Tenis

Los Juegos humanizan a Djokovic

Se repite la historia para el serbio, incapaz de alcanzar un oro olímpico que se le resiste desde que debutó en Pekín 2008. Luchará con Carreño por el bronce

Novak Djokovic se lamenta tras caer ante Zverev AFP
Emilio V. Escudero

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El puño en alto de Djokovic y los aplausos de los serbios que le acompañaban desde su banquillo rompían el silencio en la tarde-noche de Tokio. El número uno acababa de doblegar a Alexander Zverev en el primer set con un repaso (6-1) que parecía encarrilar su pase a la final. Los gritos de 'Serbia, Serbia' resonaban ya en todo el Ariake Tenis Center, donde Nole caminaba con paso firme hacia su victoria número 23 consecutiva. Rutina ganadora que dejó paso, otra vez, al silencio. De repente, ni gritos ni alegría. El luto en una grada balcánica que no se podía creer lo que estaba viendo. El hundimiento de su ídolo . Un socavón gigante que le llevó a encajar ocho juegos seguidos para dejar escapar una victoria que parecía hecha. Adiós al sueño del oro, que tendrá que esperar tres años, hasta París 2024. Le queda el consuelo del bronce, que peleará mañana ante Carreño (8.00 horas), al que tampoco le salió nada ante Khachanov y que, de carambola, se encuentra con un gigante para alcanzar el mayor éxito de su vida.

Estaba desencajado el rostro de Djokovic nada más terminar. Pululaba ya hace tiempo el serbio por la pista y no terminaba de encontrar el camino hacia la red. Hacía tiempo que no lo tomaba para dar la enhorabuena al rival. Siempre eran los otros los que le felicitaban a él. Así había sido en sus últimos 22 encuentros. Rafa Nadal, en Roma, había sido el último en derrotarle hace casi tres meses. Ayer fue Zverev, llamado a ocupar su trono en los próximos años , el que supo reaccionar para llevarse la victoria de su vida y ganarse un sitio en la final olímpica de mañana. «Lo siento por Novak, pero él ya ha ganado 20 Grand Slam, 550 Masters 1.000 o los que sean... No puedes tener todo», bromeaba el alemán, brillante tras haber ido 6-1 y 3-2 abajo con break en contra. Su reacción llegó cuando nadie la esperaba. Ni siquiera él. «Parecía imposible batir a Djokovic en estos Juegos, así que estoy muy feliz ahora mismo. Es el más grande de todos los tiempos. Es increíble ganar al mejor aquí », resumía un Zverev emocionado, capaz de hacerle ocho juegos consecutivos al gigante serbio.

Del 2-3 se pasó al 6-3 y luego al 4-0. Una losa que ya no pudo levantar Djokovic, que volvería a caer por la tarde en el dobles mixto. Jornada nefasta para el número uno, que un solo día perdió casi tantos partidos como lo había hecho en todo el año (3).

La derrota deja tocado al número uno, que había preparado toda su temporada para estar a tope en estos Juegos. El oro olímpico es el único trofeo que aún no tiene en su palmarés, algo de lo que sí presumen Nadal y Federer (el suizo en dobles, no en individual). En el de Djokovic solo figura el bronce de Pekín 2008, que queda ya muy lejos.

El reto de Carreño

Entonces, le supo a gloria, pero esta vez parece un premio menor para él después del dominio que venía ejerciendo en el circuito. Tendrá que esperar hasta París 2024 para alcanzar ese pleno de alegrías y no será fácil, pues llegará allí con 37 años y con la nueva hornada de tenistas mucho más asentada.

La frustración de Djokovic es ahora la esperanza de Pablo Carreño , el otro eliminado de la jornada en Tokio . El español jugó ante Khachanov su peor partido del torneo y no tuvo nunca opciones de alcanzar la final (6-3 y 6-3). Fue un encuentro rapidísimo en el que no hubo alternativas. Mandó solo el ruso, que se bastó de su fiabilidad en el servicio y las dudas de Carreño para llevarse la victoria y asegurarse la plata.

«No puedo dejar que la derrota de hoy me cueste la derrota de mañana», decía el español nada más acabar, intentando convencerse de que aún podía luchar por el bronce. No sabía entonces que el duelo sería ante el número uno, lo que lo hace más complicado, pero también más atractivo para él. «Cuando juego con un rival que es favorito quizá el otro siente más la presión. Pero llegados a estas alturas todos a los que te enfrentas son muy buenos y saben manejar eso. Si estoy aquí es por algo. El otro día gané al número dos del mundo y puedo luchar por este bronce tranquilamente ». Las palabras del asturiano sonaban seguras minutos después de la derrota. Confesaba sentirse algo descolocado por el hecho de perder y tener que jugar al día siguiente, pues cuando cae en un torneo se va directamente para casa y tiene tiempo para preparar el futuro con calma. «Sí que es algo extraño para nosotros, pero los Juegos son así. Hay que intentar recuperarse lo más rápidamente posible tanto mental como físicamente», apuntaba el español, que podría beneficiarse del doble maratón que tuvo que llevar a cabo Djokovic ayer, con dos partidos en apenas unas horas. Espera el bronce, el mayor reto de su carrera, que Carreño no quiere dejar escapar.

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