Los agresores de Alsasua niegan su participación y se desvinculan de los actos contra la Guardia Civil

Comienza el juicio por la agresión a dos agentes y sus novias en 2016, en el que la Fiscalía acusa por terrorismo

Uno de los líderes del grupo explica el ataque a los guardias civiles por el «contexto» etílico de aquella madrugada

Manifestación del sábado en apoyo a los detenidos por la agresión EFE
Luis P. Arechederra

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Con diferentes versiones y tesis dispares, los agresores de Alsasua han negado su participación en el ataque a dos guardias civiles y sus novias en 2016, un acto calificado de terrorismo por la Fiscalía. En la primera jornada del juicio oral en la Audiencia Nacional, uno de los líderes del grupo, Jokin Unamuno, ha explicado este lunes el ataque por el ambiente etílico que inundaba el lugar de los hechos, el bar Koxka del municipio ubicado en el norte de Navarra, a las cinco de la mañana tras un día de fiestas. Unamuno, a quien la Fiscalía acusa de encararse con los agentes y golpearles «con gran virulencia», ha negado que él insultase a los agentes, que les agrediera y que provocase el ataque contra ellos por ser guardias civiles . La agresión sucedió el 15 de octubre de 2016, tras una jornada de fiestas populares en la localidad.

El acusado ha admitido que discutió con las víctimas, dentro del bar, pero solo por unas multas que le habían puesto días atrás. «Es verdad que en ese contexto, mi discusión pudo provocar los hechos que vinieron después», ha alegado Unamuno, en alusión a la salvaje agresión, aclarando que los hechos sucedieron «en un contexto de fiesta a las cinco de la mañana en el que todo el mundo está bastante bebido». «Durante todo el día estuve bebiendo cerveza y vino, luego cerveza y cubatas» , ha añadido Unamuno, que ha manifestado que siente si su discusión fue el detonante del ataque a los agentes y sus parejas. El acusado, que solo ha respondido a las preguntas de su abogada, ha relatado que en el bar se montó «un alboroto, en el que hubo empujones», pero que él no golpeó a nadie ni incitó ninguna agresión.

En su declaración, Unamuno, de 24 años, ha negado también formar parte del movimiento Ospa, el colectivo que canaliza las hostilidades contra la Guardia Civil y solicita la expulsión de Navarra y el País Vasco de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Su participación era «esporádica», ha asegurado, aunque fue él quien solicitó permiso al Ayuntamiento de Alsasua para celebrar el Ospa Eguna en 2016, una jornada para protestar contra la presencia de los policías en el municipio. Según Unamuno, él se encargó de aquel trámite porque conocía el procedimiento, pues en otra ocasión pidió permiso para una caseta. La Guardia Civil considera a Unamuno uno de los promotores del Movimiento Ospa, lo que él ha negado.

Los acusados Adur Ramírez de Alda y Oihan Arnanz, considerados de los más violentos en el ataque según la Fiscalía, también han negado su participación en el ataque. Ramírez de Alda , quien asestó patadas a los agentes según el Ministerio Público, ha defendido que no estuvo esa noche en el lugar de los hechos. El acusado ha relatado que después de cenar con sus amigos y asistir a un partido de pelota en el frontón del municipio, se marchó a su casa en torno a las dos de la mañana, tras tomar unas copas. Ha declarado, a preguntas de su abogado, que se enteró de lo sucedido a la mañana siguiente, por los mensajes de Whatsapp que recibió de sus amigos. La Fiscalía pide para él 50 años de prisión.

«No les pregunté si eran maderos»

El peor parado en el escrito de acusación, Arnanz, también se ha desligado de la agresión. El acusado ha manifestado que, tras interesarse por la pelea que se estaba produciendo en el local, un amigo suyo le sacó del alboroto y le pidió que se mantuviera al margen. « Me acerqué a ver qué pasaba , pero no amenacé a nadie ni les pregunté si eran maderos», ha respondido Arnanz, para quien solicitan 62,5 años de prisión, por cuatro delitos de lesiones terroristas y uno de amenazas. En su escrito de acusación, el Ministerio Público relató comentarios agresivos y amenazantes constantes de Arnanz, además de golpes certeros.

Otros dos acusados, Jon Ander Cob y Julen Goicoechea, han buscado sembrar dudas sobre la identificación que les señaló como autores de la agresión, realizada por la novia del teniente , María José, que vive en Alsasua desde los tres y fue compañera de colegio de algunos de los procesos. Ander Cob y Goicoechea han insistido en que ha debido de haber un error en el reconocimiento y han relatado que la iluminación en el local era muy escasa. «Me pudieron ver bailando, pero en ningún momento agrediendo a alguien», ha recalcado. Han cuestionado también el método de la rueda de reconocimiento, en la que, según ell0s, destacaban intercalados entre gente extranjera.

Todos los acusados -también Aratz Urrizola, Iñaki Abad y Ainara Urquijo , los tres últimos en declarar- se han desvinculado del movimiento Ospa, aunque hayan participado en algún evento organizado por ese entorno, como una comida popular o un pasacalles de protesta. Abad ha relatado que estuvo trabajando en otro bar hasta las tres de la mañana y que acudió al Koxka más tarde, cuando estaba todo el mundo fuera y la pelea había comenzado. Allí, según su declaración, sacó el teléfono móvil para grabar lo sucedido y un agente le dio un manotazo.

Los supuestos agresores se marcharon del tribunal acompañados por un centenar de personas, las mismas que les arroparon a su llegada a primera hora de la mañana y muchas de las cuales llegaron a Madrid en autobús desde Navarra. La vista oral continuará mañana martes con la declaración de los cuatro agredidos, los dos agentes y sus novias, quienes identificaron en una rueda de reconocimiento a los acusados y relataron el salvaje ataque que sufrieron.

El debate del terrorismo

Con estas declaraciones ha comenzado este lunes la vista oral, la hora de la verdad para los agresores de Alsasua, los ocho jóvenes de la izquierda abertzale que dieron una paliza a dos guardias civiles y sus novias en Alsasua. Se trata del primer juicio por terrorismo vinculado a la banda terrorista ETA por hechos sucedidos tras el cese de sus armas, anunciado el 20 de octubre de 2011. La Fiscalía pide condenas con un abanico entre 12 años y medio, y 62 años y medio de prisión para ellos. Para seis de ellos solicita 50 años (Jokin Unamuno, Jon Ander Cob, Julen Goikoechea, Adur Ramírez de Alda, Aratz Urrizola e Iñaki Abad) por cuatro delitos de lesiones terroristas; además de 62,5 años para Oihan Arnanz, al que atribuye además un delito de amenazas terroristas; y 12,5 años para Ainara Urquijo, solo por las amenazas. Unamuno, Ramírez de Alda y Arnanz se encuentran en prisión preventiva desde noviembre de 2016

El Ministerio Público tratará de demostrar que la agresión no fue una mera pelea de bar, como alegan los acusados, y se esforzará en probar que el ataque era terrorismo, al tener una finalidad política y responder a la reivindicación lanzada por ETA en 1976, asumida desde entonces por sus sectores y plataformas afines. Concluir si la agresión fue o no un ataque terrorista será el debate central de la vista oral y lo que marcará las condenas. La juez que investigó el caso, Carmen Lamela, la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional y el Tribunal Supremo avalaron los indicios de terrorismo. La magistrada concluyó que los acusados querían atemorizar al colectivo policial y crear un clima de miedo y rechazo contra ellos.

En su escrito de acusación, la Fiscalía pide 50 años de cárcel para seis agresores (Jokin Unamuno, Jon Ander Cob, Julen Goikoechea, Adur Ramírez de Alda, Aratz Urrizola e Iñaki Abad) por cuatro delitos de lesiones terroristas; además de 62,5 años para Oihan Arnanz, al que atribuye además un delito de amenazas terroristas; y 12,5 años para Ainara Urquijo, solo por las amenazas. Unamuno, Ramírez de Alda y Arnanz se encuentran en prisión preventiva desde que fueron arrestados, hace más de un año y medio.

En el juicio, tres agentes de información de la Guardia Civil vincularán la agresión a la misión de ETA de hostigar a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad. Según han informado fuentes jurídicas, tres expertos explicarán este vínculo, en una prueba pericial de inteligencia que llegará en la segunda semana de la vista, que mañana levantará el telón con las cuestiones de forma y las declaraciones de los acusados.

Según el relato de la Fiscalía en el escrito de acusación, la «actividad permanente» de esta campaña hostil contra la Guardia Civil y la Policía (conocida como «¡Fuera de aquí!», o «Alde Hemendik», en euskera) ha continuado a través de plataformas afines después del cese de las armas, anunciado por ETA el 20 de octubre de 2011, y el ataque no puede desligarse de dichas hostilidades. En Alsasua, el colectivo dedicado a ello ha sido el Movimiento Ospa. Por orden de la banda terrorista, esta estrategia fue asumida «de manera definitiva» en 1999 por la organización Gestoras Pro-Amnistía, el colectivo de ETA dedicado a asistir a los presos. El fin, además de expulsar a la Policía, es crear un clima de miedo para aislarles.

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