La democratización de la energía a partir de las olas llega a buen puerto

ROE es un sistema pionero de reducido coste que permite generar electricidad con el oleaje que llega a los rompientes de las infraestructuras portuarias

Alexia Columba Jerez

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Frente a megaproyectos que buscan dar respuesta a las necesidades energéticas crecientes mediante un despliegue titánico de recursos y soluciones, a veces menos puede ser más. O esa es la idea que germina en ROE (Renewable Ocean Energy), un sistema con el que, gracias a unas pequeñas turbinas, es posible obtener energía del agua con la fuerza undimotriz , aprovechando el impacto de las olas en los rompientes de los puertos.

La propuesta, que busca sumar una nueva fuente verde de alto rendimiento y coste reducido a la revolución energética, es el resultado de un esfuerzo conjunto del Clúster Marítimo y Logística de las Islas Baleares, la Universidad de las Islas Baleares, las compañías Renowable Ocean Energy y Sunwa Technologies y la Federación Española de Empresarios del Mar (Iveaempa). Mediante la tecnología de ROE se puede producir en 100m2 la misma cantidad de energía renovable que en 1.200 m2 de energía fotovoltaica, afirman los técnicos de la iniciativa.

Iolanda Piedra, presidenta del Clúster Marítimo y Logístico de las Islas Baleares y coordinaadora del proyecto

Iolanda Piedra, presidenta del Clúster Marítimo y Logístico de las Islas Baleares y coordinaadora del proyecto , «a diferencia de la que están funcionando en el norte de Europa y que implica enormes turbinas que han financiado los gobiernos de Suiza u Holanda, esta energía se basa en pequeñas estructuras pensadas para ponerlas en el espigón de un puerto . Por hacer una analogía, en lugar de hacer un gran rascacielos, lo que hacemos son pequeñas casas apareadas en forma de turbinas y se adaptan al consumo energético de cada puerto, en función de la batimetría porque la forma en que golpean las olas es distinto en Baleares que en Cataluña».

Ideal para las islas

Piedra explica que e speran producir entre 15kw/h y 25 kw/h, y con la instalación de 25 turbinas llegarían a lo que sería un parque eólico grande. Además, a diferencia de las grandes plantas eólicas en alta mar, en las que gran parte de la energía se pierde al trasladarla hasta tierra. « la idea es hacer algo que esté pegado a tierra para que la energía se pueda volcar directamente para el propio uso del puerto. La mitad de la turbina está hundida en el mar y se aprovecha la fuerza de la ola por debajo, de modo que estimamos que podríamos llegar a 100kw/h por turbina. El movimiento de la turbina es rotatorio, y también va a moverse en vertical, subiendo o bajando, en función del oleaje », afirma Piedra. La coordinadora de ROE apunta que para las islas, este tipo de tecnologías es más provechosa que las fotovoltaicas, que necesitan grandes extensiones de tierra.

El sistema está en evolución y en el futuro incluirá un control a distancia con un sistema inteligente de programación que va a desarrollar y monitorizar la Universidad de las Islas Baleares (UIB) . Otro punto a favor del proyecto es que frente a la eólica flotante, donde la contaminación acústica en el mar es un problema que afecta a la fauna marina, aquí no se da porque la turbina es pequeña, y el espigón mitigaría el poco ruido que hace. El departamento de la biología marina de la UIB va a testarlo para buscar un impacto ambiental casi nulo. Y en la puesta de circularidad, Piedra matiza que «hemos apostado por la fibra de vidrio, para las turbinas, ya que hay cada vez más procedente de los desguaces de los barcos pesqueros, con lo cual esto también reduce el coste total del proyecto», señala Piedra.

Visión internacional

Desde su comienzos, la iniciativa siempre se había planteado y proyectado con una vocación internacional, estudiando las necesidades de diferentes puertos y las respuestas que puede esta nueva tecnología ofrecer. D e momento, han logrado atraer la atención del Benelux, donde hasta el momento solo se había apostado por soluciones basadas en grandes turbinas en el mar. Ahora, según Piedra, pretenden complementar su tecnologíacon la de ROE para aprovechar su interesante entre inversión y rendimiento.

«Y en Rávena firmaremos un acuerdo que hemos promovido junto con la región de la Emilia Romana en el que se suscribe el clúster estatal italiano, el español y el de Portugal, y esperamos que también el de Francia. La idea sería extenderlo al Mediterráneo para complementar la oferta de renovables. Y luego, también hemos suscrito un acuerdo de colaboración con el clúster Azul que lleva a todos los puertos de Latinoamérica», explica Piedra. Un salto internacional con un proyecto que supone una democratización de la energía, con unas infraestructuras baratas y sostenibles que se pueden fabricar en cualquier país y con materiales locales. Una nueva ola energética cobra forma.

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