La siesta es una necesidad fisiológica . Así lo considera un estudio de la Universidad de Granada, que dota de consistencia científica el descanso vespertino que tanto ayuda a inyectar energía a nuestro cuerpo.
Según los investigadores, este simple gesto cotidiano protege del estrés, de sufrir enfermedades del corazón, aumenta la productividad en el trabajo y previene accidentes de coche.
Eso sí, hay que hacerlo con moderación. Con 30 minutos es suficiente para notar los beneficios del «siesting» , que cada vez es más frecuente en otros países del mundo.
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