Eurocopa 2016

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Neuer, el portero total

Tiene una estadística magnífica en penaltis, juega con los pies de maravilla y lleva tres años siendo el mejor del mundo

Manuel Neuer, guardameta de la selección alemana
Manuel Neuer, guardameta de la selección alemana - AFP

Alemania, el paradigma de la fiabilidad, una máquina a la hora de competir en cualquier deporte, se fía de su portero, tan decisivo como el delantero más voraz. Manuel Neuer (Gelsenkirchen, 1986) es el muro de la campeona del mundo, el principal artífice de que su selección vuelva a estar por sexta vez consecutiva en las semifinales de un gran evento. No tuvo grandes intervenciones durante los 120 minutos del partido del sábado ante Italia, pero enterró el maleficio con dos aciertos en la ridícula tanda de penaltis, ganador del duelo ante Gigi Buffon.

«Es el mejor del mundo en estos momentos, sería ofensivo compararme con él», admite su colega italiano. De apariencia tranquila, aguantó como pudo la cadena de errores, sonrojantes algunos de los lanzamientos. «Fue un drama, una guerra de nervios. Nunca vi una cosa igual», explicó en la sala de prensa de Burdeos, semidesnudo con una camiseta interior sin mangas mientras tragaba bebida isotónica. No vio algo igual ni él ni nadie, pues en la historia de la Eurocopa nunca hubo tantos fallos con este desenlace.

Mientras este domingo se negociaba con mala cara las lesiones de Khedira y Mario Gómez (el primero es duda para semifinales y el segundo se pierde lo que resta de torneo), Alemania celebra que tiene portero, el mejor del mundo en los tres últimos años según la clasificación de la Federación Internacional de Historia y Estadística de Fútbol (IFFHS). Antes lo fue durante cinco cursos seguidos Íker Casillas, quien precisamente tomó el relevo de Buffon. La evolución de la portería en Europa termina en Neuer, el guardameta total que incluso ha aspirado al Balón de Oro. De su gremio, solo Lev Yashin lo tiene, pues la gloria del fútbol suele ser para los goleadores.

Cuentan en Gelsenkirchen, ciudad minera de la cuenca del Ruhr, que llegó tarde a su primer entrenamiento y que no le quedó otra que ponerse entre los palos, enfadado con su madre porque se perdió por el camino y le obligó a hacer lo que ningún otro niño quería. Se quedó ahí y tuvo tardes de lloros ya que se sentía culpable cada vez que le hacían un gol y que dejaba a su osito de peluche en la portería para hablar con él después de cada intervención. Hay vídeos que corroboran esa entrañable historia.

Manos y pies

Empezó ahí la leyenda de un futbolista que enamoró a Pep Guardiola nada más verle, pues el técnico catalán se apresuró a contar a sus amigos periodistas que era algo descomunal. «Es el mejor portero que he conocido en mi vida en el juego con los pies», insistió en voz alta. De ahí que cederle la pelota nunca sea un problema, más bien todo lo contrario. «Podría jugar perfectamente en el centro del campo. Tiene tantas habilidades como los demás», reconoce Low. Contra Italia, se le buscó permanentemente para salir de la presión del rival. Los porteros, en el fútbol de ahora, también juegan, aunque esa valentía le ha costado a veces algún gol de risas y múltiples pinchazos en la web con el clásico titular de «escandalosa cantada de Neuer».

Creció en el Schalke 04 idolatrando a Jens Lehmann, portero de malos modales que no se parece en nada a la imagen que el proyecta de niño bueno alemán. Después de acumular un buen puñado de exhibiciones, le fichó el Bayern de Múnich por unos 22 millones de euros, una operación complicada ya que en Gelsenkirchen no aprobaron su salida y en Baviera le recibieron de morros, molestos con alguien que se había implicado tanto con un rival directo. «Haz las paradas que quieras, nunca te aceptaremos», se leía en una pancarta desalentadora. Los mismos que la escribieron hoy le veneran, el resultadismo está por encima de todo.

Hasta el gol de Bonucci, Neuer había establecido un récord de imbatibilidad en la Eurocopa. Nadie había aguantado los cuatro primeros partidos sin recibir un tanto, meritorias algunas de sus paradas en la fase de grupos y en los octavos contra Eslovaquia. Ya en el dramático epílogo de Burdeos, asumió el papel de héroe y alimentó una estadística que no está nada mal. En tandas de penaltis, ha detenido 17 de 51 lanzamientos (33,3 por ciento de aciertos), muy similar a las cifras que tiene en penas máximas durante un partido: 12 paradas de 37 (32,4 por ciento).

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