El estreno del Real Madrid en Valencia fue relativamente sencillo, sin apenas sobresaltos. Solo tuvo que contener la respiración Laso en una ocasión, cuando mediado el tercer cuarto a Anthony Randolph se le cruzaron los cables.
El esloveno, uno de los mejores en la primera mitad, tuvo una de sus habituales desconexiones. Dos faltas en ataque que no entendió y que desmbocaron en un enfado monumental tras una pérdida de balón.
El pívot la tomó con la pelota, a la que dio una patada para enviarla al techo de la Fonteta. Técnica automática que le llevó al banquillo. No volvió a jugar. Fue la única nota negativa de un estreno brillante de los de Laso .
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