El presidente de Ciudadanos, Albert Rivera, este lunes en el Puerto de Vigo
El presidente de Ciudadanos, Albert Rivera, este lunes en el Puerto de Vigo - EFE

PSOE y Ciudadanos tratan de evitar el voto útil a PP y Podemos en la recta final de campaña

«Un problema no arregla otro problema», avisa Sánchez contra el apoyo a Pablo Iglesias

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

PSOE y Ciudadanos intentan evitar en la recta final de la campaña que los sondeos induzcan a sus partidarios al voto útil hacia Podemos y PP, respectivamente. La Dirección Federal socialista ha programado 1.300 actos en esta última semana (frente a los 700 de la anterior) con máxima participación de todos los barones y cuadros del partido, en un intento por echar el resto. Se van a repartir diez millones de folletos en las 9.800 secciones electorales (en España hay 36.193) que el PSOE considera «suyas» y en las cuales el 20-D hubo abstención o votantes que emigraron a Podemos. Además, desde el «call center» instalado en la calle Ferraz, se harán hasta el mismo domingo medio millón de llamadas a domicilios seleccionados por un sistema informático.

Sánchez, que ayer se fue hasta Vallecas (Madrid) a presentar el programa educativo, se dio otro baño de masas dentro de la campaña «de cercanía» que le han diseñado. Luego insistió en su tesis de que «Un problema (Podemos) no arregla otro problema (Rajoy)». Los socialistas dicen haber detectado ya retorno de voto de Podemos como para evitar el «sorpasso», y van a poner toda la carne en el asador para evitar una situación el domingo por la noche que puede ser dramática si el PSOE queda tercera fuerza política.

Ayer la campaña en Ciudadanos también intentó frenar la percepción de que votar a su partido podría ser un voto «desperdiciado». El mensaje de Albert Rivera en Vigo se centró en destacar que solo con un 1% más de votos que el 20-D, su partido habría obtenido 10 escaños más y «hoy habría gobierno» con el PP, según dijo.

Campaña agresiva

Rivera comenzó la campaña optimista y al alza, con un debate que gustó entre los suyos, pero en apenas unos días, la estrategia agresiva les ha jugado una mala pasada. Las encuestas muestran un C’s estancado en escaños y con la amenaza de quedar arrinconado e irrelevante. El ganador será el partido capaz de formar gobierno, insisten. Pero el veto a Rajoy, tanto en votos a favor como en abstención, en boca de Rivera, y a Soraya Sáenz de Santamaría y a María Dolores de Cospedal en boca del cabeza de lista por Barcelona, Juan Carlos Girauta, ha cambiado el tono de una campaña cuyo tema principal son los pactos. Desde entonces no han querido volver oír hablar de vetos ni de candidatos. «Prefiero no decir nombres porque cuando uno habla bien de alguien del PP lo machacan», se excusaba Girauta un día después de sus palabras.

La tensión comienza a ser evidente de puertas hacia adentro incluso en un partido como Ciudadanos, cuya cúpula suele actuar de forma unánime. Ayer Rivera respondió en una entrevista en Cadena Ser hasta en tres ocasiones si confirmaba divisiones en su Ejecutiva por haberse precipitado al vetar a Rajoy, algo que le obligaría a recapitular después de las elecciones. «A mí no me lo han dicho»; «no, tampoco es nada nuevo»; «no me han comentado nada», respondía con cierta molestia ya a la tercera.

Ver los comentarios