El corazón del caballero de Brefeillac fue enterrado junto al de su esposa Louise de Quengo, algo que según los investigadores era común en la época
El corazón del caballero de Brefeillac fue enterrado junto al de su esposa Louise de Quengo, algo que según los investigadores era común en la época - ROZENN COLLETER./INRAP
CIENCIA

Secretos de corazones centenarios

Un equipo multidisciplinar francés aplica técnicas como la resonancia magnética para analizar las patologías de cinco corazones de hace más de 400 años

Madrid Actualizado: Guardar
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Las modernas técnicas de imagen utilizadas en la actualidad en radiología han permitido a un equipo de investigadores franceses conocer la salud de corazones enterrados hace más de 400 años, para lo que han recurrido a técnicas como la resonancia magnética (IRM), la tomografía computarizada (TC) o la rehidratación de los tejidos. La historia y los resultados de este estudio acaban de presentarse en la reunión anual de la Sociedad Radiológica de Norteamérica, que se celebra estos días en Chicago (EE UU).

El año pasado, miembros del Instituto Nacional de Investigaciones Arqueológicas Preventivas francés (inrap, en su siglas galas) excavaron el sótano del convento de los Jacobinos en Rennes, al noroeste de Francia, para desenterrar varias tumbas datadas entre finales de siglo XVI y principios del XVII.

Entre los objetos hallados en las criptas de las familias nobles encontraron cinco urnas de plomo con forma acorazonada. La sorpresa fue grande cuando dentro de cada una observaron que se conservaba un auténtico corazón humano. Fue entonces cuando un equipo multidisciplinar de radiólogos, médicos forenses, arqueólogos, patólogos y físicos se pusieron de acuerdo para analizarlos.

Resonancia magnética

Para ello han utilizado la imagen por resonancia magnética (IRM) y la tomografía computarizada (TC) para obtener los «retratos» clínicos de los corazones. Aunque los resultados gráficos fueron impresionantes, los científicos apenas pudieron obtener información sobre el estado de salud de los corazones.

«El material de embalsamamiento lo hacía muy difícil», ha explicado la autora del estudio, Fatima-Zohra Mokrane, radióloga del Hospital Universitario de Toulouse «así que tuvimos que tomar las precauciones necesarias para llevar a cabo la investigación cuidadosamente y conseguir toda la información posible».

Con este propósito los investigadores limpiaron con cuidado los corazones y retiraron las sustancias que sirvieron para embalsamarlos, aplicando de nuevo la resonancia magnética y la tomografía computarizada. De esta forma, en la nueva serie de imágenes se lograron identificar las diferentes estructuras del corazón, como las cámaras, las válvulas y arterias coronarias.

Una vez que el tejido fue rehidratado, fueron capaces de detectar mejor los músculos del miocardio mediante la MRI. Técnicas clásicas, como la disección, el estudio externo y la histología, también se emplearon para completar el examen de los tejidos cardiovasculares.

Corazones sanos

Los resultados revelaron que uno de los corazones estaba sano, pero los otros tres mostraron signos de enfermedad, como la presencia de placa en las arterias coronarias. El quinto corazón se había conservado mal y, por tanto, no pudo ser estudiado.

La doctora Mokrane ha destacado que «dado que cuatro de los cinco corazones estaban muy bien conservados, hemos sido capaces de ver signos de afecciones cardíacas actuales, como la placa y la aterosclerosis».

El singular caso del cabellero Brefeillac

Durante la excavación, los arqueólogos y el equipo de investigación también han descubierto cosas muy curiosas. Por ejemplo, el corazón de Toussaint Perrien, caballero de Brefeillac, que había sido retirado después de su muerte y enterrado junto al cadáver de su esposa, Louise de Quengo, Señora de Brefeillac, cuyo cuerpo preservado también se encontró en el mismo sitio arqueológico.

«El corazón de Toussaint era patológico y presentaba una miocardiopatía dilatada (debilidad del miocardio y dilatación de las cavidades que reducen el bombeo de sangre)», ha confirmado a Sinc Mokrane.

En la urna de plomo que guarda este órgano del noble francés todavía se puede leer: «Este es el corazón de Toussaint de Perrien, caballero de Brefeillac, cuyo cuerpo reposa en el Salvador cerca de Carhay en el convento de los Carmelitas Descalzos que ha fundado, y que murió en Rennes el 30 de agosto de 1649».

Mokrane ha aclarado que «durante aquella época era común ser enterrado con el corazón del esposo o esposa» y ha concluido que «esto es lo que ocurrió con uno de los corazones que hemos analizado; un aspecto realmente romántico en los entierros».

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