Ayón celebra el título junto a Maciulis, Rivers y Nocioni
Ayón celebra el título junto a Maciulis, Rivers y Nocioni - EFE

Copa del ReyGustavo Ayón, el MVP que dejó escapar el Barcelona

El mexicano, elegido el mejor de la final, fue desechado por el conjunto azulgrana antes de fichar por el Madrid

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Acostumbrado a que los focos alumbren siempre las mismas caras, Laso se empeña en destacar el trabajo gris de todos sus jugadores en cada rueda de prensa. Ayer no fue diferente, pero en esta ocasión lo hizo con la convicción de que habían sido los «invisibles» los que habían hecho realidad la cuarta Copa del Rey en cinco años para el Real Madrid. Jugadores como Carroll, Maciulis, Nocioni o Rivers, habitualmente a la sombra de las grandes estrellas del equipo, emergieron ayer como estandartes de la victoria y, entre todos ellos, sobresalió como un gigante Gustavo Ayón.

El mexicano ha sido el más regular de una Copa colectiva para el conjunto blanco. Sin Rudy, lesionado, y con Llull y Sergio Rodríguez vigilados con celo por los rivales, Ayón ha sabido encontrar una rendija para brillar más que ninguno.

Un papel estelar que comenzó en los cuartos de final ante el Fuenlabrada y que tuvo su epílogo más feliz en el último cuarto contra el Gran Canaria, en el que sumó ocho puntos que terminaron con la resistencia amarilla en la final. «Esta vez me ha tocado a mí, pero este es un triunfo de todos. Eso es lo que nos hace grandes», resumía el MVP tras el partido.

Ayón llegó al Real Madrid tras un periplo complicado en la NBA. Un aterrizaje propiciado por el Barcelona, que renunció a sus derechos cuando contaba con una opción preferencial para ficharlo.

Los inicios de blanco fueron difíciles por culpa de una lesión en el hombro que le lastró durante toda esa campaña. Olvidada la dolencia, el mexicano ha vuelto a brillar como lo hacía en el Fuenlabrada antes de emigrar a Estados Unidos.

En cada momento de dificultad, Ayón mira hacia atrás. A sus orígenes humildes en Nayarit, a donde vuelve cada verano para ayudar a su padre en las tareas del campo. Asegura que quizá, cuando se retire, acabe siendo un agricultor más. Un hombre tranquilo, lejos de los focos.

Mientras tanto, seguirá disfrutando de la canasta junto a sus compañeros. Haciendo más grande a este Real Madrid de leyenda en el que Ayón se ganó ayer un lugar preferencial.

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