Álvarez Cascos, sobre los papeles de Bárcenas: «Esas anotaciones no tienen nada que ver conmigo»

García Escudero confirma que solicitó y recibió un préstamo de 4 millones de pesetas sin interés que devolvió con talones bancarios

El exsecretario general del PP Francisco Álvarez Cascos declara como testigo ABC

Isabel Vega

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El exsecretario del PP Francisco Álvarez Cascos ha negado reiteradamente ante el tribunal que juzga el presunto pago de las obras en la sede del partido con fondos de la caja B que percibiera o entregase ninguna cantidad en metálico como las que recogía el extesorero Luis Bárcenas en su contabilidad con asientos bajo sus iniciales: «Esas anotaciones no tienen nada que ver conmigo».

En su declaración como testigo y convocado por las acusaciones populares, Álvarez Cascos ha incidido en que «absolutamente todas» sus retribuciones a lo largo de su carrera en el PP «están declaradas a Hacienda» e «incorporadas a las declaraciones de la renta» y «han sido transparentes».

« Siempre las hemos recibido a través de cheques nominativos o transferencias , por tanto, el valor de esos apuntes es ninguno porque no se corresponden en nada de lo que tenga que ver conmigo», ha zanjado.

El también exministro de Fomento ha negado haber recibido «cantidad alguna de dinero» fuera del cauce oficial mientras estuvo en el PP, ni procedente del partido ni de donantes para el partido, como tampoco jamás nadie, de acuerdo a su declaración, le contactó para consignar una aportación. «Es que ni siquiera me pidió nadie una cita para hacerme una donación porque nadie entra a comprar fruta a una ferretería», ha asegurado.

Niega conocer la caja B

Cascos fue además de secretario general, tesorero durante unos meses entre la baja de Rosendo Naseiro en 1991 y el nombramiento de Álvaro Lapuerta, si bien ha dicho que en aquel momento ni tomó ninguna decisión, ni revisó nada de lo que estaba en marcha, pues el equipo de tesorería como el gerente, que era Luis Bárcenas, «siguieron desempeñando las funciones ordinarias de tesorería». La cuestión es que «alguien tenía que ser el encargado» y fue él.

En este sentido, ha asegurado que no hubo un traspaso de poderes como tal «ni las circunstancias motivaron una reunión» con Naseiro, es decir, no se le puso al día de la existencia de esa supuesta contabilidad en B que habría heredado Bárcenas de sus dos predecesores. «Jamás existió conocimiento de esa contabilidad que usted menciona en ese momento, ni antes, ni durante, ni después» , ha apostillado.

Pío García Escudero testifica por videoconferencia ABC

El préstamo de García Escudero

Tras su testifical, ha llegado el turno del senador popular Pío García Escudero quien, en línea con lo ya manifestado durante la instrucción, ha reconocido ante la Sala que cuando en agosto del año 2000 ETA atentó contra su vivienda se vio en la necesidad de afrontar «gastos muy elevados» en reparaciones antes de poder cobrar indemnización alguna del consorcio de seguros.

«Es por lo que yo decidí solicitar un préstamo al partido. Este préstamo, de 4 millones de pesetas, el partido me lo concedió por una transferencia bancaria que yo devolví en cuatro plazos con cuatro talones bancarios en 2001 y 2003. Todo esto está documentado en la contabilidad del partido y ante el Tribunal de Cuentas », ha señalado, para incidir después en que cuando saltó el escándalo, acudió a los libros del partido a comprobar que efectivamente, estaba todo declarado.

García Escudero ha negado no obstante que hubiese un anticipo en línea con lo que anotó Bárcenas en sus papeles, donde consta una devolución de un millón de pesetas como adelanto de ese mismo préstamo. Según ha declarado, desconoce el por qué de esa anotación: « Yo no pedí ningún anticipo o adelanto ni se me dio ninguna cantidad para hacer esa devolución. Pedí 4 millones y se me dieron 4 millones», ha añadido.

Además, ha dicho desconocer por qué Bárcenas haría un apunte así, dado que «no tuvo nada que ver con toda la gestión del préstamo». De acuerdo a su declaración, recurrió al entonces secretario general, Javier Arenas, y le pidió ayuda. Él le remitió al tesorero Álvaro Lapuerta y fue quien le concedió el préstamo «con todo tipo de facilidades» y sin ningún interés. También fue a él a quien entregó los talones para devolver el dinero.

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