Se buscan 17 inmigrantes desaparecidos en Alborán

En su patera semihundida se hallaron 36 supervivientes y tres muertos. Ayer se rescataron en el mar 428 personas más

Supervivientes de la embarcación, a su llegada ayer a Almería Efe

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Salvamento Marítimo trató sin éxito desde primera hora de ayer y hasta la noche de localizar a 17 desparecidos de una patera semihundida en el mar de Alborán de la que fueron rescatados con vida 36 varones subsaharianos, que dijeron haber partido de las costas de Nador (Marruecos) dos días antes en un grupo de 56. Cuando fueron asistidos, varios de los supervivientes llevaban tiempo en el agua al lado de la infraembarcación, junto a la que se hallaron tres cadáveres. Todos fueron trasladados al puerto de Almería.

Diversos medios a flote, más el avion Sasemar 101, el Cóndor 4 de Frontex y más tarde el helicóptero Helimer 207 buscaron sin descanso durante la jornada. A falta de que se despeje la suerte de los desaparecidos, esta nueva tragedia en el Mediterráneo eleva el número de muertos en las aguas que separan España de África, que a fecha del pasado domingo 7 de octubre ascendía a 398 personas, según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) de la ONU. Hace un año eran dos veces y media menos, 145.

Las muertes en el trayecto por mar que conduce a España se multiplican como también lo hace el flujo migratorio en sí. Ya se han practicado este año 39.445 rescates , más del triple de los 12.366 del ejercicio pasado a estas alturas. Marruecos, que ultimamente informa de sus actuaciones en esta materia, dice que entre tanto ha abortado el intento de salida hacia nuestro litoral de otras 54.000 personas.

El ritmo de la inmigración se ha acelerado además en octubre, como lo demuestra que el fin de semana pasado fueron socorrida s 1.181 personas, el lunes 957, o el jueves 763 más de 16 pateras, catorce de ellas con 706 personas a bordo en el mar de Alborán. La ruta por esta zona es más larga en distancia que la del Estrecho pero más calma , sobre todo ahora que resurgen las turbulencias propias de la llegada del mal tiempo.

Desconcierto

Las mafias acostumbran a lanzar a estas aguas auténticas barcazas, y prueba de ello es la labor frenética que los activos de salvamento tuvieron que desplegar ayer para -amén de la embarcación siniestrada mencionada al principio- poder rescatar a los ocupantes de nueve embarcaciones, seis de ellas de gran tamaño. Una transportaba hasta 64 pasajeros; otra, con 58 fue encontrada cuando ya había naufragado. Al cómputo de la jornada cabe añadir 59 personas más que desembarcaron en la isla de Alborán y 8 auxiliadas en el Estrecho. Total de la jornada, más de 464 inmigrantes salvados del mar.

Los números de la inmigración se han disparado en un verano de errática gestión migratoria por parte del Gobierno de Pedro Sánchez, que en junio y julio decidía recibir al Aquarius y el Open Arms con 630 y 60 pasajeros a la vez que Italia cerraba sus puertos a los subsaharianos, luego abría centros de acogida con dotaciones millonarias, igual que ordenaba devoluciones en caliente, entregaba 116 asaltantes de la valla de Ceuta a Marruecos o se comprometía a traer a España solicitantes de asilo que están en Alemania.

La oleada por el Mediterráneo está coincidiendo además con un momento de intenso debate en el seno de la UE, de donde emana la mayor parte de la política migratoria que deben seguir los 28, que trata de revisar, de momento sin consenso posible, normativas clave como el llamado reglamento de Dublin, -según el cual, el país por el que un inmigrante ingresa en la Unión debe hacerse cargo de su solicitud de protección internacional- y tiene entre manos la reforma de la Directiva de Retorno de 2008.

Precisamente ayer viernes, hubo en Luxemburgo reunión de ministros del Interior -en nombre de España acudió la secretaria de Estado de Seguridad, Ana Botella- para avanzar en lo que los países más fuertes del norte de la UE ven como solución a la inmigración, que no es otra práctica que la expulsión inmediata a sus países de origen de la «gente que no tiene derecho a estar en Europa» . «Solo por este camino seremos capaces de mostrar solidaridad con los refugiados realmente necesitados de protección», es la filosofía defendida por el presidente de la Comisión, Jean-Claude Juncker.

La Europa más fuerte acaricia esa idea de engrasar las repatricaciones, lo que sostienen que desincentivaría a las mafias. Y junto a ello, se profundiza en el concepto y la viabilidad de de seguir «externalizando fronteras», como se ha hecho con Turquía para sellar el tráfico humano hacia Grecia. Marruecos no pierde de vista ese pacto, que en principio reporta 3.000 millones al año a Ankara.

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