Vuelta a España
El campeón de Holanda, antes del Mont Ventoux español
Jakobsen vence al esprint con los favoritos tensos ante el primer gran puerto de la Vuelta
El ciclismo es el deporte más expuesto a las veleidades exteriores. Espectadores que provocan caídas por exceso de fogosidad en la foto, obstáculos del camino que generan tensión (animales sueltos, clavos, cristales...) y, por encima de todo, el tiempo. El día en la Vuelta vino coaccionado por la amenaza de la gota fría que anunciaba inundaciones dignas de Noé. Tanta agua intimidaba a los ciclistas y la mayoría sonreía en la salida y en la meta por el pronóstico meteorológico. El diluvio se había desplazado hacia Alicante en sentido inverso a la carrera. Alivio y a correr. Más de la mitad del plantel pensando en hoy y la otra mitad, en mañana. En El Puig se impuso el campeón de Holanda, Fabio Jakobsen, a la antigua, con fotofinish, tan ajustado fue su triunfo frente al irlandés Sam Bennett. Tres cuartas del pelotón desconecta este miércoles, porque entran en acción los favoritos. Espera un final inédito de aspecto majestuoso, el Observatorio Astrofísico de Javalambre, un puerto que guarda alguna semejanza con el coloso de la Provenza en el Tour, el inigualable Mont Ventoux.
En el centro de Alzira , donde la Vuelta serpentea sin visos de desbordamientos o riadas, luce una foto de Alejandro Valverde a tamaño gigantesco, imponente la visión de un ídolo ciclista con su maillot arcoíris que compite por las carreteras como si estuviera en su casa. Le siguen a todas partes su mujer y sus hijos.
Por allí pasan Valverde y los demás sin alterarse porque el guión se corresponde con la lógica. Se fuga un meritorio español, Jorge Cubero (Burgos ), y un belga, Jelle Wallays (Lotto) para compartir la cuota de esperanza improbable y promoción publicitaria que significa tragar kilómetros por las carreteras españolas.
También pasa el pelotón por el alto de Oronet, territorio de Alberto Contador , donde el campeón español se preparaba para las grandes citas desde su casa en litoral. Allí empieza a llover con fuerza, de nuevos los temores porque hay que bajar el puerto. El día viene de cara para los ciclistas. El agua cesa, el bochorno seca el descenso y el personal se prepara para lo inevitable: el segundo y probable penúltimo esprint de la prueba.
Los velocistas son excepción y sus equipos también. Salta un francés de piernas rocosas, Cavagna , y las escasas escuadras con llegadores se miran. No hay trenes que arrollen al fugado, que sueña con el triunfo. El último impulso del Sunweb acaba con esa ilusión.
En la recta de meta de El Puig no aparece dominante el colombiano Gaviria, que renquea desde la contrarreloj por equipos, sino que se anuncia un duelo de musculados, Jakobsen, que lanza, y Bennett en remontada. Nadie levanta los brazos , señal inequívoca de igualdad. Jakobsen, 22 años y campeón de Holanda, ha cerrado los ojos. Bennett espera a los jueces, que deciden pronto en la fotofinish.
Victoria del ciclista del Deceuninck, el equipo que desprecia las clasificaciones generales y lleva lustros convertido en un hércules gracias a sus victorias parciales, su presencia en las clásicas, en las rondas, en todos los lugares donde hay algo en juego.
Ya se ha retirado Kruijswijk, dolorido el tercero del Tour, y no estará en Javalambre, inédito puerto donde se propaga la práctica y la difusión de la astronomía en un observatorio instalado en su cima y en un parque temático en su base. Es una montaña severa, antiguo camino de tierra asfaltado para la ocasión de 1.957 metros, desnivel medio de 7,5% y rampas del 16 %. Al estilo del Mont Ventoux, no tiene vegetación en su tramo superior y alberga un observatorio en la cumbre.
«Espero fuegos artificiales de los colombianos », dice el aún líder Nicolas Roche. «Es un examen clave. Lo importante es tener buenas sensaciones, estar con los mejores y si tiene que venir el maillot rojo, ya vendrá», resume Nairo Quintana, principal candidato a salir de rojo hoy en Teruel.
