Europeo de futsal

Ucrania-Rusia: la tensión de la frontera llega al parqué

Con ambos países atrayendo la atención de todo el planeta por su conflicto fronterizo, que podría desembocar en una guerra, sus selecciones de fútbol sala medirán fuerzas este viernes en Amsterdam, en las semifinales del Europeo

Rusos y ucranianos celebrando el pase a semifinales UEFA

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El Europeo de fútbol sala que se disputa estos días en los Países Bajos esperaba unas semifinales con Portugal, España, Rusia y Kazajistán, pero una sorpresa ha trastocado los pronósticos y ha deparado un inesperado enfrentamiento en el que la tensión trascenderá de lo deportivo y atraerá la atención de medio mundo.

Ucrania se coló en semifinales tras vencer a los kazajos, uno de los equipos favoritos al título, por 5-3. Deportivamente no era una quimera, pues los ucranianos llegaron incluso a ser subcampeones en las ediciones de 2001 y 2003 y acabaron cuartos en 2005. Pero su pase a semifinales ha provocado una gran expectación, pues deparó el primer cruce con Rusia en la élite masculina desde que el conflicto fronterizo entre ambos países estalló en febrero de 2014. Y llega cuando la tensión ha llevado a un escenario nada menos que prebélico.

La anexión de Crimea, los enfrentamientos armados en el Donbás, el acercamiento de Ucrania a la OTAN y la respuesta de Rusia colocando un ejército en la frontera con su vecino han ido complicando la situación, considerada la más peligrosa que atraviesa el mundo desde el fin de la Guerra Fría , y que amenaza con explotar en cualquier momento involucrando incluso de alguna manera a grandes potencias como los Estados Unidos o China.

Sorteos dirigidos para evitarlo

La situación, que se alarga desde hace casi una década, es tan delicada que ya desde el primer momento la UEFA, organismo rector del fútbol europeo, introdujo condicionantes en los sorteos de sus competiciones para evitar, al menos en las primeras rondas, que clubes y selecciones de ambos países se vieran las caras . Una medida que saltó por los aires con la victoria sorpresa de Ucrania sobre Kazajistán y su pase a las semifinales del Europeo.

Para Ucrania, estar a un partido de la final ya es un logro histórico, pero alguno de sus jugadores ya ha transmitido la importancia de la próxima eliminatoria. «Para mí es una gran emoción y un sueño. Hemos trabajado muy duro para esto. Encontraremos más energía para el próximo partido. Hay cosas que puede que solo sucedan una vez en tu vida, por lo que debes darlo todo», avisó el ucraniano Korsun. En principio hablando en clave deportiva, pero quizás con un doble mensaje en sus palabras.

Lo cierto es que tras conseguir el pase a las semifinales desde ninguno de los dos equipos se ha querido calentar una semifinal ya de por sí morbosa. Desde la selección rusa ni el técnico Skorovich ni su estrella Chishkala se refirieron siquiera a su próximo rival en sus declaraciones tras lograr la clasificación.

Fuentes de la UEFA consultadas por ABC acerca de la posibilidad de que ocurra algún tipo de incidente durante el partido explicaron que esperan que ambos equipos se rijan por el 'fair play' «tanto dentro de la pista como fuera». «Las autoridades locales, con el apoyo de la UEFA, están haciendo los mayores esfuerzos para asegurar que el evento tenga lugar de forma segura y trabajan en implementar un plan de seguridad específico al respecto».

El choque de este viernes no es el primera que enfrenta a selecciones de ambos países en un torneo oficial desde que comenzó su conflicto geopolítico. Precisamente en el último Europeo femenino de fútbol sala, disputado en 2019 en Gondomar, Portugal, Ucrania y Rusia se vieron en el partido por el tercer puesto, que acabó con victoria rusa en los penaltis y no tuvo incidentes relevantes. Un choque que podría repetirse en marzo en la edición de este año, que compartirán con España y Portugal. De nuevo los dos equipos han sido colocados en semifinales diferentes, pero en caso de ganar o perder ambos se encontrarán en la final o en el partido de consolación.

Rivalidades más allá del terreno de juego

El escenario recuerda al enfrentamiento que vivieron en los cuartos de final del Mundial de 1986 Inglaterra y Argentina , en el mexicano Estadio Azteca, y que se resolvió con dos icónicos goles de Diego Armando Maradona. Entonces, los rescoldos de la reciente guerra de las Malvinas entre ambos países llevaron al extremo una rivalidad deportiva que había empezado a desarrollarse ya en la Copa del Mundo del 66. En abril de 1982 la ocupación de puerto Stanley por parte de tropas argentinas propició la respuesta armada del gobierno británico, que en unas semanas desalojó al contingente sudamericano. La contienda provocó la ruptura de las relaciones diplomáticas entre ambos hasta 1990 y la tensión tuvo su eco en los terrenos de juego durante años.

Más reciente es el episodio vivido durante un Serbia-Suiza de la fase de grupos del Mundial de Rusia 2018 , en el que salieron a la luz heridas todavía recientes de la Guerra de los Balcanes. Granit Xhaka y Xherdan Shaqiri, internacionales suizos pero de origen albanokosovar, celebraron sus goles haciendo el gesto del doble águila albanesa. Las familias de ambos se habían exiliado a Suiza por el conflicto y aprovechando sus goles en el partido, en el que se impuso su selección por 1-2, pasaron su particular factura con este reivindicativo gesto.

Ya antes del encuentro se temían incidentes, pues la federación serbia había solicitado incluso la prohibición de acceder al estadio con banderas o símbolos de Kosovo o la Gran Albania, medida a la que la FIFA finalmente no accedió.

Después del choque la federación kosovar quiso hacer sangre en las redes sociales con la derrota serbia: «Solo jugaron contra tres de los nuestros (Xhaka, Shaqiri y Behrami), imaginad si jugaran contra 11... Por esto nunca quieren enfrentarse a nosotros. Orgullosos de ser albaneses».

En el Ziggo Dome de Amsterdam no se espera nada parecido este viernes durante el Ucrania-Rusia, previsto para las 17.00, hora española, pero tampoco es descartable. A favor de un encuentro que discurra por los cauces de la deportividad jugará el hecho de que el aforo esté limitado a un tercio de la capacidad total por las medidas anti-Covid, de modo que apenas habrá unos 1.500 espectadores en las gradas. La única duda reside en el número de seguidores de ambos países que hayan decidido desplazarse hasta los Países Bajos.

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