Nunca una imagen vale más que mil palabras, pero el fotograma que ilustra esta información resume sin necesidad de más explicaciones lo que sucede hoy en la Fórmula 1. Hamilton ríe, exultante y expansivo después de ganar su tercer mundial, el segundo consecutivo con Mercedes. Y Rosberg participa retraído en el festín de su antiguo compadre, el cuerpo atrás, el gesto ceñudo y parco. Es el cenizo que lo acompaña al hilo del lema de cabecera de la Fórmula 1: el compañero siempre es el primer rival. (Lee el post completo)
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