Francia busca consenso alemán para reformar el Pacto de Estabilidad

Descôtes no oculta la ventaja estratégica que supone para los planes franceses la llegada del socialdemócrata Olaf Scholz a la Cancillería de Berlín

La embajadora de Francia en Berlín, Anne-Marie Descôtes ABC

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El presidente Macron ha dado inicio a su presidencia por turno del Consejo Europeo hablando de un «punto de inflexión» y su embajadora en Berlín, Anne-Marie Descôtes traduce para los alemanes esa expresión y explica por qué París quiere suavizar las reglas de Maastricht , forzando el lanzamiento de la campaña para reformar el Pacto de Estabilidad y marcando los tiempos al gobierno «semáforo» del socialdemócrata Olaf Scholz, que aunque se sitúa en la línea de Macron no había incluido este asunto todavía en su agenda pública más inmediata. «Las reglas no pueden volver a ser las de antes», dice la embajadora francesa, «somos conscientes de que tenemos poco tiempo por delante y queremos intentar darle la vuelta a las cosas». Las palabras de Descôtes dejan entrever que Macron quiere ya pasos visibles en la cumbre extraordinaria del Cosnejo del 10 de marzo y que, para lograrlo, no puede perder ni un solo día. «Creo que ese es un punto de inflexión, porque no se trata solo del crecimiento y la economía , se trata de toda la constitución de la UE. Se trata de definir cómo Europa puede volverse más fuerte y más soberana», urge la embajadora, consciente de que el proyecto no es viable sin el consenso alemán.

«Se trata de la capacidad de volver a producir más en Europa y de ser más independientes . De ponerse al día con las nuevas tecnologías y volverse mucho más fuerte en áreas que son importantes para el futuro. Significa que también tenemos que preguntarnos cómo queremos financiar el presupuesto en los próximos años y cómo queremos apoyar ls inversiones a largo plazo», traduce a la idiosincrasia alemana esta francesa que desde los 12 años ha estudiado y vivido intermitentemente en Alemania y conoce en profundidad los resortes de su mentalidad colectiva. «No, no daré números», rechaza concretar o dar pistas sobre la nueva meta de déficit público en la que está pensando Macron o sobre el diseño de los eurobonos que imaginan en París, «lo que queremos es que, en primer lugar, haya una discusión abierta y profunda en la que se tengan en cuenta todos los argumentos. Cabe recordar que al comienzo de la pandemia en marzo de 2020, la Comisión llegó muy rápidamente a la conclusión de que las reglas debían suspenderse por el momento».

Descôtes no oculta la ventaja estratégica que supone para los planes franceses la llegada del socialdemócrata Olaf Scholz a la Cancillería de Berlín, que ya ha mostrado su disposición a la reforma allí donde su antecesora, Merkel, mantuvo una prolongada negativa. «Creemos que no debemos repetir los errores cometidos durante la crisis financiera: volver a las reglas demasiado rápido sin mirar lo que está sucediendo en diferentes países. En los diez años en que todo el mundo intentaba volver a las reglas, los grandes competidores, EE. UU. y China, han invertido mucho. Es por eso que tenemos este retraso ahora», argumenta. A los conservadores contribuyentes alemanes, que aprecian la virtud de la contención del gasto y el ahorro como pocos otros europeos, hace un guiño de comprensión: «No queremos prescindir de reglas. Los Estados miembros deben seguir haciendo reformas. Francia lo empezó, Italia también, y tenemos que continuar con eso. Pero también necesitamos invertir para el futuro, para crear nueva riqueza que luego nos permita pagar la deuda. No debe haber ningún dogmatismo, debemos analizar la situación a fondo».

El gobierno alemán ya ha adoptado el lenguaje de la reforma, que implica mencionar a la «Europa fuerte y soberana» en casi cualquier discurso europeo del canciller Scholz, y la embajadora traduce también este vocablo. «No soberana en el sentido del derecho internacional, sino soberana en su capacidad de actuar. Europa debería volverse menos dependiente de los demás en todas las áreas. Esto se aplica a la cuestión de las cadenas de suministro, como se ha visto durante la pandemia. Está la cuestión del suministro de energía. Estamos expuestos a fluctuaciones de precios porque dependemos de terceros países . Y debemos ser más soberanos en la defensa de nuestros intereses, tanto en el ámbito económico como en el de la seguridad», dice, metiendo el dedo en varias de las llagas más reconocibles para los contribuyentes alemanes. «También tenemos que protegernos haciendo cumplir las normas, ya sea en el ámbito fiscal, en la regulación de Internet, en el comercio mundial o en la protección del clima», tranquiliza a los alemanes que dudan de la capacidad de cumplimiento de los socios sureños, «en todas estas áreas, Europa debería intensificar su juego. Eso requiere no solo tener metas ambiciosas, sino también hacerlas cumplir y actuar juntos para defender el modelo europeo».

Incluso se atreve mencionar la cuestión de la energía nuclear, haciendo ver que Alemania tendrá que amoldarse a la visión francesa. «Cualquier persona en su sano juicio preferiría un mundo sin armas nucleares, pero hay que ser realista» , dice, «sabemos lo delicada que es esta cuestión en Alemania por razones históricas. El acuerdo de coalición establece que Alemania permanecerá en contacto constante con sus socios. Esto es muy importante. Hemos expresado nuestra preocupación y hemos llamado la atención sobre el hecho de que incluso como observador tienes que pagar una contribución financiera».

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