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Deloitte valoró el Popular como si fuese un banco en liquidación

Gobierno y banca piden que el BCE desvele el informe en que se basó la resolución

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La resolución del Popular por las autoridades se basó en un informe de Deloitte que dio una valoración negativa al banco de entre 2.000 y 8.200 millones de euros, cuando antes de la intervención sumaba fondos propios por 11.000. ¿Cómo pudo pasar de la noche a la mañana de valer 11.000 millones a tener un agujero de más de 8.000? El motivo es que esa valoración, según fuentes conocedoras del proceso, se hizo sobre la base de que el Popular era ya un banco en liquidación, no en funcionamiento.

Ante el riesgo de quiebra, la Junta Única de Resolución (SRB, por sus siglas en inglés) y el FROB contrataron al menos dos semanas antes de la resolución a esa firma independiente para cifrar el agujero contable del Popular de cara a su posible intervención y venta a otro banco.

Eso daba mucha libertad a Deloitte, que destinó un equipo de 40 empleados a este trabajo, a la hora de aplicar fuertes recortes en sus cálculos. «Se ha hecho una valoración macro con el objetivo de vender rápido», apuntan fuentes financieras.

El Santander desveló por ejemplo el día de la compra del Popular que este banco, que acumulaba casi 37.000 millones en activos improductivos, tenía un déficit de provisiones de 7.900 millones de euros. Ahora bien, esas fuentes explican que no es lo mismo valorar esos activos cuando el banco está completamente operativo que cuando está ya en liquidación.

Como prueba de esa diferencia en el momento y con qué finalidad se hace la tasación apuntan a que en noviembre del año pasado, solo siete meses antes, el Popular recibió una oferta de compra del BBVA de unos 5.000 millones. A ello hay que sumar que ese informe incluye también los posibles costes de los litigios por la ampliación de capital de junio de 2016.

Publicación del informe

El rango de valoraciones dado por Deloitte, entre 2.000 y 8.200 millones de euros negativos, también ha sorprendido en el ámbito del Banco de España. El cuerpo de inspectores de esta institución manifestó hace dos semanas en un comunicado que le «resulta llamativo» ese margen tan amplio. «Esto lleva a pensar que o los escenarios son de una diversidad extrema, o el experto no lo es tanto, o no lo es su independencia», criticaba la asociación de inspectores.

Prueba de las dudas sobre esa valoración es que el ministro de Economía, Luis de Guindos, ha tenido que pedir al FROB y al Mecanismo Único de Resolución (MUR) que hagan público ese informe. Desde el propio sector financiero, varios representantes, como el presidente de la patronal bancaria (AEB), José María Roldán, se han manifestado a favor de darle transparencia.

El detalle de ese informe permitirá conocer por ejemplo qué valor otorgó Deloitte al negocio rentable del Popular. A pesar del enorme lastre para sus cuentas que suponían desde hace años los activos inmobiliarios improductivos, el negocio puramente bancario del Popular registró en los tres primeros meses del año 180 millones de euros de beneficio y una rentabilidad anualizada del 17%. Las perspectivas incluidas en el informe trimestral eran positivas, de ahí las dudas sobre la quiebra de la entidad en apenas tres meses.

Rentabilidad

No parece casual que la entidad presidida por Ana Botín contemple que la absorción del Popular, y una vez ejecutado un ajuste de oficinas y plantilla, le genere una rentabilidad de entre el 13% y el 14% en 2019, como informó en el momento de la compra. Incluso en el mercado se apunta a que esa ratio de retorno de la inversión podría ser incluso mayor.

Las fuertes provisiones que hará el Santander en la cartera improductiva del Popular fruto de esa valoración agresiva de los activos, elevando la cobertura hasta el 69%, le permitirá enajenarlos con descuentos próximos a ese porcentaje, como adelantó ya ABC.

Fuentes próximos al antiguo equipo gestor explican que en la valoración final del Popular tampoco habría ayudado el frenazo que el expresidente Emilio Saracho dio al proceso de venta de activos inmobiliarios y unidades de negocio como Wizink.

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