Masters Augusta

El Tigre ruge de nuevo

Once años después de ganar su último grande, Tiger Woods (-6 a un golpe de la cabeza) tiene grandes opciones de vencer

Tiger Woods AFP

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Después del subidón de adrenalina del año pasado, en el que Tiger Woods volvió a ganar un torneo y se clasificó para jugar la Ryder Cup, el antiguo número uno del mundo necesitaba darse un respiro. Y lo que para cualquier golfista hubiera parecido lo normal (no ganar más campeonatos) en su caso empezó a confundirse con una mala racha. Por eso cuando llegó este Masters de Augusta no estaba colocado en el primer puesto de la lista de favoritos.

Sin embargo, para los más aficionados no había motivo de preocupación, ya que el californiano había mostrado un buen momento en las semanas previas y se desenvolvió muy bien en el Mundial «Match-Play», especialmente cuando se midió a Rory McIlroy , el hombre más en forma del momento. Y ha sido pisar las calles del Augusta National y transformarse por completo.

El Tigre risueño y campechano de los últimos tiempos dio paso como por ensalmo a uno más serio y concentrado, ese que cuando se cruza con el resto de los mortales envía una mirada metáltica que atraviesa por superior y por indiferente. Él va metido en lo suyo, no habla con nadie y ni siquiera los factores extradeportivos le sacan de su nube de abstracción. Ayer fue limando golpes en su tarjeta gracias a un juego de tiralíneas y a un putt afinado y de vez en cuando sacaba el puño para expresar su furia contenida.

Pero lo más llamativo fue cuando sufrió un accidente en pleno hoyo 14, cuando un policía resbaló y se le llevó por delante como si de un defensa central se tratara. Afortunadamente, todo quedó en un susto y el golfista ni se miró, como hacen los toreros después de una cogida. No le hacía falta comprobar su estado, pues era consciente de que su momento de gracia iba a durar hasta el final.

Tocado por los dioses

El carisma que mostró ayer Woods se dejaba sentir por el griterío del público en un recinto tan respetuoso como es este vergel de Georgia. Aquí nadie levanta la voz para nada, salvo para rugir cuando el ex número uno mundial saca su magia. Sucedió en los hoyos 4, 6, 9, 11, 14 y 15 y pudo haber sido aún mayor la fiesta de haber rodado su bola un pasito más en el 17 y el 18.

Se le veía confiado y con esa forma de pegar a la bola que antaño le convertía en un jugador infalible. La suspensión de media hora por tormenta eléctrica dejó el campo muy lento en el tramo final y eso motivó que Woods no pudiera rebajar más puntos en su tarjeta. Firmó 68 golpes para (-6) y se colocó a uno del liderato (compartido por Molinari, Day, Koepka, Scott y Oosthuizen) en su ruta hacia el decimoquinto grande. Qué mejor lugar para romper una racha de once años sin ninguno que Augusta.

Rahm, el mejor español (-5)

Por lo que respecta a los españoles, tuvieron una jornada agridulce. El mejor fue Jon Rahm (-5), que volvió a demostrar que la presión le va como anillo al dedo y aguantó la presencia del genio a su lado como si nada. Terminó solo un golpe por detrás de él y tiene plenas opciones para el fin de semana desde la décima plaza que ocupa. Rafa Cabrera (-1) también dominó el campo y estará el fin de semana con ganas de terminar arriba. Lamentablemente, ni Sergio García (+4) ni Chema Olazábal (+13) pasaron el corte y deberán ver el desenlace por televisión.

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