Junta general de accionistas del Banco Santander, que ha anunciado el cierre de 450 oficinas
Junta general de accionistas del Banco Santander, que ha anunciado el cierre de 450 oficinas - SERRANO ARCE

La escasa eficiencia obliga a toda la banca a un nuevo ajuste de red

Los recortes en Unicaja y el Santander meten presión sobre todo a las viejas cajas, que tienen las peores ratios computando solo el negocio bancario

Madrid Actualizado: Guardar
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La debilidad de la demanda de crédito por parte de empresas y familias y el abaratamiento de los préstamos provocado por los bajos tipos de interés han mermado notablemente la rentabilidad de la actividad bancaria. Teniendo en cuenta que ese periodo de atonía de ingresos se prevé largo, las entidades están obligadas a recortar gastos para mejorar los márgenes de su negocio. Las ratios de eficiencia del sector no dejan lugar a dudas: prácticamente todas deberán ajustar aún más su capacidad instalada. ( Visualiza aquí el videoanálisis)

La tasa de eficiencia indica cuánto le cuesta a un banco captar negocio. Cuando ese nivel es del 50% quiere decir que para facturar 100 euros gasta 50 euros en personal, oficinas, tecnología... Tradicionalmente, el supervisor y el mercado han recomendado mantenerla por debajo de ese 50%.

No parece casual que Santander España, que presentaba a cierre de 2015 una ratio de eficiencia del 56,5%, haya anunciado el cierre del 13% de su red y la salida del 5% de la plantilla. Solo un día después Banco Ceiss comunicó otro ajuste que afectará al 14% de los empleados del grupo Unicaja, justificándolo también por la necesidad de adaptarse al nuevo entorno económico que afronta la banca.

A día de hoy, un total de seis entidades -Abanca (86,03%), Kutxabank (63,3%), Ibercaja (63,06%), Caixabank (59,6%), el Santander y BBVA (51,5%)- de los 13 principales grupos financieros del país presentan ratios superiores al 50%. A ellos hay que sumar el grupo cooperativo Cajamar, con una ratio del 65,56%. El resto quedaría por debajo de ese nivel recomendable.

Ingresos recurrentes

Ahora bien, muchas de las entidades que aparentemente aprueban tienen sus niveles de eficiencia desvirtuados por ingresos extraordinarios derivados de resultados de operaciones financieras como la compraventa de deuda pública, por ejemplo, pero que no son sostenibles en el tiempo porque son atípicos. Computando solo la facturación procedente del negocio tradicional o recurrente, once de los 14 grupos superan no ya el 50% sino el 60%.

Según ese criterio, entidades como BBVA (63,3%), que en 2012 adquirió Unnim y ahora acaba de absorber Catalunya Banc, y el Sabadell (63,29%), que a lo largo de esta crisis ha comprado seis bancos, son dos de las de mayor tamaño llamadas a un nuevo ajuste, como ya informó ABC. Diversas fuentes del sector apuntan constantemente a Caixabank, con la red más extensa (5.211 oficinas), como otra de las entidades que deben hacer un ajuste, aunque el banco presidido por Isidro Fainé defiende el tamaño y el modelo capital de su red al considerar que es una ventaja competitiva.

¿Más fusiones?

Como fuere, la mayor presión está sobre algunas de las antiguas cajas de ahorros convertidas en bancos más Cajamar. Unicaja (67,23%), Kutxabank (67,85%), Ibercaja (68,75%) y Abanca (131,71%) presentan las peores ratios de eficiencia recurrente del sector. El caso de la entidad gallega es el más llamativo, pues su ratio, al superar el 100%, indica que actualmente está gastando más dinero del que ingresa mediante la actividad tradicional.

Estas entidades son precisamente las que figuran en todas las quinielas como candidatas a fusionarse o ser absorbidas por bancos de mayor tamaño. Los expertos del sector apuntan a que, en un escenario de menor negocio a repartir y por tanto más competencia como el actual, esa es la solución última para aquellas entidades con menos margen para reestructurarse por su cuenta y más débiles.

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