El señuelo de unos nuevos Pactos de la Moncloa

Ahora preocupa más la construcción de un «relato» que se «venda» bien a la opinión pública y permita transmitir la apariencia de buscar soluciones a la compleja situación que estamos viviendo

ARCHIVO ABC

SANDALIO GÓMEZ LÓPEZ-EGEA

Una buena parte de la sociedad, incluidos los políticos actuales en activo, desconoce el alcance real de los Pactos de la Moncloa, cómo y porqué se gestaron y cuál fue su contenido y su proyección en la Historia de España. Ahora preocupa más la construcción de un «relato» que se «venda» bien a la opinión pública y permita transmitir la apariencia de buscar soluciones a la compleja situación que estamos viviendo. Se impone la improvisación ante unos problemas que, por su calado, exigen grandes dosis de realismo , una búsqueda sincera de consensos amplios y una toma de decisiones prudenciales de largo alcance, con auténtico sentido de Estado.

De forma inesperada y muy lejos de la línea actual del Gobierno, se plantea sin demasiado convencimiento, la oportunidad de alcanzar unos pactos similares a los famosos Pactos de la Moncloa de 1977 . De esa manera hay munición política para salvar responsabilidades y señalar a la oposición en el caso de que no acepte el reto. Los pactos de verdad, no se anuncian, se ponen en práctica con decisión y convencimiento .

Los Pactos de la Moncloa tenían un objetivo claro: asentar la recién nacida democracia en medio de una grave crisis económica, que podía ponerla en peligro. Había un político de «raza», Adolfo Suárez , acompañado de un catedrático de gran nivel, respetado por todos, Enrique Fuentes Quintana , y unos representantes políticos de altura, liderados por Felipe González, Santiago Carrillo, Leopoldo Calvo Sotelo, Enrique Tierno, Manuel Fraga, etc . que representaban de izquierda a derecha, el amplio arco parlamentario. Todos ellos supieron entender la Misión de construir y asentar la democracia en España, ante el asombro del mundo entero, con un espíritu de concordia y dispuestos a renunciar a los legítimos intereses de partido. Los Pactos de la Moncloa forjaron la base de la Constitución Española de 1978 .

En cambio, en la actualidad no existe ninguna de las circunstancias de entonces ni líderes políticos capaces de lograr un consenso similar. No es posible, con los mimbres actuales, hilvanar siquiera unos acuerdos alrededor de los pilares que hicieron posible los Pactos de la Moncloa:

1.-La Política Económica , que se planteó frenar la inflación desbocada por encima del 25%, mantener el control del gasto público y de la Masa Monetaria, para conseguir un crecimiento sano de la economía, indispensable para consolidar la transición.

2.- La Política Industrial , que dio paso a los Planes de Reconversión Industrial de los años 80, negociados por empresarios y sindicatos, que modernizaron los principales sectores industriales en nuestro país, en busca de mayor eficacia y eficiencia.

3.- La Política Fiscal, que hizo posible una Reforma de gran calado que ajustara la contribución de los ciudadanos al Estado, en función de sus posibilidades reales.

4.- La Política de Rentas , que estableció las bases del Estatuto de los Trabajadores y de los Pactos Sociales posteriores que, por cierto, en los que los sindicatos demostraron una generosidad digna de encomio, al aceptar una reducción drástica de su capacidad adquisitiva, a través del control de la Masa salarial Bruta de las empresas, y de establecer el incremento salarial en base a la inflación futura en vez a la inflación pasada.

¿Alguien cree posible, que un Gobierno en coalición con Podemos, estando en minoría, y apoyado en los partidos independentistas, puede plantear unas líneas de consenso a la oposición , a los empresarios y a los sindicatos, que tenga visos realistas de salir adelante?

El problema hay que situarlo en la constitución del Gobierno, que ha despreciado a lo que manifestaron más de la mitad de los españoles en las urnas, que deseaban un Gobierno fuerte, formado por los socialistas , con el apoyo de los partidos constitucionalistas, que sumaban entre todos ellos, más de 200 diputados en el Congreso. En cambio, el Presidente, hizo todo lo contrario que prometió en la campaña electoral y engañó de forma clamorosa a sus propios votantes.

Ningún «relato» por bueno que éste sea, puede por sí sólo, escaparse de la realidad y alcanzar un mínimo de credibilidad entre unos ciudadanos que contemplan atónitos la incoherencia y la incapacidad de gestión del Gobierno , para afrontar la inesperada y compleja situación actual.

Sandalio Gómez López- Egea, profesor Emérito del IESE

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