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Atlético-Barcelona

Messi sirve la Liga al Barça en el Calderón

Una genialidad del delantero argentino tumba la resistencia del Atlético. Los azulgrana suman su 23º campeonato

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Messi hizo su trabajo en el Calderón y el Barcelona aprovechó su primer “match ball” para sentenciar la Liga ante el rival que le amargó hace una temporada y le envió al diván, de donde se ha levantado evolucionado e igual de peligroso que solía.

[Así hemos contado el partido]

El socorrido tópico tertuliano de “fin de ciclo” se quedó en un intermedio. El sorprendente campeón de la temporada pasada da el relevo al campeón de esta, que ha sufrido unos meses tempestuosos, con líos judiciales, castigos de la FIFA y choque de egos en el vestuario (Luis Enrique versus estrellas intocables). Un Barça que ha renunciado al primer mandamiento de Guardiola (amarás la posesión sobre todas las cosas) para explorar otros caminos igual de eficaces, como el fulgurante contragolpe armado por su letal tridente.

Messi olvidó la empanada de hace un año (por el Mundial, decían); Neymar ha culminado su aclimatación al fútbol europeo y Luis Suárez, ausente de la cita del Manzanares por lesión, ha demostrado su rentabilidad. Los azulgrana han ganado su 23º campeonato, el séptimo en las últimas once campañas, y amenazan con atrapar el triplete por segunda vez en su historia.

El público del Calderón aplaudió la faena (devolviendo la ovación que el Atlético recibió tal día como ayer, hace un año, en el Camp Nou) y también la de los suyos, que pelean por ser los campeones de la otra Liga, la de los “mortales”, para asegurarse el billete directo para la próxima Champions y seguir creciendo. El Atlético aspira a convertirse en algo más que un equipo antisistema, presto al fallo de los grandes, pero todavía le queda camino por recorrer. No ha sido sencillo sobrevivir al éxito sin algunos de los grandes protagonistas del curso anterior; el cambio de jugadores motivó también una evolución en la dirección contraria al Barça, salvando las distancias: del contraataque fiado a la galopada de Costa a un mayor control de la pelota. La fórmula no le ha dado para ganar al campeón de Liga y todavía tendrá que remar duro en la última jornada frente al Granada para lograr su objetivo. Muy al estilo rojiblanco.

El arranque tuvo color local, con dos intervenciones milagrosas de Claudio Bravo, primero a un remate de cabeza de Giménez y después sacando un disparo envenenado de Griezmann. En una tarde de transistores, como en los viejos tiempos, el público aplaudió el gol del Celta en Valencia al tiempo que disfrutaba de una delicatessen de Arda en la banda. El turco, por cierto, tuvo a un nutrido grupo de compatriotas en la grada animándolo. El Barça tardó doce minutos en desperezarse, y lo hizo Messi con un zurdazo desde la frontal y un cabezazo tras ganar la espalda a los centrales, pero Oblak estuvo atento.

El Atlético presionó en esta fase del encuentro muy arriba, tratando de evitar las contras que lo fulminaron en el partido copero contra los azulgrana, aunque estuvo atropellado en la salida del balón, agobiado por el rival y provocando algún susto al respetable. Destacó por encima de todos Gabi, que cuajó su mejor partido en un año irregular, pero Griezmann y Torres apenas tuvieron opciones de carrera.

Mediada la segunda parte, Undiano pitó una falta de Godin sobre Alves que, de haber sido (más pareció que el lateral se dejaba caer), habría significado penalti, pero el colegiado la sacó fuera del área. El lance lo resolvió Messi con un tiro que acabó escupiendo el larguero. Antes del descanso, con el Barcelona ya claramente a los mandos, Oblak sacó una mano providencial tras un disparo lejano de Alves.

La segunda mitad despachó un debate trabado, sin apenas fútbol, confiado el resultado a una genialidad o la penalización de un error. Abrió el gas el Barcelona, aunque el tópico dice que los jugadores no saben lo que se cuece fuera del terreno de juego (y en ese momento se cocía la victoria del Madrid en Cornellá-El Prat). Y llegó el gol de Messi a su víctima favorita, un prodigio de habilidad: pared con Pedro, chotis con el balón y disparo junto al poste.

Aunque el Atlético no se rindió y buscó el empate en los últimos minutos, el partido quedó, sobre todo, para los detalles de despedida: gritos de “Juve, Juve”, aplausos a Iniesta y a Xavi Hernández cuando se dieron el relevo, a Fernando Torres… y a todo el Barcelona por el título conseguido cuando bajó el telón.

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