El drama de James Rodríguez en el Real Madrid: «Había días que lloraba solo»

Será complicado ver a James Rodríguez el lunes 31 de agosto en Valdebebas, iniciando la pretemporada del equipo blanco. El colombiano ya le dijo a Zidane antes de acabar la Liga que prefería quedarse en su casa a ir convocado, sabedor que no iba a tener minutos incluso aunque ahora haya cinco cambios. Y ahí murieron las pocas opciones que tenía James de volver a vestir la camiseta del Real Madrid. Ahora, el colombiano disfruta de sus vacaciones en Marbella y desde allí ha charlado durante dos horas con Daniel Habif, uno de los más famosos periodistas y escritores mejicanos, de la vida, del fútbol, del Madrid y de Zidane.

«Es frustrante no jugar. Sé que tengo las condiciones para jugar siempre. Pero por otras personas no puedo hacerlo y eso es frustrante. Si yo fuera un mal jugador lo aceptaría, pero soy una persona que quiere ganar y jugar siempre. Esta temporada ha sido una de las mayores decepciones de mi carrera. Había días que lloraba solo, pero gracias a Dios soy joven y tengo años por delante para ser feliz», explica James , que aún así no le guarda rencor a Zidane: «Él tiene sus propios gustos por algunos jugadores y es respetable. Yo ahí no me meto, pero cuando ves que no tienes las mismas oportunidades que tus compañeros es difícil... Yo quería irme y el club no me dejó salir. Quería irme a donde hubiera podido jugar porque yo ya sabía que no iba a tener oportunidades. Zidane ya tenía su base. Mi deseo era que la afición tuviera el recuerdo de mi anterior etapa en el Madrid, no ésta... Yo hice 36 goles y 42 asistencias».

James, que dice que de las pocas cosas que le da miedo en la vida son las serpientes, no supo desvelar dónde jugará la próxima temporada. De momento, no tiene claro ni el equipo ni el país: «A mí también me gustaría saber a dónde me voy. Pueden pasar días o semanas hasta que sepa a dónde me voy. No lo sé, de verdad. Quiero ir donde pueda jugar, donde sea feliz y donde me sienta querido por todo el mundo», dice el colombiano , que presume de familia y de su faceta solidaria: «Quiero ser feliz, que todos los míos estén bien, tengan todo y sean buena gente. Poder contribuir a gente que no tiene mucho me llena mucho. Me gusta ayudar a gente que no tiene nada».

Eso sí, el colombiano no se corta a la hora de acumular coches de lujo, y se queja de no poder disfrutar de esta pasión por las leyes de tráfico españolas: «He tenido Porsche, Lamborgini, Bentley , y ahora un Mercedes G500 y otro Mercedes de 630 caballos que es una bomba. No sé qué modelo, pero es una bomba. Pero he dejado de comprar coches porque no puedo conducirlos, no tengo carnet. Me lo han quitado en España por exceso de velocidad. Estoy haciendo cursos para recuperar los puntos. Seis horas como un niño bueno, viendo señales... En España hay 14 puntos y para mí eso no es nada. Haces algo y te quitan tres puntos».