Fútbol

Así son los dueños del mercado del fútbol

Igual que los trasvases de futbolistas, los directores deportivos se cotizan al alza en esta época de fichajes

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El fútbol ingresa en esta estación de sol y agua en el latifundio de personajes secundarios, algunos casi anónimos, otros de pasado glorioso, pero todos con juicio y discernimiento para alterar el mercado del deporte rey. Arrancan los tópicos de las serpientes de verano, los culebrones de tiras y aflojas, los flecos en los contratos y la lluvia de millones flotando por los despachos. Es la hora de Miguel Torrecilla, José Ángel Sánchez, Antonio Cordón, José Luis Pérez Caminero o Robert Álvarez. De profesión directores deportivos. Los colegas de Monchi, el exfutbolista que gana más en las oficinas que en el campo y que recibe trato de eminencia en el Sevilla. Para liquidar su contrato, el club le reclama cinco millones de euros.

Cifra que no pagarían por algún jugador de su plantilla.

Es una ocupación seductora que recibe tratamiento de curso superior o máster en instituciones como la Federación Española de Fútbol o la Universidad Pompeu Fabra. Tarea que implican gestión deportiva, manejo de grupos y obligación de ojo clínico para detectar talentos.

Red de ojeadores

Sus funciones consisten, entre otras, en montar una plantilla competitiva en el campo y rentable en el mercado, planificar futuros fichajes y orientar la política deportiva en las categorías inferiores. Y, sobre todo, adiestrar al ejército de ojeadores que cada fin de semana patean decenas de campos de hierba artificial en busca de otro Messi. «Un ojeador competente no tiene la obligación de ver todos los partidos a todas horas en todos los campos. El bueno es el que tiene la intuición de separar la paja del grano. El que diferencia a un potencial gran jugador viendo pocos partidos», cuenta Eduardo, un emisario del Atlético por los campos donde los chavales sueñan. Por ese instinto para no fallar en los fichajes, Monchi goza de una reputación que se mide en millones de euros.

El modelo varía según los equipos. Monchi es omnipresente y autosuficente en el Sevilla. Él implanta las directrices en materia de fichajes y establece un modelo de juego en función del tipo de futbolista que contrata. Pero la influencia de los directores deportivos varía según el club. En el Atlético manda Simeone. Define estilos, pautas de juego y apellidos para la plantilla que ha encumbrado con el «partido a partido». Y Caminero, su antiguo compañero en el doblete, plasma la política del Cholo. Por ese cargo en el Real Madrid han pasado un importante número de nombres ilustres como Floro, Sacchi, Pardeza, Valdano o Mourinho. Pero en el club blanco funciona el olfato de Florentino Pérez por encima de todo.

Los aficionados del Betis han celebrado en las redes sociales la contratación de Miguel Torrecilla como si hubiera revivido Rafael van der Vaart. Torrecilla es un desconocido para el público, pero un personaje con peso en la Liga por su tino con los fichajes en el Celta de Vigo en los últimos tiempos. La rescisión del último director deportivo del club verdiblanco, el anónimo Eduardo Maciá, rondará los 250.000 euros.

Uno de los artífices de la salud económica y deportiva del Villarreal puede pasear sin agobios por la calle porque le conocen cuatro gatos. Antonio Cordón lleva más de diez años como ojeador en este club. El Villarreal carece de la figura de director deportivo como tal. El consejero delegado José Manuel Llaneza, 23 años en la entidad, decide las contrataciones según los informes de Cordón.

En Europa tampoco existe unanimidad respecto a la figura del director deportivo. Algunos entrenadores no quieren colaboradores en los despachos y asumen la función (Mourinho, Benítez). El multimillonario Manchester City que entrenará Guardiola cuenta con el español Beguiristáin y pocos misterios: el equipo tira de petrodólares cuando necesita estrellas. El Bayern siempre lució un elenco de exestrellas del club (Rummenigge, Beckenbauer, Hoennes) y un director deportivo para gestionar tanto ego, Mattias Sammer.

José Ángel Sánchez, la mano derecha de Florentino

Nada sucede en el Real Madrid sin que pase antes por el tamiz de José Ángel Sánchez, el ejecutivo que ejerce como mano derecha del presidente, Florentino Pérez. Llegó al club hace 16 años procedente de Sega para desempeñar responsabilidades en su entonces especialidad, el márketing de consumo. Y ha ascendido en el organigrama hasta convertirse en el número dos de la entidad. Fue hombre de confianza de Ramón Calderón y de su adversario Florentino Pérez. Una de sus múltiples tareas es materializar los fichajes.

Caminero, el excompañero del Cholo

Fue un ídolo de la hinchada rojiblanca hace veinte años, en la época del doblete. Sublime como centrocampista readaptado desde la defensa por Antic, pero sin una gran capacidad de liderazgo. Llegó a la dirección deportiva del Atlético en mayo de 2011 en sustitución de García Pitarch, unos meses antes del desembarco de Simeone. Tiene buena reputación por su olfato para los fichajes de desconocidos. Arda Turan, Falcao, Courtois o Carrasco llevan su firma personal. Otea un horizonte judicial por delante por un asunto de blanqueo de dinero.

Robert Álvarez, en un puesto de riesgo

Robert Álvarez siempre fue Roberto como jugador. Durante su periplo en el Valencia, el Barcelona y la selección española en los años 80 destacó como centrocampista poderoso, con gran llegada al área y facilidad para el gol. Se dedicó luego al oficio de entrenador sin alcanzar grandes cotas. Mestalla, Córdoba, Orihuela, Alzira, Figueras y desde 2015, director deportivo del Barcelona. Un salto colosal para un puesto de riesgo. Andoni Zubizarreta, el anterior ejecutivo, fue la víctima de la crisis entre Luis Enrique y Messi hace un año.

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