Jadon Sancho, la perla que no esperó a Pep Guardiola

Encumbrado como mejor asistente europeo, el inglés abandonó el City para fichar por el Borussia Dortmund en busca de minutos

Jadon Sancho controla el balón durante el partido ante el Union Berlin de Copa REUTERS

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Cuando tenía 15 años y sus preocupaciones no iban mucho más allá de lidiar con los enfados de sus compañeros de equipo, hartos de que los humillase a base de caños en cada entrenamiento, Jadon Sancho (Camberwell, 2000) ya se sabía futbolista. Su empeño daba de bruces con las oscuras tentaciones del barrio al sur de Londres en el que se instalaron sus padres, originarios de Trinidad y Tobago. Encontró acomodo en la cantera del Watford, a la que llegó con siete años y donde se formó hasta que en 2015 lo fichó el Manchester City.

Hoy, Sancho apenas puede conducir legalmente hasta los entrenamientos a la ciudad deportiva del Borussia Dortmund, pero es el máximo asistente de las grandes ligas europeas (ocho en todas las competiciones, una más que Suso en el Milán y Pépé en el Lille). ¿Y qué hace un crío inglés triunfando lejos del manto de la Premier, una liga que, hasta hace dos días, no soltaba carrete para permitir a sus perlas pulirse más allá de Holanda? Que se lo pregunten a Pep Guardiola, que todavía debe de estar soñando con aquel anodino apretón de manos.

«¡Nos dimos la mano! Le ofrecimos un contrato increíble. Creemos que el siguiente paso en su evolución es entrenar a diario con nosotros, como harán Phil Foden o Brahim Díaz, pero él o su agente decidieron que no querían firmar», lamentaba el técnico del City tras confirmarse la venta de Sancho el último día de mercado del verano de 2017 por ocho millones de euros. «Lo hicimos absolutamente todo para que jugara con nosotros. Incluso después de que nos diéramos la mano y nos dijera que no, volvimos a insistir. Él quería jugar inmediatamente en el primer equipo», añadía Guardiola, que lo tentó con un millón y medio de euros anual si acataba sus pautas.

Brahim, tras sus pasos

Su caso sirve como espejo para el de Brahim , el malagueño que termina contrato con el City este verano y se huele que disfrutar de minutos con los mayores va a ser un propósito homérico. Sancho le echó valor y, con 17 años, dejó todo para echarse a los brazos de Michael Zorc, director deportivo del club renano, que no dudó en darle el dorsal 7 que acababa de dejar Dembélé. El año pasado firmó un gol y cuatro asistencias en 12 partidos de Bundesliga. Éste, produce un gol cada 45 minutos: lleva cuatro dianas y ha repartido seis balones de gol, con solo tres titularidades. Acumula, además, otro tanto y otro pase definitivo en Champions, y regaló uno más en Copa.

Es tal la resonancia que están teniendo sus actuaciones que Southgate ha tenido que hacerle un hueco en a selección absoluta. «La de Jadon es una historia inusual para un joven inglés. Fue muy valiente por irse al extranjero para jugar en un gran club y ante mucho público cada semana (…) Que se decidiera a tomar ese camino habla bien de su carácter y se ve también reflejado en su juego: tiene una gran confianza en sí mismo», explicaba el preparador durante el último parón de selecciones, en el que le hizo debutar ante Croacia.

Cuando todavía pertenecía al Watford, era habitual que Sancho recibiese reprimendas por pasarse las clases viendo vídeos de jugadas de Neymar en el ordenador. Un puñado de años después, ya está al otro lado de la pantalla.

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