La alternativa constitucionalista se desdibuja en Cataluña

La media de las encuestas publicadas apunta a una nueva mayoría secesionista

La participación en las elecciones catalanas cae 22 puntos con respecto a 2017

Elecciones en Cataluña 2021: sigue la jornada electoral y el recuento de votos en directo

El líder del PP catalán, Alejandro Fernández en un acto en Barcelona EFE/ EP

Àlex Gubern

En los pasillos del Parlament, y en conversación con ABC, un diputado del bloque constitucionalista confesaba ayer su desconcierto y prevención ante las encuestas publicadas.

«Vemos un triple empate entre PSC, Junts y ERC , sí, pero con unos niveles de abstención tan altos no descartamos nada, incluso un resultado rotundo por parte de uno de estos partidos que se dispare por encima de los sondeos». La percepción del diputado es compartida por otros analistas, y quizás más que en ninguna otra convocatoria electoral, las dudas sobre la fiabilidad de los sondeos se disparan.

Partiendo de esta premisa, lo que sí se desprende de las encuestas publicadas -el gráfico recoge la media de las diez más recientes- es que Cataluña tiene muy complicado salir del bucle político en el que vive instalada desde hace una década, y que pese a la percepción social de que el ‘procés’ está agotado, la realidad es que los partidos independentistas pueden ampliar su mayoría, de los 70 diputados actuales (la mayoría absoluta está en 68) a una horquilla que va de 71 a 74 diputados. «Es descorazonador» , admite el mismo diputado, que destaca que los cambios que detectan otras encuestas -caída de apoyo al independentismo, mayor preocupación por los aspectos sociales...- es probable que no se trasladen aún al Parlament.

Alternativa desdibujada

Otro dato que avanzan los sondeos publicados es que el llamado «efecto Illa», innegable, se ha ido diluyendo a medida que avanzaba la campaña y, de hecho, la media coloca al PSC por detrás de Junts y Esquerra en cuanto a reparto de escaños, aunque no en cambio en cuanto intención de voto. El PSC podría ganar las elecciones, pero la infrarrepresentación del voto de la provincia de Barcelona (concentra el 73% de la población, pero reparte solo el 63% de los escaños, 85 de 135), unido a cierto estancamiento en la progresión del candidato hacen que la victoria socialista, como la de Ciudadanos en 2017, pueda ser estéril ante la consolidación de la mayoría independentista. La posible alternativa de un gobierno de tipo constitucionalista se desdibuja.

Dentro del bloque secesionista, Esquerra sigue estando por delante de Junts, aunque la distancia se va recortando y Laura Borràs estaría en disposición de disputarle la primacía a un desdibujado Pere Aragonès , que, al igual que Illa, nota como la última semana de campaña se hace larga. Como también apuntaba el sondeo «flash» improvisado por el CIS, Borràs es la candidata con mayor margen de crecimiento hasta el próximo domingo. Otro dato que apuntan los sondeos es que, de nuevo, la elección de un presidente independentista, sea Aragonès, sea Borràs, dependerá de la CUP, que podría pasar de sus cuatro diputados actuales a siete u ocho, aprovechándose de la prima que puede suponer para los partidos pequeños con electorado fiel la previsible caída de la participación, que puede ser superior a los 20 puntos con respecto a 2017, volviendo a una abstención similar a la de los años anteriores al ‘procés’.

El mismo efecto es el que podría empujar hacia arriba a Vox, partido al que las encuestas, sin calibrar el efecto aún que pueden tener los ataques sufridos estos últimos días, irrumpiría con fuerza en el Parlament. Siete diputados, según la media de las encuestas, por delante del PP, que de cuatro ahora pasaría a tener entre cinco y seis. Lo que sí se da por descontado es el desplome de Ciudadanos, de 36 a una horquilla de entre once y doce. Fuentes del partido naranja apuntaban ayer en base a sondeos propios que los partidos constitucionalistas podrían ganar al bloque independentista por un escaño de diferencia, y que el "sorpasso" de Vox sobre el PP estaría consolidado, informa Juan Casillas. Desde ayer, sin posibilidad de publicarse nuevas encuestas, los partidos afrontan la recta final de la campaña tratando de convencer a la importante bolsa de indecisos que se detecta, y calibrando en qué medida la abstención se produce en campo propio o ajeno. La posibilidad de un cambio real se adivina difícil, pero no imposible.

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