¿Realmente se ahorra energía con el cambio horario?

Este domingo ganaremos una hora más. En la madrugada del sábado al domingo a las 3:00 se volverá a retroceder el reloj hasta las 2:00. Como cada año, el último fin de semana de octubre coincide con el horario de invierno, con el que se pretende ahorrar el ahorro energético. Sin embargo, en los últimos años muchos expertos han cuestionado esta práctica, ya que podría ser más perjudicial que beneficioso para nuestro bolsillo y nuestra salud.

La idea de adecuar la jornada laboral a las horas de luz cuenta con varios siglos de antigüedad. De hecho fue Ben Franklin uno de los primeros en sugerir esta modificación, al percatarse de que se podría ahorrar una gran cantidad de aceite durante la noche si los trabajadores se despertaran antes.

Sin embargo, no fue hasta el siglo XX cuanto esta propuesta se desarrolló a escala mundial. Alemania fue pionera en este sentido, ya que aprobó un cambio de hora para reducir las horas de luz artificial durante la primera Guerra Mundial. Años más tarde, Estados Unidos obligó a todos sus Estados a llevar a cabo un horario de verano y otro de invierno. Con la crisis del petróleo de los años setenta, la idea se puso en marcha.

Entre 1973 y 1974, un total de setenta países industrializados pusieron en marcha esta medida. La intención es reducir el consumo energético, al coincidir el horario laboral con las horas de luz. De esta forma, en verano amanece y anochece más tarde; en invierno, antes.

Un buen número de países industrializados han puesto en marcha esta iniciativa, con excepciones como la de Japón. En total, unos 70 países cuentan con horario de verano, entre los cuales están Estados Unidos, Canadá, Chile, Australia y los miembros de la Unión Europea.

Tan solo en España, este cambio podría aportar hasta 300 millones de euros de ahorro, según cifras del Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE). Además, el cambio horario podría aportar un 0,5% de ahorro en cada país, siendo especialmente beneficiadas las compañías que operan en un horario «europeo».

Sin embargo, existen determinadas dudas en torno al ahorro que provoca este cambio horario. Por ejemplo, para las empresas que desarrollan su actividad por la tarde o la noche, el cambio horario les es indiferente. Además, los hogares españoles se pueden sentir perjudicados, ya que si bien se ponen en marcha con la luz del sol, necesitan una hora más de electricidad al llegar a casa. España es un país donde los hábitos se desarrollan en un horario más tardío, por lo que el cambio de hora podría incitar a un mayor gasto en los hogares.

Diferencias por territorios

De hecho, por su propia situación geográfica, España cuenta con ciertas particularidades. Una de ellas es que entre Galicia y Barcelona existe prácticamente una hora de diferencia, aunque ambos cuentan con el mismo huso horario. Debido a esta circunstancia, en los últimos años partidos políticos como el BNG han reclamado que la región cuente con la misma hora que otros países como Reino Unido o Portugal.

«Desde luego, no parece lógico que compartamos la misma hora que Polonia, Suecia o Noruega, mientras otros países alineados en nuestro mismo meridiano poseen una hora diferente», señalaron el pasado mes de abril el portavoz del grupo, Francisco Jorquera, y la diputada Ana Pontón. En 2013, el Congreso rechazó equiparar el huso horario con el de Portugal.

Lo cierto es que el cambio de hora se refleja en nuestro país de forma distinta. No es lo mismo una hora más en Galicia que en Valencia, ni tampoco se aprovechan de la misma manera las horas de luz. Por lo que finalmente el cambio del domingo puede tener un efecto limitado.

Sea como fuera, el fin de semana tendrá una hora más. En el hashtag #Horaganada puedes contarnos que harás tú con tus sesenta minutos extra y entrarás automáticamente en el sorteo de un smartphone. Quizás este cambio horario finalmente sí que te traerá un ahorro de verdad.