Así fue la «caza» de Igor el Ruso, el asesino implacable

La carrera de sangre y muerte terminó en un paraje cerca del kilómetro 95 de la A-226 donde el criminal tuvo un accidente con la camioneta robada que lo dejó a merced de la noche

Vídeo: Conoce todos los pasos de Igor el Ruso, uno de los fugitivos más buscados por la Interpol, hasta su detención ATLAS
Cruz Morcillo

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La huida de meses o tal vez años de Norbert Feher , un armario empotrado serbio de 36 años, camaleónico y despiadado, acabó en una hondonada fría del término municipal de Cantavieja (Teruel). Allí lo encontró pasadas las tres de la madrugada, adormilado o aletargado con una pistola en la mano una pareja de la Guardia Civil de Castellón que, como decenas de compañeros, se había echado al monte para buscarlo mientras se sorbían las lágrimas por el asesinato de dos agentes en Albalate del Arzobispo unas horas antes. La carrera de sangre y muerte terminó en un paraje cerca del kilómetro 95 de la A-226 donde el criminal tuvo un accidente con la camioneta robada que lo dejó a merced de la noche. Minutos después de que los primeros guardias civiles de Información le colocaran las esposas sin darle tiempo a reaccionar, llegaron refuerzos de la Unidad Especial de Intervención (UEI) que se habían movilizado desde Valdemoro junto con decenas de miembros del Grupo de Acción Rural (GAR) desplazados desde Barcelona a Teruel en tiempo récord.

«Tras la enorme desgracia, lo importante es que nuestra respuesta ha sido contundente, rápida y eficaz. Misión cumplida», decía a ABC un mando de la Guardia Civil coordinador del operativo , sin poder contener la rabia y la pena por la pérdida de dos de sus hombres. Unas horas después, el individuo malencarado al que sorprendieron armado al borde de la carretera era reseñado en la Comandancia de Teruel y ahí saltaban todas las alarmas, al tiempo que cobraba sentido el reguero de destrucción que había dejado Feher, uno de los tres nombres que utilizaba. Le constan tres requisitorias internacionales (de Italia, Alemania y Serbia) por al menos tres asesinatos, varios atracos, tenencia ilícita de armas y delitos de agresión sexual. El delincuente - Igor Vaclavic o Igor el Ruso - ha tocado todos los palos criminales, es un gran tirador y esconderse. «No se sabe cuánto tiempo llevaba en España», señalan fuentes de la investigación. Probablemente viajó desde Italia a nuestro país en coche y como no había sido detenido no habían saltado las órdenes de busca y captura pendientes. «No está colaborando en nada», indicaron las mismas fuentes veinticuatro horas después de que el serbio rompiera en pedazos la tranquilidad de Albalate del Arzobispo el jueves.

A media tarde del jueves, un vecino del pueblo alertó a la Guardia Civil de Alcañiz de que había oído disparos procedentes de una masía. Como ya habían sufrido un suceso similar hace diez días (con dos heridos graves), dos patrullas acudieron a comprobarlo. El vecino se ofreció a acompañar a los agentes a ese punto del monte. A mitad de camino, vieron una «pick up» verde Mitsubishi fuera de la carretera, como si la hubieran dejado de cualquier manera. La pareja del equipo Roca, dedicada a investigar robos en el campo, Víctor Romero Pérez y Víctor Jesús Caballero Espinosa, se quedaron en ese punto mientras el vecino y sus otros dos compañeros se dirigieron a la masía. No hallaron nada anormal, creyeron que era una falsa alarma y volvieron a reunirse con Romero y con Caballero.

Ya nadie los vio con vida. Ambos estaban muertos muy cerca del lugar en el que habían encontrado la camioneta en el camino de ida. Horrorizados, descubrieron que no solo habían asesinado a los dos guardias, sino también a José Luis Iranzo quien había acudido a una casa de campo que tiene allí. A los agentes les habían robado sus dos Berettas reglamentarias y del vehículo no había ni rastro. Los investigadores se centran ahora en establecer la secuencia exacta de cómo ocurrieron los hechos, muy rápidos y certeros. Se cree que el criminal serbio mató primero al ganadero José Luis Iranzo y luego acechó a los guardias que iban a inspeccionar la zona y los sorprendió por la espalda, sin darles tiempo a reaccionar, seguramente desde una distancia muy corta. Ambos llevaban chaleco reglamentario, según fuentes del Instituto Armado.

Minutos después, las emisoras de toda la Comandancia de Teruel atronaban, salían efectivos de los grupos de élite hacia esa provincia y patrullas de Guadalajara y Castellón patrullaban carreteras y monte cerrando los límites de las tres provincias en una operación Jaula que dio resultado ocho horas y cientos de kilómetros más tarde. Junto al criminal estaba su mochila y en ella las dos Berettas de los guardias a los que asesinó.

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