Mariano Rajoy, esta semana en La Rioja
Mariano Rajoy, esta semana en La Rioja - EFE

¿Por qué cree Rajoy que habrá Gobierno el 1 de agosto?

El candidato del PP está convencido de que la elección del presidente será rápida después del 26 de junio

Madrid Actualizado: Guardar
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Mariano Rajoy está convencido de que antes de que termine el mes de julio España tendrá formado un nuevo Gobierno. Así lo ha repetido ya en varias ocasiones, en conversaciones privadas y en charlas informales con periodistas. Sería un Gobierno presidido por él, pero sin mayoría absoluta. Necesitaría por tanto el apoyo de otro partido, aunque en la cabeza del presidente en funciones está más el PSOE que Ciudadanos.

El pasado 2 de mayo, en la recepción oficial del Día de la Comunidad de Madrid, en la Puerta del Sol, el presidente en funciones y candidato del PP comentó por primera vez esta idea a un grupo de periodistas que charló con él. En aquella conversación, se mostró optimista respecto al resultado electoral de su partido y aseguró que estaba viendo un mejor ambiente en la calle hacia él y los suyos.

A partir de ahí, Rajoy explicó que ni cree ni deja de creer en las encuestas: es muy escéptico respecto a todas ellas. Pero sí se deja guiar por el sentido común y está convencido de que la investidura después de las elecciones será rápida, y antes de que termine julio ya podrá estar formado el Gobierno, para empezar a trabajar a pleno rendimiento en agosto.

Rajoy cree que el PP y Ciudadanos no sumarán mayoría absoluta tampoco en esta ocasión. Suponiendo que fuera el acuerdo básico, necesitarían a otro partido, que podría ser el PNV. Pero la posición rotunda del partido de Albert Rivera en contra del Concierto Económico vasco hace muy difícil un acuerdo a tres bandas entre estos partidos.

Así, el presidente en funciones cree que habrá un nuevo Gobierno presidido por él, y con el apoyo, o la abstención, del Partido Socialista. Sería la «gran coalición» que Rajoy está defendiendo desde el 21 de diciembre, el día siguiente de las elecciones generales, y que hasta ahora ha recibido el «no» tajante de Pedro Sánchez.

Si ahora piensa que la posición de los socialistas podría ser distinta es porque espera novedades en las elecciones. La primera es la coalición de Podemos e Izquierda Unida, con claro riesgo de sobrepasar al PSOE en las urnas, lo que dejaría al partido centenario en una posición muy complicada. Unirse a una coalición de izquierdas radical y extremista presidida por Iglesias supondría el finiquito del partido.

El debate sobre el liderazgo en el PSOE también puede se definitivo a la hora de permitir un Gobierno moderado en España. Un mal resultado en las urnas pondría a Sánchez en la cuerda floja. El fantasma de Almunia está muy presente y deja la puerta abierta a muchas opciones.

El tercer argumento que da oxígeno a la idea de Rajoy es meramente aritmético. En estos cuatros meses desde el 20-D hasta la convocatoria de unas nuevas elecciones se ha comprobado que los pactos que ha buscado Sánchez no formaban mayoría. Puede volver a pactar con Ciudadanos, pero volvería a ser derrotado. A la espera del resultado que obtenga la coalición Podemos-IU, suponiendo que obtuviera 68 diputados (encuesta de GAD3 para ABC) y el PSOE 94, la suma sería de 162. El 20-D, el PSOE más Podemos más IU sumaron 161. Los socialistas ya intentaron ese pacto y fracasaron. Además, seguirían necesitando a los independentistas... Y vuelta a empezar.

Quizás, el cuarto argumento es el que tiene más peso: unido a todo lo anterior, otro «no» del PSOE al hipotético partido ganador podría llevar a España a unas terceras elecciones generales, con un Gobierno en funciones durante un año.

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