Mayte Alcaraz

Bromas y buen humor entre los jarrones chinos que nadie sabe dónde colocar

A Aznar le faltaba Rajoy para polemizar así que bromeó con los dos presidentes socialistas

Mayte Alcaraz
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Los tres «jarrones chinos» españoles que, en palabras de ellos mismos, estorban en todos los sitios y siempre están a merced de que cualquier niño les dé un codazo y los haga añicos suman 195 años de existencia personal y 30 de Gobierno de España. Felipe González (75 años, 14 al frente del Ejecutivo); José María Aznar (64 años, 8 en La Moncloa); y José Luis Rodríguez Zapatero (56 años, 8 de presidente) llegaron ayer a la cita con Vocento -que consiguió por primera vez sentarles juntos para un debate sereno- sabedores de que forman parte de un exquisito club de antiguos alumnos que, en sus tiempos, se tiraron la goma de borrar a la cara, pegaron chicles en el asiento del otro y se robaron la merienda al descuido pero ahora deben llevarse bien.

Por eso, el morbo estaba no solo en ver cómo debatían sobre Cataluña, la inteligencia artificial o la vocación europea de España. Lo mejor estaba en sus gestos: en la cara de Aznar cuando Zapatero hablaba del doloroso 11-M o en la de González cuando oía a su compañero de filas ponderar el «patriotismo» de Pablo Iglesias, por sentirse orgulloso de que su país acoja las fiestas del Orgullo Gay, o en la de Zapatero, con gesto escéptico cuando González hablaba de una sola nación y no de 17.

El tiempo todo lo cura, incluso las inquinas. Las canas presidenciales han terminado siendo un bálsamo frente a la refriega política actual. Albert Rivera, sentado en primera fila, tomaba buena nota. La común condición de «abuelo cebolleta» que sus respectivos partidos les ha otorgado, o hasta de «Pepito Grillo» incómodo (aquí González y Aznar comparten título entre los suyos), favorece los parecidos razonables. El primero y más evidente es el «moreno expresidente» que los tres lucen de sus largas estancias en Latinoamérica. Unos para reclamar democracia y otro para hablar infructuosamente con el que se la niega a sus ciudadanos. A Venezuela se dirigía ayer Zapatero cuando abandonó prematuramente el acto, momento que nos sirvió para comprobar que además los presidentes se tutean y bromean, quién lo iba a decir. Aznar, con sorna, le preguntó a su sucesor en Moncloa cuando abandonaba la sala: «¿Te vas a Venezuela? Pues ten cuidado». Zapatero se marchó riendo camino de su inacabable mediación en un día en que los chavistas asaltaron el Parlamento venezolano.

Los colores políticos de los tres parecieron ayer desdibujados para felicidad del auditorio. Es más, probablemente había más espacios comunes entre González y Aznar que entre los compañeros de siglas. No fue el presidente popular el que habló en términos laudatorios del enemigo número uno de González, Pablo Iglesias, sino que la alusión provenía de fuego amigo; ni fue Aznar quien tuvo que recordar que los que rechazan la globalización, como Podemos, son etimológicamente reaccionarios. Una demoledora respuesta de González a la cita de Zapatero.

Pullas domésticas

Es verdad que a Aznar le faltaba Mariano Rajoy para desenfundar las pullas domésticas y eso le confirió un papel constructivo que le sentaba bien. A los tres les encajó de maravilla el traje de hablar bien de España, de su democracia, de su transición, del legado de nuestra historia, de la unidad de la nación, de la Constitución, de los avances indiscutibles, del progreso... Resultaba gratificante oír hablar bien de la nación a quienes la dirigieron y por tanto la conocen como la palma de su mano. A los tres les divierte el símil de los jarrones chinos que nadie sabe dónde colocar. Por eso el primer presidente popular jugó con la metáfora para invocar la convivencia de Cataluña con el resto de España: «Seamos un jarrón de Hong Kong o de Shanghái, tenemos que buscar puntos de encuentro. España no está para que haya más personas que jueguen irresponsablemente a la división. Sino para que haya más personas que jueguen para buscar puntos de encuentro por el país».

Aznar no solo bromeó con Zapatero sino que también le dedicó algún guiño a su antecesor. Después de que el expresidente socialista realizara un diagnóstico sobre la situación de Cataluña y las respuestas constitucionales que han de darse, Aznar le retó con una sonrisa: «Esto te va a gustar. Estoy de acuerdo al 97% contigo»... Y González fue rápido: «En una ocasión alguien me dijo que estaba al 110% de acuerdo conmigo. Entonces, me preocupé». Seguro que no fue Zapatero.

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