE. Iglesias ha vuelto a sus orígenes televisivos y solo participará en la mitad de los actos de la caravana central de Podemos.

  4. Rivera, el único que no aspira a «ganar»

    Ciudadanos es el único de los cuatro grandes partidos que no habla de «ganar» las elecciones. Resignado a un papel de bisagra, los de Albert Rivera han puesto en marcha una estrategia para evitar ser devorados por el voto útil. Su plan consiste en un estilo mucho más agresivo con Podemos, convencidos en la dirección de que les pasó factura «legitimar» a Iglesias por el buen tono entre ambos.

    La campaña estará centrada esencialmente en Madrid, Cataluña, Andalucía y Comunidad Valenciana. En esta última región Rivera ya ha realizado dos actos de precampaña. Uno en Valencia, donde las encuestas le dan un diputado más, y en Alicante junto a su candidata Marta Martín, una de las figuras emergentes del partido. En esta última visita se ejemplificó el tipo de campaña que hará Ciudadanos las próximas semanas. Menos mítines, nada de grandes pabellones y muchos encuentros con sectores clave de cada provincia. El viernes se le pudo ver en una fábrica de calzado en un polígono de Elche. Esos actos sectoriales están funcionando bien y el recibimiento en algunos paseos ha servido para mejorar un ánimo algo decaído en las últimas semanas.

    Rivera sí tendrá presencia diaria en la campaña, pero lo cierto es que la presencia en medios volverá a ser fundamental, y su caravana pasará más noches en Madrid que en la anterior campaña. El líder de Ciudadanos trata de evitar la fuga de votos con el siguiente razonamiento: si suma con el PP o el PSOE España tendrá Gobierno y se alejará «el riesgo» de que Podemos participe del futuro Ejecutivo.

    Su otro polo será tratar de hacerse con la bandera de la nueva política frente a Podemos, para lo que utilizará el pacto de estos con IU. Y por último, sus habituales evocaciones a la necesidad de diálogo y acuerdo, presentando a su partido como el mejor posicionado para poder alcanzar pactos.

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