Italia y Países Bajos mantienen las espadas en alto sobre los coronabonos

El acuerdo del Eurogrupo ha servido para desbloquear la situación, pero la discusión se traslada a los presidentes

El presidente del Eurogrupo y ministro de Finanzas de Portugal, Mario Centeno EFE

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Los jefes de Estado o de Gobierno de los 27 países de la UE se reunirán por videoconferencia el próximo día 23 para ratificar el acuerdo alcanzado el jueves por la noche entre los ministros de Economía de la zona euro . «Es hora de sentar las bases para una recuperación económica robusta» , dijo el presidente del Consejo, Charles Michel, en el mensaje en el que les convoca, dando por hecho que las diferencias profundas que han salido a la luz en las dos semanas de discusiones en el seno del Eurogrupo pueden darse por superadas. Sin embargo, nada más lejos de la realidad.

El Gobierno holandés se ha sentido reivindicado por este acuerdo en el que se han excluido los bonos de deuda conjunta, los eurobonos . Su ministro de Finanzas Wopke Hoekstra, había dicho a los periodistas de su país cuando terminó la reunión que «en realidad es muy simple: los eurobonos son algo con lo que no estaba de acuerdo, no estoy de acuerdo y nunca lo estaré». Por su parte, el primer ministro italiano, Giuseppe Conte, que pedía los eurobonos y ha logrado que se mencionen como una posibilidad siquiera remota, publicó ayer por la mañana un mensaje en las redes sociales en el que insiste en que se ponga en marcha esta fórmula y que él tiene una posición que «nunca ha cambiado y nunca cambiará».

Para el presidente Michel, lo que acordaron los ministros de Economía de la zona euro es un conjunto de medidas que «tiene que relanzar nuestras economías al tiempo que promover la convergencia económica en la UE. El presupuesto de la UE tendrá que desempeñar un papel significativo aquí. Junto con el presidente de la Comisión, estoy trabajando en una hoja de ruta y un plan de acción para garantizar el bienestar de todos los europeos y devolver a la UE a una senda de crecimiento fuerte, sostenible e integrador basado en una estrategia verde y digital».

Esta declaración contiene los deseos de todos, pero no entra en la discusión sobre los aspectos concretos, que es algo que tendrán que resolver los propios presidentes. En las dos semanas que faltan hasta la videoconferencia de los líderes se necesitan preparar no pocos ajustes legales y se espera que también sirvan para enfriar los ánimos después de la batalla.

Esta es la segunda vez en poco tiempo que Países Bajos se significa como el país que impone sus criterios de estricta ortodoxia contable en la UE. Ya sucedió en la cumbre sobre el presupuesto para los próximos siete años, el 20 de febrero, cuando el primer ministro Mark Rutte vetó cualquier aumento de la aportación a las cuentas europeas , ni siquiera para intentar colmar el agujero dejado por la salida de un contribuyente neto como el Reino Unido. La amenaza del Covid-19 parecía entonces un aspecto lejano y difuso, pero Países Bajos ya se significó entonces como un Gobierno férreamente decidido a ceder al ambiente nacional-populista que crece en aquel país. Ayer, muchos comentarios en prensa elogiaban la posición de Hoekstra, que es probablemente el político holandés más popular en estos momentos, por «haberse resistido a que los impuestos que pagamos los holandeses vayan a a los defraudadores italianos». Para muchos analistas, dicho sea de paso, el sistema fiscal holandés es lo más parecido que existe a un paraíso de elusión fiscal.

En lo que Italia se parece a Países Bajos es que también es prisionera de la presión política del populismo antieuropeo. Conte ha explicado a todos sus colegas europeos que sus resistencia a utilizar el fondo de rescate, el MEDE, se debe a que el líder de la Liga, Matteo Salvini, ahora en la oposición, ha logrado que la opinión pública lo rechace porque lo ha retratado como poco menos que la condena al rescate y a la sumisión del país a los dictados de una «troika» que sometería la economía del país. Para él, con una deuda pública de más de un 130% del PIB, la opción serían esos eurobonos, que no aparecen en el texto del acuerdo de los ministros.

Sin embargo, sí que se refiere a un fondo de reconstrucción que podría proporcionar dinero a los países a través del presupuesto de la UE. Ese fondo podría usar «instrumentos financieros innovadores» para sin mencionar su tamaño potencial o cuándo se podrían poner en marcha. Eso le bastó al ministro de finanzas de Italia, Roberto Gualtieri, que se apresuró a escribió en Twitter: «Los bonos europeos están sobre la mesa. Estamos entregando una propuesta ambiciosa al Consejo Europeo. Lucharemos para que esto suceda».

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