Desde el trato con los compañeros a la motivación, existen muchos factores determinantes en el entorno laboral
Desde el trato con los compañeros a la motivación, existen muchos factores determinantes en el entorno laboral - FOTOLIA

Diez señales para saber si ha llegado el momento de cambiar de trabajo

Grupo Actual presenta un decálogo de síntomas de que ha llegado el momento de cambiar tu empleo

Madrid Actualizado: Guardar
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Según el informe «El estilo de vida de los españoles», elaborado por la consultora Nielsen, solo un tercio de los españoles confiesa estar satisfecho con su trabajo, aunque el 60% desea seguir muchos más años con su puesto. Quizás tú te encuentres en el 40% restante.

Para determinar si tu recorrido en una empresa ha llegado a su fin, Grupo Actual, consultora de recursos humanos, ha elaborado un decálogo de síntomas; señales que te pueden servir para saber si es hora de buscar un nuevo empleo. No haber aprendido nada nuevo en mucho tiempo o sentir cierto desdén por tu jefe y/o compañeros de trabajo son algunas de las señales de alerta que hemos de tener en cuenta.

«Tener una bola en la garganta cada domingo noche es mal síntoma.

La falta de motivación para acudir al puesto de trabajo es el primer indicador de que algo no marcha bien en nuestra carrera laboral» señala Alberto Blanco, Director de Grupo Actual. Y puntualiza: «Cambiar de trabajo siempre da un poco de vértigo, especialmente en los momentos que vivimos. Pero el riesgo siempre será mejor que ir languideciendo día a día en una posición que cada vez aborreces más».

Estos son los diez síntomas que ha elaborado Grupo Actual para saber si es hora de cambiar de trabajo:

1- No aprendes nada nuevo

Este punto no hace referencia exclusivamente a cursos y seminarios, sino que destaca que el trabajo ofrece muchas otras oportunidades de aprendizaje fuera de los planes de formación: involucrándote en nuevos proyectos, entrando en contacto con nuevas herramientas y tecnologías, trabajando con personas interesantes y con más experiencia, etc.

2- La repetición: Cada día es una repetición del anterior

Si tu trabajo se ha convertido en una rutina continuada en la que no tienen cabida nuevos retos, enfoques o alicientes, es hora de hacer algo al respecto. Las novedades son excitantes, nos ayudan a vivir. Y, por supuesto, a trabajar.

3- Desarrollo profesional = cero

Las promesas que te hicieron cuando llegaste han caído en el olvido. Desarrollo, crecimiento, promoción… nada se eso se ha producido. Llega un momento en que ya no estás ni enfadado, sino resignado a qué si has de crecer no será en ese lugar.

4- No compartes la misión de la empresa

Si cuando te hablan de ‘la misión y la visión ‘de tu empresa te produce, según el día, entre risa e indiferencia, los dos tenéis un problema. Ya sea porque no te crees su discurso –dicen una cosa pero hacen otra- o porque no lo compartes. Si tu forma de ver las cosas es muy diferente a la de la empresa en la que trabajas, será difícil que te sientas involucrado en el proyecto.

5- Tu jefe no te inspira

Hace ya mucho tiempo que ves fisuras insalvables en la figura de tu superior directo. No te crees lo que te cuenta, no confías en su palabra, no te sirve como modelo ni puedes apoyarte en el cuando tienes un problema.

6- No te sientes valorado

Nadie parece reparar en tu trabajo ni en lo que consigues con él, lo cual es descorazonador y nada motivador. El reconocimiento no da de comer, pero refuerza la autoestima y puede incidir positivamente en tu productividad. Que, al menos, la organización manifieste que ha tomado nota y valora tus aportaciones forma parte de eso que llaman ‘salario emocional’.

7- El proyecto en el que trabajas no te importa

No consigues involucrarte en el mismo ni el plano profesional ni el personal. No crees que le aporte nada de valor a nadie y menos que a nadie a ti. En esas condiciones tu aportación al resultado del mismo está condenada a ser pobre.

8- No te llevas bien con tus compañeros

Sólo de pensar en la fiesta de navidad de la empresa te deprimes. Las relaciones con tus compañeros son fundamentales para crear un clima laboral sano y productivo. Cuando eso falla, tu estado anímico se resiente y el rendimiento cae.

9- Fantaseas con irte a la competencia

Tú relación con la empresa está ya en fase terminal. No sólo piensas en la posibilidad de marcharte, sino que te gustaría hacerlo al lugar que crees que más le dolería a tu empleador, su máximo competidor. Un deseo que alberga algo de rencor y de revancha.

10- Te aburres

El trabajo es una faceta importante de nuestra vida. Pasamos demasiado tiempo en él para que no extraigamos de esas horas algo positivo. Si desde que llegas a tu puesto de trabajo lo único que haces es mirar el reloj, contado los minutos que faltan hasta que te liberen, no cabe duda de que ese trabajo no es para ti.

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