Concentradas y profesionales, las jugadoras de la selección femenina de fútbol no se esperaban que al finalizar el entrenamiento en Las Rozas se acordaran de ellas y les levantaran el ánimo con vistas el Mundial de Francia con un regalo de cuatro ruedas.
Risas, saltos, abrazos y autofotos fueron la tónica en esos momentos en los que se les entregaron las llaves de un Seat personalizados con cada nombre en la matrícula.
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