Elecciones Generales

Las ocho preguntas comprometidas que deja el 26-J

El escenario es complejo, pero deja la sensación de que Mariano Rajoy logrará gobernar en minoría. Además, todos los candidatos se comprometieron a no provocar unas terceras elecciones

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

En la misma noche del 20-D, la fragmentación del voto, los compromisos de vetos personales, el tacticismo de cada partido, la ausencia de mayorías suficientes y, finalmente, los cálculos hacia unos nuevos comicios propiciaron el escenario más abierto jamás vivido en democracia. En la noche del 26-J, el panorama es complejo, pero deja la sensación de que Mariano Rajoy logrará gobernar en minoría. En todo caso aboca a los ciudadanos a plantearse preguntas incómodas basadas en el nuevo periodo de incertidumbre que se vuelve a abrir.

[Revisa los resultados de las elecciones del 26-J]

1. ¿Habrá terceras elecciones generales?

El compromiso expreso de todos y cada uno de los partidos es que no sea así. Y no lo parecerá a tenor del claro triunfo de Rajoy.

Pero a priori, nada es descartable. El resultado electoral vuelve a girar en torno a tres conceptos: bloqueo, vetos y sillas, aunque ahora Albert Rivera tendrá más difícil vetar a Rajoy. Ya se demostró que los bloques ideológicos izquierda-derecha tienen menos peso que otra prioridad, el nombre del presidente del Gobierno. Y ahora está por ver.

En principio, todos los candidatos se excluyen entre sí. La celebración de unos terceros comicios ha centrado la segunda fase de una campaña muy poco motivadora. Y de persistir los vetos personales en la búsqueda de mayorías y de convocarse a las urnas en diciembre, España no solo caería en un brutal descrédito internacional, sino que probablemente tendría que verse abocada a una renovación en los liderazgos de los cuatro partidos. El fracaso sería palmario y ninguno gozaría de credibilidad. No es plausible pensar en terceros comicios.

2. ¿Emerge la figura alternativa de un presidente independiente?

No es un escenario plausible. Sería el mayor fracaso colectivo de nuestra democracia. Y salvo en conciliábulos periodísticos y algunos círculos empresariales, no se ha manejado esa opción salvo como alternativa en caso de catástrofe negociadora de los partidos. Cosa distinta es que el bloqueo político llegue al extremo de que Mariano Rajoy, vencedor de los comicios, se vea obligado a retirarse para forzar a otros partidos a avalar la investidura de otro candidato del PP elegido por consenso y por sentido de la responsabilidad institucional. A día de hoy, esa opción no deja de ser una especulación que, de producirse, sería como consecuencia de los vetos personales a Rajoy, y de una situación extrema que pusiera en peligro la estabilidad institucional en España.

3. ¿El PSOE permitirá a Sánchez intentar un «gobierno de progreso»?

Dependerá del análisis realista de los resultados, pero a priori es impensable. La intención de Sánchez será sobrevivir e intentar presidir el Gobierno a toda costa. Lo más probable es que intente renovar el «gobierno de progreso» que ya prediseñó junto a Ciudadanos, con el aval de Unidos Podemos. Esta vez, sin «líneas rojas» de su Comité Federal.

Será, en efecto, su última bala, y pondrá todo su empeño en que Pablo Iglesias respalde ese proyecto sin que Podemos asuma en ningún caso la presidencia del Ejecutivo. La situación en que queda el PSOE es compleja. Reconducir el debate catalán para no cerrarse puertas y ceder lo indecible ante Podemos, tratando de sumar a Albert Rivera, será su prioridad, probablemente sin siquiera dejar paso primero a Rajoy para que intente su investidura. El riesgo para Sánchez es grande y el baldón de sus errores de los últimos meses pasado, muy pesado.

4. ¿La legislatura será corta si hay Gobierno?

Es francamente probable. Salvo que un milagro político termine propiciando una gran coalición entre PP y PSOE, a la que se sume Ciudadanos, como colofón a este periodo de inestabilidad, es difícil de pronosticar que cualquier acuerdo de Gobierno vaya a ser pacífico. Podrá superarse una investidura, pero difícilmente podrán aprobarse unos Presupuestos sin cesiones, guerra sucia política, golpes bajos y desgaste para el presidente. La nueva legislatura invita poco al optimismo en términos de estabilidad institucional. Una solución para el reordenamiento del panorama política sería pactar una legislatura corta que permita a los partidos iniciar procesos de renovación interna que desemboquen, a dos años vista, en nuevas elecciones.

5. ¿Ha tocado techo electoral Unidos Podemos?

Es difícil de prever. Su consolidación como partido es un hecho pero en cierto modo se desvanece un poco en términos de expectativas. Se ha convertido en un partido «de la gente» al que solo vota la juventud más radicalizada o la izquierda extremista. Su transformación en un partido aparentemente socialdemócrata, con mensajes más suaves y realistas frente al comunismo más rancio y utópico, no les ha dado el resultado esperado. La absorción drástica de IU no ha sido un éxito precisamente.

6. ¿Cabe la gran coalición como única solución alternativa a un teórico bloqueo?

Aparentemente, está descartada de plano. Desde luego, no podrá serlo con Pedro Sánchez al frente del PSOE. En un caso extremo, sería más factible la apertura de un debate interno en un PSOE en pleno proceso de reorganización interna para decidir una hipotética abstención en favor de un presidente del PP. Ese escenario sería el más semejante a una gran coalición. La expectativa de algunos círculos económicos y empresariales de que la estabilidad y la recuperación solo alcanzarán éxito si el Gobierno tiene un presidente del PP y un vicepresidente del PSOE se desvanece en la misma noche electoral. Difícilmente dejará de ser un efecto óptico.

7. ¿Cabe un intento de Sánchez de formar gobierno con Podemos y Ciudadanos?

Difícilmente podrá intentarlo tras la clara mayoría que legitima a Rajoy. Rivera e Iglesias son dos de los perdedores de la noche, e intentar una entente contra Rajoy sería forzar la maquinaria de las urnas. Rivera e Iglesias han demostrado ser incompatibles e incapaces de pactar. Además Sánchez no tiene asegurada su continuidad al frente del PSOE. La clave estará en la capacidad que demuestre el PSOE para desbloquear un segundo mandato de Rajoy. Su situación es de suma debilidad.

8. ¿Los errores de las encuestas y sondeos revelan que los estados de opinión son artificialmente creados?

Es indudable que el fracaso de los sondeos resulta preocupante por su alarmante falta de exactitud. A priori, y a la espera de evaluar la influencia real del Brexit en las urnas, lo cierto es que no parece haber generado una convulsión capaz de generar el virulento vuelco de los sondeos. Ni ha habido «sorpasso», que se diagnosticó de modo unánime, ni se acercaron las encuestas a vislumbrar el porcentaje de escaños y votos logrados por el PP. El descrédito de las encuestas ha sido palmario en esta ocasión y su metodología se ha revelado como incompleta e inexacta.

Ver los comentarios