El vicesecretario general del PP, Pablo Casado, ayer durante la rueda de prensa ofrecida en Génova
El vicesecretario general del PP, Pablo Casado, ayer durante la rueda de prensa ofrecida en Génova - EFE

La «cautela» del PP acerca a la oposición para derribar a Sánchez

En Ciudadanos crece el sentir de que si el presidente llega vivo a la moción solo pueden apoyarla

Madrid Actualizado: Guardar
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En el PP aguardan con la máxima cautela el resultado de las negociaciones abiertas en Murcia entre el PSOE, Ciudadanos y Podemos sobre la moción de censura registrada contra su presidente regional, Pedro Antonio Sánchez, que de llevarse a término podría suponer al PP la pérdida de uno de sus cinco gobiernos autonómicos. La resignación empieza a cundir en la sede nacional, donde en privado admiten que la situación «cada día se complica» ante la opción creciente de que Albert Rivera cumpla su amenaza de derrocar a Sánchez este jueves.

La última dosis de presión llegó desde la Audiencia Nacional. La decisión del juez Eloy Velasco de pedir al Tribunal Superior de Justicia de Murcia q ue impute a Sánchez por el caso Púnica

pilló a todos reunidos en el comité ejecutivo nacional. Pero el presidente, Mariano Rajoy, no hizo mención alguna a la situación del presidente murciano, que fue el único de los barones territoriales que no acudió a la cita en Madrid tras la celebración de sus congresos. «Está preparando el discurso del debate de la moción», fue la justificación.

Otros presidentes regionales que acudieron a la reunión sí se pronunciaron de manera confidencial sobre el futuro político de su compañero, que ven «enquistado» y «se complica» cada día. Pero la postura oficial del PP sigue siendo «esperar». La dirección nacional, en hilo constante con la regional, apurará hasta el máximo la defensa de Sánchez, cuya presunción de inocencia pide respetar. Pero dice que irá «paso a paso», sin cerrar ningún escenario, tampoco el de la dimisión in extremis de Sánchez para no perder el Ejecutivo.

«Su delirio e inconsciencia»

Tras la reunión, el vicesecretario de Comunicación, Pablo Casado, insistió en que, pese a la petición de Velasco para imputar a Sánchez por el caso Púnica, «la situación no ha cambiado». Y pidió a Ciudadanos que reconsidere su amenaza de dejar al Gobierno de Murcia en manos del PSOE con el apoyo de Podemos. Mientras en Génova se impone esta cautela, desde el PP de Murcia se reiteró ayer el apoyo «unánime» a Sánchez, y se insiste en estos días en apelar a la responsabilidad de Ciudadanos para que «no se precipite y se convierta en justiciero» apoyando la moción de censura presentada por el PSOE. Una estrategia que se alimenta con la deslegitimación del líder regional socialista, Rafael González Tovar, «a quien nadie quiere», en referencia a sus malos resultados electorales.

Pero lo cierto es que Ciudadanos está cada vez más cerca de apoyar la moción de censura. Y lo sucedido ayer no hizo más que reforzar la tesis que impera en la dirección de que tendrá menos coste para ellos derrocar a Sánchez antes que favorecer su continuidad, aunque ello conlleve hacerlo de la mano de PSOE y Podemos. Entienden que su exigencia de que los populistas no formen parte de este nuevo gobierno es un buen antídoto ante ese relato. Ayer, su portavoz en Murcia, Miguel Sánchez, señaló que el presidente regional «debe dimitir inmediatamente» porque «tiene ya la sombra de 7 delitos sobre sus espaldas». Sánchez fue muy duro con el presidente regional, del que dijo que su «delirio» e «inconsciencia» están llevando a la Región de Murcia «a una situación insostenible». En la formación naranja asumen que han cruzado un punto de no retorno con Pedro Antonio Sánchez, y si el PSOE acepta un gobierno de corta duración y sin la presencia de Podemos puede ser suficiente para que presenten su apoyo a la moción.

Las piezas del complejo puzzle que supone poner de acuerdo a Podemos y Ciudadanos para dar el Gobierno al PSOE comienzan a cuadrar. El secretario de Organización de los populistas, Pablo Echenique, indicó ayer que la formación no contempla entrar en un Gobierno alternativo en Murcia, al menos «de momento». Que Podemos no imponga como condición su presencia en el futuro Ejecutivo puede resultar definitivo para un entendimiento de mínimos entre los tres partidos.

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