José Mourinho, durante un partido del Manchester United
José Mourinho, durante un partido del Manchester United - Reuters
Premier League

Mourinho se queja por su «desastrosa» vida en Manchester

Vive en un hotel, sin su familia, y bajo el constante acoso de los paparazzi: «A veces quiero salir a caminar un poco o ir a un restaurante y no puedo»

lLondres Actualizado: Guardar
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José Mourinho, de 53 años, casado y padre de dos hijos de 20 y 17 años, estaba encantado con su vida en Londres cuando entrenaba al Chelsea. Poseía una casa en propiedad cerca de Sloane Square, una plaza tan selecta que hasta existe un clan de la alta burguesía londinense conocido como «los slonitas». Allí Mou estaba rodeado por tres de los barrios más elitistas de la capital británica, Belgravia, Knigtsbridge y la propia Chelsea, todos bonitos, animados… y prohibitivos. La oferta de tiendas y restaurantes es enorme. Mou podía salir a dar una vuelta sin llamar demasiado la atención. Además, Stamford Bridge, el estadio del Chelsea, le caía cerca.

«Puedo caminar por Sloane Street o Old Bond Street y si alguien me molesta no es un inglés, eso es seguro, sino un turista que no se puede controlar.

Los ingleses son mucho más educados y respetuosos con la vida privada», contaba cuando vivía en Londres.

Ahora en Manchester parece que la vida del luso ya no es tan idílica. Mou ha hablado de su día a día en una rara entrevista con Sky Sports, tal vez ablandado por la goleada del pasado domingo en Stamford Bridge, donde encajó un 4-0 con el Manchester, en la que fue la mayor derrota de su trayectoria en la Premier. Confesó que se siente solo en Manchester, porque la familia se ha quedado en Londres. Vive en un hotel de cinco estrellas y dice que su vida en la ciudad es «un poco desastre».

Mou ocupa una suite en el Lowry, un enorme hotel acristalado a tiro de piedra del centro de Manchester. Pernoctar una noche en una habitación como la suya cuesta 919 libras, unos mil euros (las más baratas son de 242 libras). Pero el entrenador portugués no parece muy feliz en su palacio de cristal, se queja de que la prensa hace guardia día y noche en la puerta y sigue cada uno de sus pasos: «Ya conocéis la historia de los paparazis. Para el hotel y la marca de ropa que me patrocina es algo extraordinario, porque se ven reflejados cada día. Todo el mundo sabe el nombre del hotel y lo último de la marca. Pero para mí es un poco desastre. Algunos días quiero caminar un poco y no puedo. O cruzar el puente e ir a un restaurante. Tampoco puedo. Es terrible. Pero bueno, tengo mis aplicaciones para encargar comida al hotel».

Mourinho cuenta que es la primera vez en que su familia, que siempre ha sido una piña, toma rumbos diferentes. Su mujer Tami, con la que se casó en 1989, y sus hijos Matilde y José no le han seguido hasta Manchester, han preferido quedarse en Belgravia: «La verdad es que mi hija cumplirá 20 la próxima semana y mi hijo, 17 en dos semanas. Están muy asentados en Londres. Universidad allí. Fútbol en Londres. Amigos en Londres. Por primera vez la familia ha tomado diferentes rumbos».

Este nuevo Mou, lánguido y lleno de saudade, no descarta mudarse a un piso, «si encuentro algo bueno con acceso directo desde el garaje». Pero confiesa que ahí surgiría un nuevo problema: «No sé cocinar».

Tal como le están yendo las cosas en el United, igual es más conveniente que no se asiente demasiado en Manchester y siga de hotel. El Manchester United se gastó 170 millones en fichajes, pero marcha de séptimo en la Premier, a seis puntos del líder, el Manchester City de su archienemigo Pep Guardiola.

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