Final Champions League 2019

Cerveza, crema solar y «tickets»: Madrid empieza a hablar inglés

La capital se mueve ya al son de la final de la Champions, con miles de aficionados en busca de diversión para matar la espera

Un inglés en la Plaza Mayor con un cartel adosado a la espalda en el que pregunta por entradas para la final AFP | Vídeo: Camila Alvarenga

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Con la final de la Champions pendiente de que transcurran un puñado de horas, Madrid late al son de las expectativas, tan dulces cuando se trata de visualizar ojalás. La ciudad, mediada la mañana del viernes, está lejos de ser ese mar innavegable de ingleses que se cacareaba. Es cierto que por momentos cuesta escuchar a la gente hablar en español si se recorren las zonas acotadas para macerar la previa del partido. Pero también tiene cierta lógica. ¿Qué pinta un madrileño enfilando cervezas a las 12 de la mañana de un viernes en plena Plaza del Sol?

Aficionados del Liverpool y del Tottenham se dan cita en Madrid en la víspera de la final de la Liga de Campeones EP

En el triángulo que conforman Callao, Sol y la Plaza Mayor se reparte la avanzadilla de aficionados de Liverpool y Tottenham que han llegado con tiempo a la sede de la final. Si la semana pasada las previsiones estimaban que hubiera entre 60.000 y 70.000 visitantes en Madrid, hace unos días la cosa ya rondaba los 80.000 y hoy, viernes, si se pregunta a los policías desperdigados por el centro ya se van a los 100.000. «Ahora está tranquilo, todavía están durmiendo la de ayer por la noche. ¿Que cómo los veo? Pues ingleses, ya los conocemos. Sobre todo por Mallorca», dice uno de los agentes de la Policía Nacional que hacen guardia en Callao.

Explican en las ventanillas de información dispuestas para los turistas que por lo que más preguntan los extranjeros es por pantallas gigantes para ver el partido. No hay. La Policía desestimó la propuesta de la UEFA, que emplazó al Ayuntamiento de Madrid a que, como es habitual en este tipo de eventos, habilitase un recinto para que la gente sin entrada pudiese ver el partido. Se barajó la posibilidad de abrir el Santiago Bernabéu y colocar un cubo como el que se ha utilizado en las últimas finales de Champions jugadas por el Real Madrid, pero el plan de seguridad tumbó la idea.

Plaza Mayor de Madrid EP

No incluyen en los requerimientos de los puestos de información turística el gran reclamo de los aficionados que pululan por las calles del núcelo de Madrid, las entradas . De las 63.500 localidades de las que dispone el Wanda Metropolitano, 34.000 fueron las destinadas a Liverpool y Tottenham. Otras 4.000 las vendió la UEFA y el resto se reparten entre el propio organismo, las federaciones y los patrocinadores. Tirando por lo alto, habrá 20.000 hinchas de cada equipo que podrán entrar al estadio. De la ecuación resultan 60.000 ingleses que tendrán que ver la final en la calle. Proliferan los carteles que directamente suplican porque alguien coja su dinero a cambio de una entrada.

Es el caso de un fan del Tottenham llamado Chris. Trabaja en un banco y se plantó ayer en Madrid con un pastizal en el bolsillo y la esperanza de poder ver a su equipo. Ya no levantando la copa, se conforma con verle perderla. La estampa, que conmueve incluso a unos amigos que parecen haber cambiado el café por la cebada en el desayuno, deriva en la confesión final: «Voy a ofrecer 1.000 euros , pero si me piden 2.000 los daré».

Desesperación por entradas

Ya en la Plaza del Sol, donde un par de DJ's amenizan la mañana con reggeton de ayer y hoy y se crea una atmósfera entre sorprendente e incómoda cuando los compases latinos se interrumpen para hacer sonar música clásica que dote de epicidad a la retransmisión de los goles que Liverpool y Tottenham han marcado en esta Champions, el precio parece fruto de un consenso británico. Padre, tío, hijo y dos amigos, los cinco habituales en Anfield, combaten con cerveza el calor que ya aprieta cuando se acerca la hora de comer. En la espalda llevan pegado un cartel donde puede leerse «Wanted» (se busca), junto a la imagen de unas entradas para la final y la palabra del día en esta zona «tickets». El padre es el único que tiene, y el resto están dispuestos a llegar hasta los 2.000 euros por cada una. Antes de preguntar por tercera vez al periodista si no dispone de «tickets», juran solemnemente que no va a haber ni un solo incidente entre aficiones. «Nos gusta el Tottenham. Otra cosa es si estuvieran aquí los del United, el City o el Chelsea», comentan, por primera vez sin una sonrisa en la boca.

La calle Mayor está cortada al tráfico y así seguirá todo el día. Se llega sin problemas a la Plaza Mayor, escoltados los viandantes en todo momento por un despliegue policial tremendo. Explican los agentes que el éxito que tuvo el plan de la Copa Libertadores que en diciembre se jugó en Madrid ha propiciado que se calque en esta ocasión. Serán 4.700 efectivos, 4.200 de ellos de la Policía Nacional, el resto repartidos entre la Local, Guardia Civil, Samur, bomberos y Cruz Roja. También se repetirá la estrategia mediante la cual el acceso a las inmediaciones del estadio requiere superar tres anillos de seguridad. En una ambulancia cuentan que a última hora de ayer, jueves, habían tenido que atender a 57 personas por lipotimias, la mayoría fruto de las aglomeraciones y el alcohol. La cosa pinta hoy bastante más intensa y el calor no ayudará.

Imagen del campo de fútbol instalado en la Plaza Mayor EP

Mientras un combinado de jugadores retirados, entre los que destacaban Martín Vázquez o Salinas, sudan la gota gorda jugando una pachanga con la selección española de rugby en el campo de fútbol instalado en la Plaza Mayor, al que los allí presentes asisten sin demasiado interés, los ingleses se muestran encantados por pasar estos momentos que mañana serán historia en Madrid. La crema solar pugna con la cerveza por ser el bien más preciado en sus manos. Domina, con margen, el rojo del Liverpool. Presumen de que, de los 100.000 que parece que vendrán, 70.000 serán de la ciudad de los Beatles. Y si se les pregunta qué es lo que menos les gusta de todo esto, si es que hay algo, hablan del precio de los hoteles. Hasta 5.000 euros les han llegado a pedir por una noche en una habitación de hotel próxima al Metropolitano.

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