Una crisis sin igual

En sus últimas previsiones recién sacadas del horno, de este abril, el FMI prevé que la economía global entrará en recesión y destruirá un 3% de su PIB

La directora gerente del FMI; Kristalina Georgieva REUTERS
María Jesús Pérez

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Esta crisis no va a ser ni siquiera mínimamente parecida a ninguna otra conocida antes. Habrá que prepararse, sobre todo emocionalmente. Muchos augurios llevamos ya en este último mes respecto al impacto económico y social del coronavirus, ninguno desde luego para quedarse tranquilo y confinado para siempre, pero las previsiones de uno de los organismos más globales del mundo, el Fondo Monetario Internacional (FMI), es para echarse a temblar. El FMI alerta de que estamos ante el mayor hundimiento desde la Gran Depresión, el crac de 192 9. En sus últimas previsiones recién sacadas del horno, de este abril, prevé que la economía global entrará en recesión y destruirá un 3% de su PIB. Solo por comparar, en 2009, el peor año de la crisis financiera, la economía mundial se retrajo un 1,7%. Se trataría así de la mayor caída del PIB desde la posguerra.

Pero si nos quedamos con las previsiones para España, no sé si mirar hacia otro lado o qué hacer. Destacamos por ser los que más sufriremos para seguir creciendo, más bien nos pasará todo lo contrario, y lideraremos las dificultades para remontar. El organismo internacional estima que nuestro país será uno de los que peor desempeño tendrá: destruirá más actividad este año y tendrá una recuperación más débil. El FMI pronostica que el PIB caerá un 8%, en lo que supone la mayor recesión, tras Italia con un -9,1%, para cosechar una recuperación del 4,3% el próximo año, menor a la de las grandes potencias europeas, aunque con las medidas puestas en marcha, que ignoran cómo devolver la actividad empresarial dudo mucho de que podamos recuperar tan pronto. En un año que íbamos a crecer un 1,6%, no solo no creremos si no que nos hundiremos un 8%. El mercado laboral se contagiará de esta actividad perdida y el paro repuntará del 14,1% al 20,8%, bajando al 17,5% en 2021. La caída de la demanda y de la renta de los hogares llevará al IPC a terreno negativo, con una caída del 0,3% este año y un repunte del 0,7% el próximo año.

¿Es o no para echarse a temblar? Y a todo esto hace estas dramáticas y duras previsiones en el mejor de los escenarios, porque si nos acogemos al peor ya mejor apagamos y nos hibernamos, pero no a nuestras empresas, a nosotros mismos y ya nos despertaremos en siglos venideros. Porque el FMI dibuja varias hipótesis más que dependerán, desgraciadamente, de la sensatez y responsabilidad de las medidas tomadas por cada uno de los Gobiernos del mundo, y yo prefiero o mirar a mi entorno más cercano: una es que la lucha contra el virus este año es más largo de lo estimado; la segunda, que hay un nuevo brote, más leve, en 2021 y la más pesimista, que la lucha contra el virus en 2020 se perpetúa y se junta con este nuevo brote. Pues bien, en el primer escenario, la caída del PIB global no es del 3%, sino del 6% este mismo año, siendo la recuperación un punto más baja en 2021. Si hay un segundo brote, a estas previsiones más negativas este año se suma que en 2021 el mundo no crecerá un 5,8% sino un 0,9%. Y, en el peor de los escenarios, en 2021 se repetirá la recesión mundial, siendo la caída del 2,2%.

Créanme, nunca antes había deseado tanto que los técnicos y analistas del FMI errasen en sus augurios.

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