Mourinho salva el pescuezo

La remontada agónica del Manchester United ante el Newcastle posterga de forma incierta el despido del técnico luso

Mourinho, durante el partido frente al Newcastle AFP

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En la pancarta que un chaval de la grada de Old Trafford sostenía momentos después de que el Manchester United remontase un 0-2 en contra frente al Newcastle confluían todos los problemas del equipo y su técnico: «Mourinho, ganador; Woodward (el director general del club), perdedor». De fondo, el icónico «José Mourinho» que se erigió en himno allá donde el preparador portugués dirigió. Y en el campo, un equipo que amaneció muerto (encajó dos goles en 10 minutos frente a un rival que no ha ganado en lo que va de temporada) y que supo resetearse tras el descanso, hasta el punto de dejar los mejores minutos de fútbol del año.

Lejos de camas, actitudes e historias insomnes para la fabulación, el segundo tiempo evidenció el buen hacer del luso desde el banquillo. Metió a Mata, que metió el 1-2 de falta, por Bailly en el minuto 19 y reasentó al equipo en torno a un Pogba que brilló como pivote único. Martial y Alexis, en el 90, culminaron la hazaña.

La remontada posterga, está por ver hasta cuando, un despido que el diario ‘Mirror’ daba por hecho en la víspera del encuentro. El rotativo inglés abría su edición del sábado titulando «The end», en alusión al inminente despido de Mourinho, fuese cual fuese el resultado del partido. La espinosa relación del técnico con algunos de sus jugadores (Pogba, Valencia) o la rueda de prensa de tres minutos y medio que convocó para las ocho de la mañana durante la previa del choque ante el conjunto de Benítez evidenciaban una situación estirada hasta cotas insostenibles, sobredimensionado como estaba ya el personaje bajo el que el portugués acostumbra a parapetarse.

Cesado o no, la situación pinta a difícilmente prolongable si las circunstancias continúan siendo de la misma tonalidad que hoy reflejan. Mourinho, que en pretemporada se hartó de lamentar una falta de fichajes que pronosticaba fatal para sus aspiraciones a pelear por los títulos, mantiene un tira y afloja dialéctico con Woodward desde que éste rehusase satisfacer su deseo de incorporar a un central de primera fila. Godín, Boateng o Maguire son algunos de los nombres que el de Setúbal habría puesto sobre la mesa del despacho del dirigente, que rellenó esa papeleta con los del centrocampista Fred (55 millones y suplente ayer) y el jovencísimo lateral Dalot (22 millones, también suplente).

Ayer, como si de dejar claro el pecado insoslayable escondido tras la dejadez de Woodward se tratase, Mourinho llegó a formar con tres parejas de centrales en los primeros 46 minutos (Bailly-Smalling, McTominay-Smalling y finalmente Smalling-Matic). Todo esto, con Lindelof, una de sus peticiones expresas del año pasado, en el banquillo.

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