Feijóo garantiza la seguridad del voto frente al discurso del miedo de la izquierda y el populismo

El presidente de la Xunta descarta la posibilidad de suspender los comicios y rechaza «hacer política con el virus»

Alberto Núñez Feijóo visitó este lunes el pequeño comercio en La Coruña Efe

Mariano Calleja y Pablo Pazos

El brote de coronavirus en la comarca de A Mariña , en Lugo, con 119 casos activos hasta ayer, ha llevado a la Xunta a imponer el confinamiento en la zona hasta el viernes, y ha despertado dudas sobre la posibilidad de que miles de personas puedan quedarse sin opción de votar en las elecciones autonómicas del 12 de julio. El presidente de la Xunta y candidato a la reelección, Alberto Núñez Feijóo , lanzó ayer un mensaje de tranquilidad y de seguridad, mientras desde la izquierda y el populismo se alentó el discurso del miedo, e incluso se dejó la puerta abierta a una suspensión de las elecciones.

La participación es una de las claves más importantes en la jornada electoral del domingo en Galicia. Una caída de la asistencia a las urnas puede dejar en el aire la mayoría absoluta de Feijóo que reflejan las encuestas. El PP lo sabe, y sus adversarios electorales, también. En ese contexto, Feijóo actuó como presidente de la Xunta, y garantizó que seguirá tomando todas las medidas necesarias para preservar la salud de los gallegos, hasta el mismo día de las elecciones y después, como ha hecho, subrayó, desde el principio de la pandemia. A partir de ahí, pidió un poco de «proporcionalidad y responsabilidad» a la oposición.

El candidato a la reelección también quiso ser muy claro sobre la posibilidad de restringir el derecho al voto de los que puedan encontrarse confinados, si el brote no remite o va a más. Después de su intervención en un acto sectorial en La Coruña, en una conversación con los periodistas, fue rotundo al subrayar que está garantizado el derecho al voto de todos los confinados, salvo los que sean «positivos», que en el caso de A Mariña son algo más de un centenar. Desde la Xunta confían, además, que de aquí al domingo reciban el alta una parte de ellos.

En las actuales circunstancias, Feijóo descarta una suspensión de las elecciones , ni parcial ni mucho menos total. En su equipo se preguntan cuál debería ser entonces la mejor fecha, porque va a seguir habiendo brotes durante un tiempo prolongado, y Galicia debe decidir su futuro para los próximos cuatro años. El líder del PP gallego es consciente de que «cuanto más se espere, más gente visite Galicia y más fronteras se sigan abriendo, más posibilidades hay de brote».

Feijóo advirtió de que hay que ser «respetuosos, serios e inflexibles contra la pandemia y y el virus que está ahí» y garantizó la seguridad en los más de 2.000 colegios electorales gallegos, que se han inspeccionado uno a uno. El presidente regional defendió que la situación epidemiológica de Galicia es tranquila y «mejor en cualquier parámetro» que la del resto de España, pese a la situación en A Mariña. Se comprometió a actuar con máxima transparencia y rechazó «hacer política con el virus».

Última baza

Los líderes nacionales también se pronunciaron ayer. Desde Lisboa, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez , se limitó a recordar que «quien tiene que ofrecer información y dar la transparencia que demandan los gallegos es el presidente de la Xunta». El presidente del PP, Pablo Casado , envió un «mensaje de tranquilidad», porque «es más seguro ir a votar en un colegio electoral», aseguró, que «tomarse un café en un bar que esté más concurrido». Entrevistado en Antena 3, apuntó a un intento del «mejunje» de partidos que conforman la oposición de torpedear a Feijóo al ver que «no van a ganar».

La izquierda gallega azuza el discurso del miedo como última baza para revertir la mayoría holgada de Feijóo que pronostican los sondeos. La provincia de Lugo es pieza codiciada: el PP pelea por un noveno escaño y el BNG le pisa los talones al PSOE. El candidato socialista, Gonzalo Caballero, no quiso verbalizar ayer una petición de que se aplacen las elecciones en la zona afectada, pero vino a hacerlo veladamente al indicar que «parece que no se van a dar las condiciones» para «acudir a las urnas con total solvencia» en A Mariña. Más lejos fue Ana Pontón, candidata del BNG. «Lo lógico sería que en esa comarca las elecciones se aplazaran hasta que se pueda votar con todas las garantías y que no se ponga en riesgo la salud de las personas», reivindicó. Una demanda con la que se alinean consistorios socialistas como el de Burela. Marea Galeguista presentó un recurso ante la Junta Electoral solicitando el aplazamiento.

Los rivales de Feijóo han encontrado en el rebrote un ariete con el que intentar erosionar la imagen de gestión eficaz que se labró el mandatario durante el estado de alarma. Caballero asegura que el foco de A Mariña «se le fue de las manos» e insinúa que se minimiza con fines electorales. Pontón le acusa de «falta de previsión» e «improvisación». Desde la coalición que auspicia Podemos, Antón Gómez-Reino entiende que «cualquiera» cree que la Xunta decretó cinco días de aislamiento pensando en las urnas: «Lo único que parece que le importa es el calendario electoral al señor Feijóo. Lo que le tiene que preocupar es la democracia y la salud de la gente de A Mariña». El presidente gallego, al que la oposición en bloque reclamó que acuda al Parlamento, tiene previsto comparecer hoy tras reunirse con el comité clínico de expertos sanitarios.

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