Martina Hingis, durante la entrevista con ABC
Martina Hingis, durante la entrevista con ABC - DE SAN BENARDO
Mutua Madrid Open

Hingis: «El tenis es adictivo, es muy difícil dejarlo»

La tenista suiza, campeona de todo, explica para ABC los motivos por los que se mantiene competitiva y con ganas de seguir ganando

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Cinco títulos de Grand Slam avalan su historia; otros seis en dobles, su presente. Martina Hingis (Checoslovaquia, 1980) no se cansa del tenis: ni de la adrenalina de los partidos ni, por supuesto, de ganar. «¡Es lo mejor del mundo!», exclama sonriendo desde un sofá de la zona de jugadores del Mutua Madrid Open. Eso sí, señala para ABC mientras remueve su café de las cuatro de la tarde, que se toma los partidos con más calma en esta etapa brillante y compartido del mundo del dobles. «Cuando haces lo que amas es muy difícil dejarlo. Es como una droga este reto de mantenerse a un nivel suficiente para competir con las mejores en cualquier torneo».

Despuntó muy joven, una promesa que se confirmó en lo más alto del ranking femenino durante 209 semanas, aunque la exigencia de las alturas también le produjo cierto vértigo y más lesiones.

Ya no. Con la madurez disfruta más que nunca del deporte que la encumbró y la ha convertido en icono y leyenda, reclamo para marcas como la de gafas Maui Jim. «Sigo mucho el tenis durante los torneos. Necesito ese tipo de conversaciones. Es parte de mi vida». Ya no siente el estrés de cuando viajaba en el circuito individual pero afirma que algo hay en este deporte cuando ha regresado dos veces. «Sigo pasándomelo bien y noto que la gente se divierte viéndome jugar. Si no me gustara tanto no estaría aquí. Solo me dan pereza las esperas. Llegué el miércoles y todavía no sé si juego hoy. Pero Madrid es entretenido porque puedo ver a Rafa Nadal o a Petra Kvitova, y charlar con otros jugadores». También quiere ver a Novak Djokovic, del que quiere saber su secreto: «Está increíble. Es todo el grupo que lo guía y lo apoya y cómo ha dedicado su vida al tenis. Todos lo hacemos, claro, pero también depende del entorno y siempre hay alguien que te tienta con tomarte una cerveza. Él es perfecto en todo. Lo he visto entrenarse, enl apista y en el gimnasio, y es como una bailarina, puede poner la pierna por encima de la cabeza. ¡Yo no puedo hacer eso!».

Experiencia olímpica

Sin embargo, Hingis mantiene la dinámica del entrenamiento como algo natural. No le cuesta mantenerse en forma porque es algo que lleva dentro, desde que se convirtiera en referencia mundial del planeta tenis. «Hace diez años jugaba en individual y todo era más medido, todos los minutos del día era: "tienes que hacer esto y esto, y esto", pero en dobles es más relajado, ya no es tan estresante». No obstante, la competencia en el circuito sigue siendo muy alta. «La gente ahora parece más fuerte, pero también en mis años estaba Davenport o Mary Pierce que ya eran grandes atletas. Ahora el material es diferente, la tecnología ha cambiado: la pista, la pelota, las cuerdas. Halep o Radwanska juegan de forma más técnica, pero también están compitiendo con las más físicas. Y yo sigo estando compitiendo con las mejores, lo que es genial».

Aunque también ha aprendido con los años a descansar cuando lo requiere el cuerpo. Y también la mente para volver a encontrar la energía para afrontar má viajes, más esperas, más partidos. «Cuando desconecto, desconecto. Salgo a pasear con mis caballos o me voy a esquiar o salgo con los amigos. Somos gente normal los tenistas». Como una segunda parte de su vida también disfrutará de sus segundos Juegos Olímpicos. Apenas guarda momentos de su primera experiencia, en Atlanta 96. «Tenía quince años y sí recuerdo entrar el estadio, pero no lo disfruté mucho, me parece. Estaba todo muy lejos y no pude ver demasiadas cosas. Por eso me apetece ir a Río. Y con Roger Federer como pareja. ¡Esto es un lujo! Cruzo los dedos para estar en buenas condiciones».

También en Brasil quiere mantener su objetivo: «Jugar bien, disfrutar y ganar». Aunque se siente afortunada como tenista, también entiende la trascendencia de una cita olímpica: «Tenemos cuatro Grand Slams al año, no es un deporte que dependa de algo tan grande como los Juegos Olímpicos, como los 100 metros o deportes así que se juegan todo en esos días. Pero también ganar una medalla de oro... no sé, es como ser el héroe de tu país». Por el momento, se termina el café y habla con su compañera de dobles, Sania Mirza, para planear la jornada que viene. Tiene ganas de empezar a jugar, de sentir el cosquilleo de los buenos puntos y, sobre todo, de engrosar su palmarés. «Sí, el dobles es más relajado, pero no voy a decir que no a ganar en Madrid. ¡Ganar es lo más!».

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