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Nadal, Roland Garros a la vista

El balear se reivindica con «dos semanas fantásticas» y recupera favoritismo pensando en París

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Después del chapuzón, contagiado por el entusiasmo de los recogepelotas, Rafael Nadal pasó por la ducha, se vistió de manera informal y atendió a los medios para repasar las dos mejores semanas del año. Hacía muchísimo que no se relataban dos gestas del tenis balear de manera consecutiva y en la tierra ha vuelto a encontrar la alegría que se esfumó. El deporte, tan de extremos, proclama ahora el resurgir de alguien al que se daba por muerto y es el propio protagonista el que pide prudencia, pues ya hay quien le pone la corona de Roland Garros antes de tiempo. Primero, dice Nadal, viene el Mutua Madrid Open (del 1 al 9 de mayo en la Caja Mágica) y luego está Roma.

París, del 22 de mayo al 5 de junio, puede esperar.

Sin embargo, es cierto que la certeza la comparte casi todo el mundo del tenis. Nadal ha recuperado su posición de privilegio e infunde el respeto de antes, una raqueta imparable cuando se expresa en su mejor superficie. «Creo que sí», respondió Nishikori cuando le preguntaron por la vuelta del mallorquín. «Ha sido duro jugar contra él, tiene una buena defensa. Ha ganado en Montecarlo y aquí. Está en una gran momento de forma», resumió el japonés, campeón en las dos ediciones previas de Barcelona. Fue el dueño del Godó hasta que se cruzó con el mejor Nadal, o al menos con este Nadal al alza. «Le di demasiadas oportunidades», se lamentó.

Efectivamente, al balear no se le puede conceder tanto y menos cuando juega con la confianza que exhibe. «Es otra semana más consecutiva jugando bien, sin perder un set y jugando a un gran nivel», expuso Nadal, con una sonrisa de oreja a oreja por volver a ganar en su club. «Han sido dos semanas fantásticas. Cuando terminé el domingo pasado dije que no había tiempo de disfrutar. Ahora sí que puedo disfrutar unos días, y vuelvo a casa antes de afrontar el Masters 1000 de Madrid. Han sido dos semanas muy bonitas que hacía mucho tiempo que buscaba», reconoció.

Evidente progresión

Como de costumbre, al campeón de catorce grandes se le cuestiona por el pasado y él toma la palabra con la misma diferencia de siempre. «Ni me fui, ni he vuelto, ni nada. Intento ser el mejor cada torneo. Hay épocas peores y mejores. Estar el cinco del mundo no es irse; he estado el cinco del mundo y no he estado el veinticinco», zanjó a su manera, ceja en alto para explicar su postura. Con todo, es innegable que estuvo lejos de su mejor versión, castigado por una ansiedad que le torturó durante meses. «Las cosas negativas me afectaban. Fue un año que terminé el número cinco porque competí contra los rivales y contra mí mismo. Este año estoy mejor, aunque los resultados han tardado un poquito más en llegar».

Se contenta en la tierra y con triunfar nueve veces ante su gente, de bote en bote ayer su palco y con la presencia hasta de su abuela. En el banquillo también se dibujan sonrisas cuando no hace tanto había rostros de preocupación. «Esto es algo especial y no sé si alguien lo repetirá. Si lo he hecho yo, habrá más gente que lo podrá a hacer. He conseguido ganar nueve veces en pista de tierra en torneos grandes como Montecarlo y Roland Garros. Unir Barcelona a este grupo de nueve títulos me hacía mucha ilusión», sentenció. Del récord de Vilas, al que ha dado caza con 49 mordiscos en arcilla, poco que decir. En el Mutua Madrid Open, donde defiende final. Tiene la oportunidad de ser aún más exclusivo.

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