Instalaciones de regadío en la finca de Valdeojos, en Lebrija
Instalaciones de regadío en la finca de Valdeojos, en Lebrija - ABC
TRIBUNALES

La cosecha más amarga de la finca lebrijana Valdeojos

Fernando Mora-Figueroa Domecq ha sido condenado a pagar más de 8 millones de euros a su exsocio en este proyecto

SEVILLA Actualizado: Guardar
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La finca lebrijana Valdeojos-Hornillo, uno de los grandes proyectos agronómicos de Fernando Mora-Figueroa Domecq, ha terminado con una cosecha amarga. Tras incumplir sus compromisos contractuales con su exsocio Espiridión Tascón —responsable de ejecutar la modernización de estas tierras a través de la consultora Diman— el juzgado de primera instancia número dieciséis de Sevilla le ha condenado a indemnizar a este ingeniero con más de 8 millones de euros, en un proceso judicial en el que se han constatado las serias dificultades económicas que atraviesan los negocios de este empresario.

En el sector agrícola Tascón es conocido por haber ejecutado los aspectos técnicos de la modernización de Las Lomas (una de las mayores y más famosas fincas de España en la que los Mora-Figueroa tuvieron como socio al fondo kuwaití Kio).

Del éxito de Las Lomas en los años noventa surgió una relación de confianza que les llevó a identificar una nueva oportunidad: la finca Valdeojos-Hornillo, más de 600 hectáreas cuya titularidad era del Ayuntamiento de Lebrija.

«Es una zona de tierras muy fértiles pero en Lebrija algunos le llamaban la Laguna, ya que se inundaban con mucha frecuencia», apunta un agricultor de esta zona. Es decir, su puesta en explotación requería una gran dedicación para adecuar las tierras y dotarlas de las infraestructuras hidráulicas necesarias (con la dificultad añadida de que el sector agrario está muy burocratizado). «Su proximidad a la autovía Sevilla-Cádiz era una ventaja competitiva que permitía comercializar fácilmente la producción», añaden.

La consultora Diman descubrió este posible negocio en 1998, logró la opción de compra (que ejecutó finalmente Fernando Mora-Figueroa) y desarrolló un complejo proceso de transformación, creando incluso una nueva comunidad de regantes. Una década después los términos económicos de esta operación —que incluían una cesión de 150 hectáreas a Diman— no se habían cumplido. Esto llevó a que en marzo de 2010 se firmara un documento denominado «reconocimiento de deuda» sobre el que ha girado todo el proceso judicial. En ese escrito se detallan los términos en los que Diman le cedió la opción de compra a la empresa de Mora-Figueroa (Las Canteruelas), el porcentaje a cobrar por la obtención de subvenciones y los servicios técnicos prestados. El demandante, representado por Juan Carlos Alférez (AFRAbogados), ha constatado la validez del documento, mientras que el letrado del acusado, Francisco Rincón Jiménez-Momediano, ha tratado de justificar que ese contrato se selló con intimidaciones, dado que «se consiguió bajo la presión de una reclamación judicial» cuando la transformación de la finca aún no había finalizado «y ante la comprometida situación económica de Las Canteruelas».

Veredicto

La jueza Isabel María Nicasio Jaramillo recoge la tesis de la defensa y declara en la sentencia que gracias precisamente a ese documento «no se puede discutir ni la existencia de las obligaciones por las partes establecidas, ni la cuantificación».

El fallo final es rotundo y respalda plenamente la reclamación de Diman. Las Canteruelas deberá abonar 3,65 millones de euros por las 150 hectáreas que no ha entregado; 165.000 euros por los frutos civiles derivados de la falta de entrega de la finca; 3,5 millones de euros por las subvenciones gestionadas; y 331.000 euros por otros servicios prestados. En total, 7,6 millones a los que se le sumaran los intereses.

Durante el proceso judicial la finca ha cambiado de manos. Entre los agricultores de Lebrija se rumorea que la ha adquirido la familia asturiana Cosmen (los dueños de los autobuses Alsa) y que, aunque se ha vendido a un precio competitivo, este activo ha multiplicado su valor gracias a las obras de modernización. Los nuevos propietarios controlarán la que ahora es una de las mejores fincas de Lebrija.

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