Pedro Sánchez
Pedro Sánchez - EFE

La campaña acentúa la solidez de Rajoy y el desgaste de Sánchez a favor de Iglesias

Satisfechos con la evolución de las últimas semanas, en el PP aspiran a alcanzar el 30% de los votos

En el PSOE desconfían de las encuestas

Madrid Actualizado: Guardar
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En el ecuador de una campaña electoral con casi un veinte por ciento de indecisos, los partidos afinan sus estrategias y examinan sus propios sondeos para tratar de tomarle las medidas al que será el nuevo Parlamento.

Todos coinciden en que el PSOE es el más debilitado en este punto de la campaña, y que es Podemos quien le gana terreno. Sólo el PSOE pide cautela, aunque de puertas para adentro muchos de sus barones admiten una caída. Se respira optimismo, por tanto, en las filas moradas, pero no más que en las del Partido Popular, que cree que la campaña los está consolidando como la fuerza más votada. Y subiendo.

«Soy optimista», dijo ayer hasta en tres ocasiones en su mitin de Palma de Mallorca Mariano Rajoy.

Incluso añadió la coletilla: «Podemos tener una gran victoria». En el PP, en efecto, están contentos. Sus encuestas internas les reafirman en que van ganando posiciones, pasito a pasito, mientras sus oponentes más directos, PSOE y Ciudadanos, los pierden, y Podemos se recupera. Unos tendencias que confirma la encuesta de GAD3 que ABC ha publicado en las últimas semanas.

El propio presidente, poco dado a las cábalas, se atrevía a lanzar en una conversación informal con periodistas el siguiente análisis: «No me quiero meter en los líos de nadie, pero puede haber alguna sorpresa el 20-D». No hubo forma de que explicara en qué consistiría, aunque en su entorno apuntan hacia una recuperación de los populares mayor de la que pronostican las encuestas -aunque nadie se atreve a decir si superarán los algo más de 123 diputados que les daba la citada encuesta o el 30 por ciento de apoyos en las urnas.

En todo caso, lo que parece que las encuestas afirman es que el PP va subiendo punto a punto, mientras que Ciudadanos sufre un ligero retroceso, y el PSOE se desangra en votos que van a parar en buena medida a Podemos. Incluso apuntan como posible un triple empate entre C’s, PSOE y Podemos. Tal vez por eso no quieren ahondar en las críticas al Partido Socialista -a pesar del «arreón» que le dio el martes el presidente en Sevilla, que sus más cercanos achacan a la presión del ambiente popular en Andalucía-. «No ganamos nada con ello; no tiene sentido». De hecho, aseguran que no van a cambiar su estrategia, que seguirá centrada en poner en valor su gestión de estos cuatro años y su experiencia de gobierno frente a los «experimentos». Más bien, la idea de la dirección del PP es «esperar a que los demás se desinflen, y seguir trabajando». El propio candidato popular, Mariano Rajoy, aseguraba ayer que «sólo me interesa lo que haga el PP, y recuperar la confianza de la gente».

Mientras, Pedro Sánchez intenta conjurar en el ecuador de la campaña la sensación de desánimo interno que, dicen en la Dirección Federal, ha sido provocada por el «tripartito» que han formado coyunturalmente PP, Ciudadanos y Podemos para desgastar al PSOE.

Ferraz no quiere creerse las encuestas y trata de dar la vuelta apelando a la «raza» de partido de los socialistas, como volvió a hacer anoche el líder en el mitin de Toledo; una especie de reedición de la denuncia de la «pinza» que hicieron José María Aznar y Julio Anguita en 1996 contra Felipe González. El partido, sus militantes, no están movilizados como en otras ocasiones y desde el comité de campaña se confía en que, con este toque a rebato, la gente se sienta herida en su orgullo socialista y salga en defensa de su secretario general y candidato a La Moncloa

En el equipo de Albert Rivera creen que el debate ha reforzado esencialmente la tendencia a la baja del PSOE. Creen también que ha supuesto un espaldarazo a los nuevos partidos, una forma de reconocer -lo hacen sin medias tintas- que sí perciben un crecimiento de Podemos durante la campaña. «Pablo está bien, en su estilo», cuenta un miembro del comité de campaña de Ciudadanos, que explica que la subida de la formación morada «está balanceada» con la bajada del PSOE, al que no le ven capacidad de rehacerse. « Va a empezar a perder escaños a medida que sube Podemos. Nosotros nos jugamos algún escaño con Podemos, pero bastante menos». En la dirección de Ciudadanos siguen contando en sus números con ser segunda fuerza por delante de los socialistas.

Durante la primera parte de la campaña, Rivera ha centrado su discurso en durísimas críticas a Pedro Sánchez y a la ausencia de proyecto del PSOE. Conforme vaya evolucionando la campaña, y muy pendientes de lo que digan las encuestas del fin de semana, Ciudadanos tratará de abrir alguna vía de ataque sobre la base electoral del PP.

Podemos inició la campaña hablando de «remontada» y, aunque lo hacían para arengar a sus bases, ahora están seguros de que la realidad los acompaña. En la dirección de Madrid, que arrancaron convencidos de que difícilmente pasarían de los seis o siete escaños, ayer se mostraban confiados de llegar hasta los ocho, en detrimento del PSOE. En Madrid el voto está «más asentado», aseguraba ayer un candidato de Podemos, pero en otros territorios hay escaños que bailan y que esperan acaben por caer de su lado.

En el partido no hacen encuestas internas porque no tienen partida destinada a ello en el presupuesto electoral, pero manejan «indicadores indirectos» -como el seguimiento en redes sociales o visualizaciones de sus vídeos de campaña- y colocan el principal punto de inflexión en el debate del lunes. En Facebook, por ejemplo, el partido logró 10.000 seguidores nuevos durante el transcurso del mismo en televisión.

«Dile a alguien “no pienses en un elefante” y enseguida su mente lo dibujará», decía ayer un miembro de la dirección, parafraseando a Lakoff, para referirse a la estrategia fallida de Pedro Sánchez. Piensan además que cuando el CIS los situaba primeros en intención de voto directa habían conseguido posicionarse como «voto útil» frente al PSOE, y creen que de nuevo está calando ese discurso. «Es gente que ya confió en Podemos y ahora vuelve a hacerlo», indican.

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