El grifo del BCE sigue abierto

Mario Draghi advierte que hay que vigilar la volatilidad del euro

El presidente del BCE, Mario Draghi AFP
Rosalía Sánchez

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El Consejo del BCE no solo ha decidido mantener intactos los tipos de interés , como se esperaba, sino que mantiene también abierta la puerta a prolongar los estímulos más allá de septiembre . «El Consejo de Gobierno espera que los tipos de interés oficiales se mantengan en los niveles actuales durante un período prolongado que superará con creces el horizonte de sus compras netas de activos», afirma el comunicado sobre la reunión, reiterándose en su política y desmontando las especulaciones en los mercados sobre un adelanto de la agenda debido a la fortaleza de la que se está revistiendo el euro en las últimas semanas. El mensaje es de confianza. Draghi ha mencionado incluso un «crecimiento inesperado» de la economía. «La economía de la zona del euro se ha acelerado más de lo esperado en la segunda mitad de 2017», ha dicho, pero también ha señalado que hay que observar las implicaciones de la volatilidad del tipo de cambio del euro en la inflación en un solapado toque de atención a EE.UU..

Draghi se refería a los comentarios del secretario del Tesoro estadounidense, Steven Mnuchin , que ha dicho en Davos que un dólar débil es bueno para Estados Unidos. El presidente del BCE ha apuntado que ese «uso de lenguaje no refleja los términos de referencia acordados» en el FMI, donde hay un compromiso para no devaluar las divisas y no usar el tipo de cambio para tener ventajas comerciales. A pesar de que «no tenemos un objeto de tipo de cambio, sí es importante para el crecimiento y la estabilidad de precios», han sido sus palabras. «Algunos movimientos del tipo de cambio del euro se justifican por la fortaleza de la economía pero la cuestión es si otros movimientos son causados por el lenguaje y la pregunta es ver su efecto en la inflación», ha dejado caer. «La reciente volatilidad en el tipo de cambio representa una fuente de incertidumbre que requiere ser observada respecto a las posibles implicaciones para la estabilidad de precios a medio plazo».

Desde el principio de la rueda de prensa, Draghi ha insistido en el discurso sobre la continuidad del programa de compras de deuda, que seguirá a un ritmo de 30.000 millones al mes hasta septiembre o más allá de lo previsto, incluso abundando en que el BCE podría incrementar el programa en tamaño o duración. Y en cuanto se abrió el turno de preguntas, ha dado explicaciones sobre malentendidos en la interpretación de las actas de la última reunión del Consejo en relación a sus declaraciones. «Muchos miembros del Consejo de Gobierno se han sorprendido por la reacción del mercado a la publicación de las actas», ha reconocido en referencia a las interpretaciones sobre la posibilidad de una salida prematura del programa de compra de deuda, reiterando el compromiso del BCE «en el medio plazo» y señalando una vez más que el objetivo es la inflación al 2% y no el cambio del euro en el mercado de divisas.

Draghi ha apuntalado el mensaje recordando que la inflación está en niveles similares a octubre. «No ha habido mucho cambio», ha señalado, «estamos en ese punto y cuando consideremos que las perspectivas de inflación se han ajustado, nuestra política seguirá siendo acomodaticia, porque reinvertiremos la deuda que venza y porque los tipos seguirán donde están bastante más allá del fin del programa de compras». Y por si a alguien no le había quedado claro todavía, ha repetido que « nunca pararíamos el programa de compra de deuda de forma abrupta , una parte de nuestra discusión se basa en la extensión o gradual retirada, pero nunca en una parada repentina», ha dicho.

Draghi ha resuelto también dudas sobre el reparto de las compras de deuda y las desviaciones de ésta sobre el ratio de capital del BCE, respondiendo que el stock acumulado de compras y no las adquisiciones mensuales es lo que debe vincularse al ratio de capital del banco. «La mayor desviación es Grecia, debido a que no es elegible para las compras. Por eso las compras son mucho mayores, en relación al ratio de capital, en la deuda portuguesa», ha aclarado. Y tras dejar claro de esta forma que el BCE no favorece a ningún país concreto, ha reiterado su eterna petición a los gobiernos de impulsar «sustancialmente» las reformas estructurales en toda la zona del euro.

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