US Open

Naomi Osaka toma el mando

Con 22 años, la nipona tiene tenis, madurez y orgullo para ser líder del presente y el futuro

Naomi Osaka posa con el trofeo de campeona del US Open EFE

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Hace dos años, su mirada no se levantaba del suelo, oscurecida la celebración tras ganar el US Open, primer Grand Slam de su vida, por los abucheos de la grada por el espectáculo que dejó en la pista su rival, Serena Williams. En 2020, la sonrisa de Naomi Osaka por fin pudo ser completa, aunque solo medio centenar de personas pudieran aplaudir la proeza de volver a coronarse en Estados Unidos.

La tenista, de madre japonesa y padre haitiano, mostró carácter y madurez para atrapar un trofeo que parecía esquivo toda vez que en el primer set apenas pudo sumar un juego contra un ciclón llamado Victoria Azarenka (1-6, 6-3 y 6-3) . «Fue muy duro mentalmente [perder el primer set] porque era la final de un Grand Slam, y en el tercer set, cuando perdí mi saque, creo que se me notó que estaba muy nerviosa, pero estoy contenta de haberlo podido superar », dijo, con ese rostro tímidamente expresivo incluso cuando gana.

Pero no solo mostró arrestos el último día. La japonesa ha convertido esta vuelta tras la pandemia en una historia preciosa de convicción que la ha llevado a lucir once victorias consecutivas en estas tres semanas de pista dura en Estados Unidos. Alcanzó la final del Western & Southern Open, pero una lesión en un tendón de la corva izquierda le impidió luchar por el título contra la propia Azarenka.

Y ya en el US Open, con venda sujetando esa pierna para evitar que se cargara de nuevo tras tantos meses sin jugar, superó los nervios del inicio para escalar rondas con cada vez más confianza. «Ha habido muchos momentos duros, especialmente estando en la ‘burbuja’, porque tiendes a pensar demasiado en las cosas , pero lo he superado», aceptó.

Nacida en Osaka (Japón), siguió los pasos de su hermana Mari que también juega el tenis; en Nueva York comenzó a entrenarse con más seriedad y en Florida el tenis se convirtió en el proyecto de futuro, con educación en casa. Con apenas 20 años, título en Indian Wells y el primer US Open , apenas unos meses después, el Abierto de Australia, número 1 , trofeo en Osaka y Pekín, reclamo para las marcas –la deportista mejor pagada, por encima de Serena Williams– y después, la desconexión. Más primeras rondas que alegrías, desligada de su entrenador, dudas. «No me divertía», confesó . Pero la pandemia supuso una pausa en su vertiginoso mundo. «La cuarentena me dio la oportunidad de pensar lo que quiero conseguir y cómo quiero que la gente me recuerde», asegura la flamante ganadora en Nueva York.

Reina Midas

Incluso ha aprendido a celebrar los títulos, convertida en una especie de reina Midas porque son tres grandes finales alcanzadas y todas han acabado con beso en el trofeo. «Pensé en las veces que he visto a jugadores increíbles desplomarse y mirar al cielo. Quería saber qué es lo que se ve . Fue un momento increíble para mí y me alegro mucho de haberlo hecho. Cuantos más Grand Slams gane, mejor sabré celebrarlo después», advierte. Recoge la batuta del circuito femenino, tres del mundo desde hoy. Tenista del presente y del futuro.

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