El presidente de la junta directiva de Volkswagen, Matthias Müller
El presidente de la junta directiva de Volkswagen, Matthias Müller - EFE

Volkswagen culpa del escándalo a la falta de ética laboral de algunos trabajadores

El presidente de la junta directiva de la compañía, Matthias Müller, anuncia que a partir de ahora los trabajadores estarán constantemente controlados en sus actividades y los procesos

BERLÍN Actualizado: Guardar
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Deficiencias en procesos, conductas erróneas y faltas de ética laboral de algunos empleados. Así ha descrito el presidente de la junta directiva de Volkswagen, Matthias Müller, el origen del escándalo. “Las responsabilidades no estaban suficientemente claras”, ha admitido, antes de describir el despliegue tecnológico que hará la empresa en sus diferentes niveles de producción para que, a partir de ahora, los trabajadores estén constantemente controlados en sus actividades y los procesos. Con este veredicto, la junta deja zanjado que la responsabilidad no corresponde a la directiva, más allá de los cambios que ya se han producido, y, eso sí, deja en adelante el escándalo en manos del español Francisco García Sanz, vicepresidente mundial de Compras del grupo Volkswagen y presidente de Seat.

Otra de las decisiones tomadas a raíz de la crisis es que las mediciones y test de gases serán externalizadas para que sean realizadas de forma independiente. Müller se ha felicitado por el hecho de que la investigación interna llevada a cabo y las nuevas y más exhaustivas mediciones han limitado el alcance de la manipulación a solo nueve modelos, por lo que será más barato de lo presupuestado su modificación. La empresa ha expuesto la investigación en la que han participado 450 expertos que han rellenado 50 millones de fichas de datos. “Tomen estas cifras como señal de lo muy en serio que nos lo hemos tomado”, ha dicho Müller, pero sobre todo ha insistido en que esta crisis ha servido para que Volkswagen introduzca sistemas de tecnologías de la información que permitirán en adelante observar procesos individuales con mayor eficiencia y transparencia.

Hans-Dieter Pötsch ha sido el encargado de narrar, ante periodistas de todo el mundo, cómo comenzó el mayor escándalo de la historia del grupo y ha fechado el inicio en 2005, cuando la compañía quería hacerse un hueco en el mercado norteamericano con sus motores diesel. Lograron sortear los estándares de polución de los Estados Unidos pero supieron que no podrían crear una motorización lo suficientemente moderna en el corto plazo para evitar la contaminación del aire y los ingenieros se sirvieron de la herramienta del software. A partir de ahí y una vez que pudieron desarrollar la tecnología apropiada, un cúmulo de vacíos de responsabilidad propició la continuidad de los modelos trucados. Pötsch ha señalado a una "mentalidad en algunas áreas de la empresa que toleran infracciones de las normas". "Está probado que no fue un error de un solo momento, pero sí hubo una cadena de errores que permitieron que pasara", ha dicho, sin dar explicación alguna sobre qué directivo sabía qué y en qué momento.

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